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-No puedo levantarme.

Dazai se asomó por el borde de la pared, viéndome mientras sonreía.-Tendré que ayudar a bañarte.

Sólo me sonrojé y bajé un poco la mirada. Se acercó a mí para cargarme al piso de arriba, tenía una expresión divertida en la cara, mientras yo una de nerviosismo. Me dejó sentada en la bañera, y yo sólo hice una seña con la cabeza indicando que saliera, pero no lo hacía.

-Sal de aquí, voy a bañarme.

-No puedes hacerlo sola.

-Me las arreglaré.

-Bien, si necesitas ayuda estaré abajo preparando algo de comer para la paciente.- Hizo una reverencia sarcástica y salió, pero sé que se quedará fuera de la puerta, esperando a que haga algo que no haré. Yo puedo.

maldita sea, no puedo.

Es extremadamente difícil con un brazo roto, cortes en el brazo y en la pierna, aparte con el torso adolorido. Y todavía después de la ropa, tengo que quitarme las vendas. Todo es su culpa, y de su estúpida bipolaridad. ¿En realidad lo será?

-Dazai...

Abrió la puerta.

-¿Si, cariño?

-Necesito de tu ayuda.

-Ya lo sabía.- Me guiñó un ojo, y sonriendo, quitó mi vestido con mucha cautela. Al quedar sólo con las vendas y mi ropa interior, se quedó mirándome como tonto como por 2 minutos, en los que yo simplemente me encogía, mientras guardaba silencio.

-Ya sólo las vendas.- dije.

-S-si, claro.

Mientras las desenrollaba de mi brazo y de mi pierna, esta vez fui yo la que me le quedé viendo. Su cabello huele a humo de cigarro todavía. Sus ojos no parecieran emanar el mismo sentimiento de cuando nos vimos en el puente, esta vez se ve más... lleno. ¿Debería decirle algún cumplido? No, no es el momento. O quizá...

-Hueles a tabaco.- dije.

-Por tu culpa.-No volteó a verme, se veía culposo, sólo siguió desenvolviendo, con una profesionalidad que me asombró, aunque viniéndo del hombre vendas, era de esperarse.

-Quieres.. ¿Meterte conmigo?

Es la primera vez que veo a Dazai sonrojado, se ve tierno.- No creo que deba...

Vaya, eso es impropio de él, algo le sucedió, ¿tendrá fiebre?

-En ropa interior, claro.-dije, insistiendo.

Terminó de desenvolver las vendas, las acomodó, y se acercó a la puerta, pero se detuvo antes de salir, tocando la perilla de la puerta. Y sin voltear, dijo -No quiero que veas lo que hay debajo de mis vendas. - Haciendo énfasis en "mis", y salió.

Retiro mi ropa interior con esfuerzo, abro la llave y el agua sale tibia.

Ahora que lo pienso, jamás cuestioné el uso de sus vendas. ¿Por qué las usará? ¿Habrá conseguido muchas heridas de misiones? ¿Intentos de su tan anhelado suicidio? ¿Cuál es la razón de sus pensamientos suicidas? No lo conozco, y me entristece un poco.

Una vez el agua llega la altura suficiente como para tocar una de mis tantas heridas, me arde.

Pero me arde más el hecho de que Dazai está tan cargado de pensamientos y emociones, que no puedo entenderlo.

Sólo dejo que el agua tibia abrace mi débil cuerpo, ahogándome en mis pensamientos, ahora gobernados por unos ojos castaños.

|Terminada| Cuando el tiempo espere por nosotros. (Dazai y Tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora