Al entrar a la universidad, yo era muy cerrada y bastante mamona con las personas de mi edad, pero era raro pues podía entablar una gran conversación con gente más grande, me gano la confianza de ellos y ellos la mía.
Claro que uno que otro compañero se acercaba a mí, algunas veces lo hacían para conseguir tareas, que obviamente nunca les pase y otras veces era en buen plan, para conocerme y así, no me negaba a hablar con ellos solo que no conseguía que la platica fluyera como con un adulto.
En el primer semestre ayude a todos mis maestros con lo que me pedían, exámenes, calificaciones, etc.
Fui muy matada para obtener buenas calificaciones, pero mi encanto lo hacia todo, solo saque 9 en español y eso porque la maestra no me quería, pero como era muy barbera, me la gane y no volví a bajar del 10 en todo ese año.
Cuando salí de primer año, obtuve un diploma y los maestros me pidieron que los ayudará en mis ratos libres, a lo cual, obviamente acepte.
Era muy querida por ellos, y obviamente ellos eran queridos por mí.
Durante las vacaciones fui muy "matada" leía mucho sobre todas las materias que pudiera haber en la universidad, para poder entender mejor las clases y a los maestros por supuesto, y así poder ser su consentida de nuevos profesores, aunque me concentraba más en leer sobre mi carrera, lingüística, amaba lo que estaba estudiando y sabia que de ahí podía conseguir un buen trabajo.
Entramos nuevamente a clases.
A todo mi "grupo" los revolvieron y fue muy placentero, así veía caras nuevas y me alejaba de esas personas... Aunque finalmente nunca me habían importado, siempre los evadía, quizás suene a egoísmo y la verdad es que lo era.
Entre al salón de clases muy entusiasmada por conocer las nuevas asignaturas y a los maestros, me senté frente al escritorio como de costumbre, tome mi libro que estaba por terminar "Calculo" me perdí en la lectura y en los ejemplos,las matemáticas podrán ser laboriosas, pero para mi no eran complicadas.
—Buenos días -dijo una voz femenina un poco ronca, sus zapatillas de tacón bajo resonaban por todo el salón, todos contestaron el saludo, pero yo... yo no pude pronunciar una palabra, me perdí en su atuendo, un pantalón de vestir gris bien planchado, un abrigo negro corto y sus zapatillas de tacón bajo, su cabello era tan perfecto como toda ella, risado y suelto hacia atrás, su caminar era único, su maletín nada femenino, en su rostro se podía apreciar unas pocas pecas que hacían que rasaltaran sus ojos cafés oscuro.
—Se acaba de salir tu saliva del salón -bromeo y con eso interrumpió mis pensamientos, puso su maletín en el escritorio.
—Mierda -susurre —Perdón... -Me atreví a contestar —Perdón es que nunca la había visto y con todo respeto, que bien se ve, tiene muy buen porte -y ahí va Yoselin a hacerle la barba a los maestros.
—Ohh... Gracias -dijo un poco ruborizada —Debo decir que tienes muchas agallas para sentarte frente al escritorio el primer día de clases, comúnmente eso no pasa -comentó intentando cambiar de tema.
—Ah si, siempre lo hago, no solo el primer días de clases, todo el tiempo me vera aquí -sonreí mientras señalaba la que ahora sería mi banca, saque mi cuaderno de "todologia" y mi pluma.
—¿Como te llamas? - preguntó con un pintarron en la mano y su borrador en la otra.
—Yoselin -contesté escribiendo la fecha en mi libreta, evitando el contacto visual.
—¿Entonces, tu eres la famosa Yoselin? -hablo con tono de burla.
—Depende del porque soy famosa -reí viendola a los ojos.
—Pues es obvio que por cosas buenas, muy buenas -rió y se dirigió al pizarron.
"Katherine" hasta su nombre era lindo, ¡Mierda es de Calculo! Supongo que no debe de ser tan pesado, no después de haberme leído un libro completo sobre eso, pero igual, tengo que encontrar la manera de ganármela, oh si, ganármela -mis pensamientos no eran del nada correctos en este momento, ¡Es una mujer, maldita sea! últimamente había agarrado una pequeña obsesión con las mujeres, quizás soy lesbiana...
¡Mierda! Ya tenia tarea ¿en que momento me disperse tanto de la clase? Comencé a revisar todos los escrito en el pizarron, ya había un tema y algunas ejercicios, fue ahí donde me di cuenta que tenia dos horas de clase con ella, me apresure a copiar lo del pizarron, pero fui interrumpida.
—El profesor David me comentó que eras buena para las matemáticas ¿qué tan cierto es eso? -preguntó con su melodiosa voz, con la lista de asistencia en sus manos.
—Pues lo intento, no soy un "cerebrito", pero las entiendo bien, y me gusta reforzar los temas leyendo -dije tratando de copiar lo del pizarron.
—Pues eso es muy bueno, ya veremos que tanto progresas -sonrió con algo de malicia.
En lugar de concentrarme en el tema del pizarron decidí verla ¡Genial, no usaba maquillaje! Lo cual hacia que fuera mas bonita, escribía con ambas manos y en mayúsculas, al parecer le gustaba hacer un poco divertidas las clases, logrando que sean amenas, no se veía tan grande, yo le calculaba máximo unos 27/ 28, pero no me atreví a preguntar.
Escuche el timbre y vi que estaba recogiendo sus cosas.
—¿Ha terminado la clase? -era mas que obvio.
—Sip -se colgó su maletín.
—Fue muy rápido¿no? -sonreí.
—Jaja creo que tus compañeros no opinan lo mismo -volteo a ver el salón —bueno, hasta luego -se despidió agitando su mano.
—Hasta luego -empece a recojer mis cosas.
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Prohibido enamorarse
RomanceEsta muy claro que todos en algún momento de nuestra vida, nos hemos enamorado. A algunos nos ha pasado que nos enamoramos de algún profesor/ra, y quisieramos tener algo que ver con ellos, pero ¿cuantos realmente llegamos formalizar algo?. Esta es m...