Capítulo 22

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Llegue a clases, todo iba tranquilo, las clases como siempre, pero sabía que algo tenía que fallar, salí de la escuela para ir a la papelería porque se me había olvidado comprar un material que habían pedido.

—Hola bonita -escuche detrás de mi la voz de Daniel

—Hola -sonreí hacia él, note que estaba un poco tomado

—¿Puedes hablar? -las palabras se escuchaban arrastradas.

—Amm ahora no creo, tengo clase y por lo que veo, has tomado -lo mire raro —¿Quieres que le hable a Adrián para que te lleve a casa? -pregunté sacando mi celular.

—NO -grito y de forma brusca aventó mi mano con el celular, lo sostuve firmemente y por eso no se cayó.

—Daniel, calmate -lo mire preocupada, jamás lo había visto así.

—¡Que no Yoselin! Yo te quiero, maldita sea ¿tan complicado es entenderlo? -su tono de voz era alto, las personas que estaban ahí nos miraban raro.

—Daniel, estas tomado, solo ve a casa, descansa y después hablamos -trataba de controlar las cosas.

—Nada de eso -se tambaleo e iba a caerse, pero lo alcancé a sostener, me lastime el brazo por la fuerza que puse, lo lleve hacia una banca que estaba cerca.

—Llamaré a Adrián -desbloquee el celular que tenía en la mano y él empezó a llorar.

—Dime por favor ¿quién es tu ex al que todavía amas? -me puse nerviosa porque su tono aún era alto y no quería que alguien escuchará eso.

—No puedo hacerlo -dije y él se levantó y empezó a causarme problemas.

—¿Tú eres su ex de esta? -se acercó a un chico que ni yo conocía, me levante detrás de él y lo jale para que se sentará —O ¿tú eres el ex? -le preguntó a otro chico.

—¡Daniel, basta! -le grite y nuevamente todos nos miraron.

—Yoselin, jugaste conmigo, maldita -habló y me quedé callada, no planeaba discutir con un borracho afuera de mi escuela.

—Daniel, para -lo seguía tomando del brazo para evitar que se cayera.

—Oh, espera ¿no era un chico? -me miro y empezó a reír como loco —¡Eres lesbiana! -gritó.

—Daniel... Ya... -me estaba desesperando.

—Yo me encargaré de quitarte lo lesbiana -me jalo de la cintura y empezó a besarme, lo trate de empujar, pero era más fuerte.
Él empezó a meter su mano en mi blusa, el miedo se apoderó de mí y empecé a pensar alguna forma para salir de esto.
Le di un golpe en el abdomen, lo avente y pude safarme, sentía mucho coraje y ahora el odio me dominaba, lo golpee tanto como pude, no podía parar.

—Yoselin ¡Basta! -reaccione, los brazos de mi amigo me jalaban, mientras que Daniel estaba en el suelo... Por lo visto, inconsciente, ya no puse más resistencia y Adrián me separó de Daniel.

Lo siguiente que recuerdo fue que estaba sentada en la enfermería de la escuela y a mi lado estaba Natalia.

—¿Qué fue lo que pasó con ese chico? -Natalia me veía mientras la enfermera revisaba que no tuviera algún mal golpe.

—Él... Estaba borracho... Es mi ex... Quiso abusar de mí... -lo último me volvió a causar coraje —No entiendo como es que no lo mate -rodee los ojos.

—No sabemos exactamente si fue así, pero estoy segura que si así fuera, tú estarías en graves problemas -dijo la enfermera.

—¿En problemas? ¿Por defenderme de un abusador? ¡Maldita sea! ¡¿En que mundo vivimos?! -dije enojada

—Ey, no le digas ya nada -Natalia le dijo a la enfermera.

—Yos, todo estará bien ¿si? En todo caso, hay que ir a levantar una demanda -me acarició el cabello.

—Si... Supongo -no podía describir lo que sentía, era miedo, coraje, vergüenza...

—¿ya te sientes mejor? -me miro

—Si, solo quiero irme -dije

—¿A donde? -preguntó

—A mis clases... O a mi casa, solo ya no quiero estar en la enfermería -hable

—Bien, vamos con Adrián a ver que dice -me puse de pie y note que mi brazo estaba vendado

—¿Cuando podré quitarme esto? -señale el vendaje y miré a la enfermera.

—Mañana o pasado, solo tuve que sobarte y apretar. -descansa

—Ok, gracias -la miré.

Llegamos con Adrián, estaba en la dirección.

—Yoselin ¿cómo estas? -me abrazó Adrián

—Estoy bien, de verdad, solo es el susto -dije y miré a Katherine que estaba dentro de la oficina, ella me miro preocupada, pero había mucha impotencia en sus ojos.

—¿Voy a clases o a mi casa? -voltee mi mirada hacia Adrián.

—Vamos a casa ¿si? Ya hable con la directora -dijo

Salimos de la dirección y caminamos hacia el estacionamiento para ir al carro de Adrián, me sentía mal y no sabía porque, quizás por haber golpeado a un borracho, quizás porque me daba asco pensar en lo que ese borracho hubiera hecho, quizás por la pena que pase con todas las personas que estaban cerca de nosotros y presenciaron tal actitud.

Solo estaba pensando en todo esto, durante el camino.

—Adrián... -hable sin mirarlo a los olos, él bajo un poco el volumen de la radio.

—Dime Yos -habló

—¿Hice mal? Me refiero a que si hice mal en enamorarme de una mujer, si hice mal en golpear a Daniel, si hice mal por no querer lastimarlo... -lo miré y él suspiro

—Yoselin... -Se hizo hacia la orilla un poco y paro —No, en absoluto hiciste mal en ninguna de esas situaciones, la gente no está lista para ver a personas enamoradas de personas, así de simple... Y en cuanto a Daniel, se merecía esos golpes, yo estuve muy ocupado tratando de detenerte para golpearlo, aparte de que obviamente él ya estaba inconciente... -me tomó de las manos, yo estaba temblando, quería llorar.

—¿Por qué me pasa esto? ¿Tan mierda he sido para que la vida me ponga en estas situaciones? -sentí mis ojos cristalizarse

—Yoselin, no digas eso, tú no has sido mierda con nadie, al contrario, siempre has sido muy noble a menos con quien se lo merece y no voy a permitir que pienses eso de ti misma, sé que las situaciones por las que has pasado no han sido las más agradables y te juro que si hubiera alguna forma de quitarlas de tú vida, lo haría porque odio verte mal -también ví que se le cristalizaron los ojos y su voz se empezaba a entre cortar. —Yoselin, te quiero demasiado y quiero que estés bien, quiero que dejes esa idea de que la mala eres tú porque no es así, no es malo enamorarse, no es malo defenderse, no es malo terminar las cosas antes de que dañes a las personas, eres buena y te admiro demasiado, admiro lo que eres y en lo que te has convertido, eres una chingoneria de mujer -me abrazó y unas lágrimas brotaron tanto de mí como de él.

Prohibido enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora