PROMESAS (IN)CUMPLIDAS

CAPITULO 4

(NARRA ANA)

La noche no había empezado nada bien. Primero Ricky ha decidido tener un ataque de drama a la hora de salir y hemos tardado media hora en conseguir tranquilizarle y convencerle para que no se quedase en casa. Ahora estábamos en el coche, volviendo a casa de Mireya a recoger unos zapatos, porque, al bajarse del coche, se ha tropezado en la puerta de la discoteca y se le ha roto un tacón. El resto estaban ya todos allí, con la fiesta bastante avanzada por lo que se ve en sus historias de instagram. Miriam no ha subido nada, ni sale en ninguna de las fotos que ya han subido, y yo no paro de actualizar la página porque estoy deseando ver como va vestida mi gallega.

Roi acaba de subir un video y lo que veo en él no me gusta nada. El video es de Rafa y Crislo, pero justo detrás se ve a Miriam bailando muy muy pegada con una de las chicas. No puedo saber quien es porque está todo muy oscuro, de hecho, a ella le he reconocido por la melena, mismo motivo por el que descarto a Naima.
Mimi ha debido notar mi cambio de actitud , porque en seguida me quita el móvil para ver qué estoy mirando.

-¿Por qué parece que vas a matar a alguien? Son solo Rafa y Cris haciendo el tonto.
-Mira detrás- le digo indicando con el dedo a la gallega con la chica misteriosa.
-Vaya…- menos mal que no estoy loca y que Mimi también se ha dado cuenta de que están muy pegadas- bueno Ana, tampoco te rayes, están bailando, seguro que la otra es Amaia. Ya sabes que la chica se vuelve loca cuando sale de fiesta. No le des más vueltas, en unos minutos serás tu la que tenga a la gallega así de pegada-dijo guiñándome el ojo. La verdad es que tenía razón, seguro que era Amaia y yo estaba exagerando. De todas formas, sólo están bailando.

Mireya por fin bajó con los zapatos nuevos, unos tacones más altos y más finos que los otros, lo de la malagueña con los tacones es un don, os lo prometo. En el trayecto a la discoteca se me pasó el enfado y no volví a mirar el video.

Un portero nos guio a la zona donde estaban nuestros amigos y nada más entrar tenía a Amaia colgada de mí. Me la quité como pude y empecé a saludar a los chicos, buscando a Miriam con la mirada, de la manera más discreta posible. No pude seguir porque Aarón me agarró del brazo y me llevó a servirme una copa. Si por mi fuese la hubiese rechazado porque me urgía más ver a Miriam, pero Aarón era un buen amigo al que hacía tiempo que no veía y, al fin y al cabo, tenía toda la noche para estar con la gallega.

(NARRA MIRIAM)

Ana estaba tardando mucho en llegar, por lo visto habían tenido que ir a casa de Mireya a por unos tacones porque los que traía se le habían roto. Yo me lo estaba pasando súper bien. Entre las copas de mi casa y la que me había tomado aquí, el alcohol ya estaba empezando a hacerse notar en mi cuerpo.

Estaba bailando con las chicas, estábamos todas en grupo, pero de repente sentí unas manos en mi cintura, de alguien que me estaba agarrando por detrás. Me giré para ver quien era y no me sorprendí nada con lo que me encontré. No os voy a negar que por un momento había deseado que fuese Ana, pero bueno, la canaria todavía no había llegado, y un baile no hace daño a nadie.

Me puse a bailar con Julia, a una distancia prudente, ya que, entre el chequeo que me había hecho antes y esto, no quería mandarle a la chica un mensaje equivocado. La verdad es que estaba disfrutando del baile, poco a poco y sin darme cuenta nuestros cuerpos se fueron acercando. Yo seguía con la cabeza un poco echada para atrás, aunque me estaba dejando llevar por los movimientos de ella. Ella me estaba mirando muy intensamente, de vez en cuando me miraba de arriba a abajo, dejando unos segundos su mirada sobre mis labios. Después de varias canciones me separé de ella con la excusa de ir al baño, porque sabía que si no iba a terminar cruzando una línea que no quería cruzar.
Me giré para dirigirme al servicio y me encontré con la mirada de rechazo de Ana. ¡Mierda! Está claro que la canaria nos había visto y, aunque solo estábamos bailando, está claro que no era un baile que hicieses con una amiga. Pero lo peor era la persona con la que estaba, eso es probablemente lo que más le jodía a Ana

(FLASHBACK) Dentro de la academia…

-Ana no me puedo creer el numerito que me estás montando por una puta coreografía.
-No Miriam, sabes perfectamente que si la coreografía fuese con otra de las chicas no me importaría, pero tiene que ser justo con ella.
-Da igual con quien sea Ana, es una puesta en escena, un espectáculo para una gala, no es real, joder, es trabajo, no puedes ponerte así.
-¿Qué pretendes, que disfrute viendo como otra chica, a la que sé que le gustas, te come con la mirada, mientras te recorre de arriba abajo acariciándote? Y encima tengo que ver como termináis con un puto beso ¡Un beso Miriam! ¡En la boca!
-Ana estás exagerándolo todo, apenas se rozan nuestros labios. Y ya te he dicho que para mí es una actuación, no me provoca absolutamente nada, en serio.
-Pero ella se está aprovechando y eso me está matando. Además, ¿es necesario que ensayéis el roce de labios todo el tiempo?- dijo la morena haciendo comillas, porque para ella eso seguía siendo un beso.
-Mira si quieres le digo a Vicky que no es necesario ensayar más, ya me buscaré alguna excusa. Pero no creas que vas a salirte con la tuya siempre Ana, no puedes montarme estos líos por tonterías así.
-Gracias-dijo dándole un beso- y te prometo que esto no es normal en mi, pero no se que me pasa que en esta situación no puedo controlarlo, los celos me pueden.
-Ellaaaa, que me ha salido celosa- dijo la gallega abrazando a su chica y dejando un beso en su cuello.- bueno voy a hablar con Vicky, ahora te veo celosilla.

(FIN DEL FLASHBACK)

(NARRA ANA)

Cuando vi quien era la que estaba bailando con Miriam una mezcla entre rabia y decepción se apoderó de mi. Quizás estaba exagerando, porque solo habían bailado, pero la historia se repetía.
Que Julia iba detrás de la leona es algo que todos sabemos desde que estábamos en la academia, donde aprovechaba cualquier oportunidad para tirarle la caña, causando algún que otro problema entre la gallega y yo. Por eso, quizás, no pude retener el impulso de seguir a Miriam cuando vi que se dirigía al baño, no sin antes dedicarle a Julia una mirada desafiante acompañada de una sonrisa burlona.
Estaba flipada si creía que le iba a dejar vía libre, si alguien tocaba esta noche a Miriam iba a ser yo y cuanto antes lo tuviese claro la pelirroja, mejor.