Creer que algo sucederá. El deseo de que algo suceda. Cuando todo está oscuro y no se ve salida alguna el cristiano debe tener esperanza en las promesas de Dios. Cuando se está pasando por un momento difícil parece imposible mantener la esperanza. Se necesita prontamente a algo o a alguien a que aferrarse para seguir caminando.
En el momento que reconocí que padecía depresión, entendí el por qué de la constante decepción y culpa, también del enojo y la tristeza. No quería hacer las cosas que antes amaba y mis relaciones interpersonales se vieron muy afectadas. No quería salir de casa, no quería congregarme, sentía miedo de que todo lo que me pasó me ocurriera otra vez.
El que el abandono, la culpa por mis pecados, la decepción, soledad y desdicha se apoderaran de mi ser, de todo eso tuve miedo. Olvidé por completo quién era mi Luz y esperanza, ese alguien en quien podía aferrarme. Temo que así te encuentres tú en este momento.
Quiero que sepas que hay esperanza. Mi esperanza y tu esperanza está en Cristo Jesús.
Al hallarnos en diversas pruebas nuestra paciencia es probada, y el ejercicio de nuestra paciencia nos lleva a tener esperanza. Esperar en Dios te lleva a creer en Dios, a aferrarte a Dios. Esa esperanza, de saber que no importa lo que pasó, esté pasando o pasará en nuestra vida estamos seguros en Cristo Jesús.
Sé que es difícil, pero no es imposible. Espera en Dios. Yo también tuve que oír muchos silencios de parte de Dios como respuesta a mis oraciones, noches de incertidumbre, nostalgia y llanto me acompañaron, pero el Señor estuvo conmigo en ese valle de sombra de muerte.
Eres amado. Somos amados por Dios profunda y eternamente. Dios guarda a sus hijos.
Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza. Y la esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:3-5
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Jesús es la luz
EspiritualJesús les habló otra vez, diciendo: «Yo soy la Luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la Luz de la vida». Juan 8:12 Descubre la historia de Ana, una chica cristiana que no entiende hasta que se ve en la completa oscur...