CAPITULO 10

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(NARRA ANA)

Ya había llegado la comida y todos los nervios que traía se me habían quitado. La conversación era fluida y hablábamos de todo un poco, aunque el 70% de la conversación consistía en tontear como adolescentes.

-¿Cómo llevas la obra? ¿Has hablado con Ago?- Miriam me insistió en que llamase a Ago cuando le dije que nos faltaba alguien para uno de los papeles protagonistas, pero yo sabía que el canario tenía varios proyectos más sólidos y no quería comprometerle.

-No, no le he llamado todavía-Miriam me miró levantando la ceja- he estado intentando encontrar a otra persona, ya sabes que no quiero ponerle en ese compromiso...

-¿Y has conseguido encontrar a alguien?- negué con la cabeza y ella resopló sacando el móvil y llamando a alguien.- Ago ¿qué tal?- no me lo podía creer- oye una cosita ¿tú tienes algo que hacer en los próximos meses?- así sin preámbulos- pues vente para Madrid en cuanto puedas que te he encontrado un papel de protagonista en un musical que va a petarlo, te quedas en mi casa lo que dure la obra, mañana te llamo y te lo explico todo bien que ahora estoy ocupada, te quiero amiga.

Miriam colgó el teléfono sonriendo con suficiencia y yo todavía seguía sin dar crédito a lo que acaba de hacer.

-Pues ya estaría, ya tienes protagonista- empezó a reír.

-¿En serio Miriam?- yo seguía alucinando con la facilidad con la que había arreglado.

-A ver chica, es que si no lo hacía así ibas a llevarte un mes para encontrar a alguien y fuiste tú la que dijiste que Ago sería perfecto para el personaje.

-Pero Miriam que le has engañado al pobre y ni siquiera le has dado tiempo a pensarlo.

-¿En qué le he engañado?- preguntó confundida

-En la parte del musical que va a petarlo, eso es algo que no sabemos.

-Bueno dilo por ti, yo estoy segura de que va a tener mucho éxito- me encantaba la confianza que tenía siempre en todo lo que hacía, confiaba más en mí que yo misma.

-Gracias Miri, por confiar en mi trabajo de esa manera- dije agarrándole la mano que tenía sobre la mesa.

-No me las des, es mérito tuyo y deberías de empezar a confiar más en ti, no eres consciente del talento que tienes Ana-acarició mi mano.

-Bueno ¿te falta por cubrir algún papel más? Porque a mi me siguen quedando habitaciones libres si hace falta acoger a alguien- bromeó.

-No, los importantes ya están si Ago acepta-

-Que va a aceptar por la cuenta que le trae, si no me planto allí y me lo traigo por los pelos- reí, porque sabía que no era del todo broma- además, cuando sepa que Los Javis y tú vais a ser los directores y que compartirá escenario contigo, estará encantado.

-Bueno ¿y tú qué? ¿Cómo va la canción con Alfred?

-Ya esta hecha, falta grabarla, pero creo que lo haremos esta semana.

-¿Vas a enseñármela antes?- tenía muchísimas ganas de escucharla.

-Pensaba enseñártela hoy, pero como no vas a subir a mi casa porque "no haces esas cosas en la primera cita"- tenía una sonrisa burlona.

-Escuchar una canción no entra dentro de "esas cosas", así que ahora subimos y me la cantas.

-¿Hay algo más que no entre dentro de "esas cosas"?- preguntó inclinándose sobre la mesa y mordiéndose el labio.

-Ponme a prueba cuando estemos arriba- le susurré en el oído.

Miriam se separó y llamó al camarero para pedir la cuenta, había conseguido provocar en ella lo que quería.

Después de pelearme con Miriam porque quería pagar ella, conseguí invitarle yo y en menos de cinco minutos ya estábamos en su casa.

-¿Vino o un gintonic?-preguntó entrando en la cocina.

-Lo que tú vayas a beber.

Al momento apareció con dos copas y una botella de vino blanco.

-Voy a por la guitarra, ve poniendo las copas de vino.- dijo desapareciendo por el largo pasillo que tenía la casa.

Llegó con la guitarra en la mano y se sentó en el sofá a mi lado. Yo subí las piernas y me giré para tenerla de frente.

-Bueno queda mucho mejor con la voz de Alfred, pero se hará lo que se pueda- dijo bebiendo de la copa antes de colocarse para empezar.

Cuando acabó la canción yo estaba con lágrimas en los ojos y totalmente perdida en la mirada de Miriam. Era una canción preciosa y tener a Miriam cantándome a menos de un metro de distancia y sin dejar de mirarme era como estar en el cielo.

-Guau... es preciosa.

-¿Te ha gustado de verdad?- preguntó un poco nerviosa.

-Me ha encantado Miri, la letra es súper bonita y la melodía es perfecta.

-Pues me alegro, significa mucho para mí que te haya gustado- la gallega estaba tímida, no terminaba de entender este cambio de actitud en ella.

-¿Y eso?-dije cogiéndole la barbilla para que me mirase.

-Porque es para ti, bueno la mitad... osea no la mitad así en plan cortar la canción en dos, lo que digo es que Alfred no te la ha escrito a ti... que no es que no te quiera eeh, pero bueno ya sabes, Almaia y todo ese rollo...-Miriam estaba divagando, me parecía adorable cuando se ponía así, así que me acerqué y le besé, lento y suave.

-Estabas divagando bebé- dije riendo

-Perdón- ya parecía más tranquila- lo que quería decir es que yo la escribí pensando en ti, para ti, esta canción es tuya- le besé otra vez porque no podía contenerme, era precioso lo que me había escrito.

-Me encanta Miri, gracias- dije todavía emocionada.

La gallega dejó la guitarra a un lado y se acercó para volver a besarme. Me senté encima de ella cuando el besó empezó a intensificarse y sus manos fueron en seguida a mis muslos. El ambiente se estaba volviendo cada vez más caliente, las manos de la rubia recorrían mis piernas y las mías buscaban ansiosas la cremallera de su vestido. Miriam empezó a hacer un recorrido de besos y chupetones por mi cuello hasta llegar a mis pechos, donde paró en seco. Yo le miré buscando respuestas, porque no entendía por qué había parado de repente.

-Lo siento- dijo bajándome de encima suya- me acabo de acordar de que no haces estas cosas en la primera cita.

-Miriam por favor dime que estás de broma y que me vas a llevar ahora mismo a demostrarme lo cómoda que es tu cama- encima estaba riéndose, no me podía creer que me iba a dejar así.

-Ya me gustaría, pero respeto lo que me has dicho antes, así que hoy nada de sexo canaria- se levantó para coger la botella de vino, mientras seguía riéndose- pero si quieres puedes probar lo cómoda que es la cama para dormir.

-Te odio

-No lo haces- dijo volviendo al sofá y dándome la copa de vino.

-Es verdad, pero esta me la guardo y te la devolveré algún día- dije resignada.

-Anda ven aquí, nos tomamos esta copa y nos vamos a la cama...A DORMIR- me reí porque ya me había convencido de que esta noche no iba a pasar nada.

Estuvimos un rato acurrucadas haciéndonos caricias hasta que nos terminamos la copa y nos fuimos a dormir.


Cuando ya estábamos metidas en la cama me acurruqué en su pecho.

-Gracias por el día de hoy, ha sido increíble-dije dándole un beso.

-¿Aunque te haya dejado sin sexo?- preguntó riéndose.

-Aunque me hayas dejado sin sexo- le di un último beso y enterré la cara en su cuello para dormir.


PROMESAS (IN)CUMPLIDAS   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora