|Terminada| Cuando el tiempo espere por nosotros. (Dazai y Tu)

7

Salí de la agencia como pude, para seguirlos. Fue algo fácil saber por dónde corrían, debido a que hay una persona de vestimentas cafés la cual dejaba rastros de envolturas de dulces.

-¡Por aquí, __!- Gritó Yosano. Su cabellera se mueve junto con el aire y deja un olor a flores y tierra. Oh, espera, no es Yosano. Es alguna especie de... ¿Granjero? ¿Campesino? Qué gente más rara. ¿En qué me metí?

Llegamos pronto a un lugar que se asemeja a una bodega, tan negra como la oscuridad que abunda después de la puerta que se ve entreabierta. Estuve a punto de entrar, pero antes de que tan siquiera pudiera dar un paso, Fukuzawa me detuvo con un brazo, y me impidió llegar a la puerta de lo que pareciera ser un abismo sin final.

-No creo que debas, nosotros tenemos asegurada la salida de Osamu de ese lugar.- dijo
Fukuzawa casi susurrando.

-Acabas de salir del hospital- Dijo Yosano.

-Acabas de darme de alta- dije.

-Chicas dejen de..- Dijo el peliblanco antes de que el que viste ropas cafés le callara.

-Escucha, no perderemos más tiempo hablando contigo.- Dijo. Huele como a... ¿canela?

-Pero quiero ayudar.- no dejaré que me dejen afuera. No conozco a nadie en la ciudad, me servirían de alguna ayuda. Tal vez. Bueno quizá no, pero siento deseos de ayudar. Dazai parece buena persona.

-Mientras discuten sobre si dejar ayudar a la niña o no, podrían estar torturando a Dazai.- El granjero espetó con una tranquilidad que me asombra.

-Tienes razón.- Dijo Fukuzawa con voz firme y algo ronca -Niña, entrarás con nosotros.- Hago una pequeña sonrisa de suficiencia y emoción, y el envolturas de dulce entorna los ojos- Pero no te volveremos a atender en caso de que te mueras.

-Qué reconfortante.-dije.

Entramos todos juntos, rápida y sigilosamente, pero al llegar no hubo mucha sorpresa. Seguía siendo el mismo abismo que aparentaba desde afuera. Se encendieron las luces y di un pequeño salto del susto. Yosano prendió la luz y soltó una risita al saber que salté.

-No hay nadie.- Fukuzawa hizo una mueca rara que hizo revelar arrugas que no había notado, se vé mas viejo que de costumbre. Bueno, no hay costumbre, pero habrá, de eso estoy segura. Me concentro un momento e intento tener una visión, pero por más que me esfuerze, las visiones son involuntarias. Vienen y van en momentos inoportunos.

-Hay mucho eco.- Dije.

-Quizá porque no hay absolutamente nada?- Burló el de las envolturas. Debería preguntar su nombre.

Todos guardamos silencio al escuchar el sonido de una camioneta arrancar creca de aquí. Acto seguido, todos salimos de la bodega y ubicamos la camioneta saliendo de la bodega de al lado.

Sin pensarlo un segundo, paré el tiempo, y corrí hacia la camioneta. También color negro. No sé que tienen estas personas con este color. No sé nada. ¿Por qué hago esto? Supongo que para devolverle el favor a Dazai de salvarme la vida. Tal vez le saque una sonrisa, su sonrisa tiene algo... especial.

Llego hasta donde se encuentra el vehículo y abro la puerta de atrás, y dazai está sentado, muy tanquilamente comiendo una bolsa de cheetos, sonriéndome .

-¿No te secuestró la Mafia?

-¿No te habías muerto?- Dijo sin dejar de sonreír, para luego reírse.

La temperatura de mis mejillas aumenta 2 grados y ya siento que arde. Creo que subió tres tonos de color, pero me rehúso a pensar que fue un sonrojo. Quizá fue por correr desde muy lejos. O quizá por...

Dazai interrumpe mis pensamientos bajandose del vehículo.

-Ven, vamos.- dice sin dejar de avanzar.

-¿A dónde?

-¿A dónde quieres ir?