CAPITULO 2

3.3K 134 8
                                    

(NARRA MIRIAM)

Ayer estuve todo el día encerrada en el estudio con Alfred, componiendo. Llevaba mucho tiempo sin disfrutar así de la música. Hacía mucho que no tenía un día libre para sentarme a componer y encima hacerlo con Alfred era una combinación perfecta, siempre me había encantado la conexión musical que teníamos.

Ahora estaba en mi casa, con Roi, esperando a que vinieran Alfred y Amaia. El catalán y yo íbamos a enseñarles la canción a ver que les parecía y después Alfred y Roi nos habían prometido hacernos la comida, a ver que salía de eso. Por si acaso tenía apuntado el teléfono del restaurante de sushi de abajo de mi casa.

-Voy a la cocina a por una cerveza, ¿quieres una?- con Roi no tenía que preocuparme de ser una buena anfitriona, probablemente él conocía mi casa mejor que yo.
-Sí, voy a llamar mientras a Amaia, a ver por donde van.-en ese momento me llegó un whatsapp de Amaia diciéndome que ya estaban llegando.
-Te noto ansiosa amiga, debe de ser bueno lo que escribisteis ayer.
-Cualquier cosa que salga del interior de Alfred es increíble, ya lo sabes.
-Bueno bueno, tú tampoco te quites méritos, que ya te estoy viendo venir.

En ese momento llamaron a la puerta y la imagen que tenía delante de mí era graciosísima a la par que adorable. Amaia estaba con los brazos cruzados y la cara que pone cuando tiene ganas de matar a alguien y Alfred no paraba de intentar darle besitos en la cara mientras intentaba esquivar los golpes de su novia.
-Alfredo, ¿Qué le has hecho a la peque?- dije levantándole la ceja pero sonriendo, para que supiese que no estaba en serio.
-Me ha dicho que no sabe cómo me dieron el carnet de conducir ¡a mí! Que conduzco súper bien- Amaia estaba indignadísima y a los demás nos estaba costando contener la risa, porque la verdad, todos nos hacíamos la misma pregunta que Alfred.
-Titi ya te he pedido perdón, ha sido un impulso del momento, entiéndeme… hemos estado a punto de chocarnos cuatro veces- no pude más y me empecé a reír.
-¿Me explicas lo que ha pasado para que hayáis estado a punto de tener cuatro accidentes en un trayecto de 15 minutos?- dije rodeando a Amaia con un brazo.
-Jo Miriam, te juro que no ha sido mi culpa, bueno si, pero buah no sé, es que… ¿Por qué no pueden hacer las señales de Stop más grandes?- Roi y yo empezamos a reírnos a carcajadas, mientras Alfred se estaba poniendo hasta colorado de contener la risa.
-Ay peque, vas a tener que plantearte contratar un chófer o algo
-Es verdad, tienes toda la razón.
-Y Alfred también Amaia, sabes que no quería ofenderte, pero entiende que el pobre al cuarto amago de accidente ya se haya asustado.
-Buah llevas razón Miriam, eres increíble, siempre dices cosas inteligentes- me reí y le di un beso en la frente, me parecía increíble que, después de todo, Amaia siguiese siendo la misma niña inocente de la academia.

Deje a Roi con la parejita, que ya se habían reconciliado, y me fui a por la guitarra. Necesitaba enseñarles ya la canción, era algo que habíamos escrito desde un sentimiento muy profundo, cada uno pensando en una persona y era una de las cosas más reales que había compuesto nunca.
Llegué con la guitarra y en seguida Alfred se puso a mi lado con la libreta en la que teníamos la letra y la melodía.

Ha caído la noche el mundo se fue a dormir
Las calles sueñan en silencio
El viento silba tu nombre al pasar
Antes de irse a descansar

Canté el verso con una sola cosa en mente, bueno, una persona. Ana, era todo en lo que podía pensar.

Cuando duermes le dices adiós
a los que solo quieren verte crecer
Y aún sueñas con princesas
duendes y brujas de esas
que se esconden en tu habitación

Alfred tenía la mirada fija en Amaia, solo la apartó para cantar conmigo el estribillo

Y mientras vooooy persiguiendo tu amor
En cada rincoooon de tu corazón

Le devolví la sonrisa y seguí con mi parte

PROMESAS (IN)CUMPLIDAS   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora