CAPITULO 7

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(NARRA ANA)

Me desperté como nueva, ni rastro de resaca y lo primero que hice fue darme una ducha. Iba a prepararles el desayuno a Mimi y a Ricky, pero cuando vi la hora decidí esperar un poco porque todavía eran las 9 de la mañana y ellos si que iban a levantarse  con una resaca descomunal.

Estuve recogiendo el salón y la cocina mientras hacía tiempo y cuando terminé cogí el móvil para entrar en redes sociales y ponerme un poco al día. Vi que Miriam había subido una historia desayunando sola, seguro que estaba en la misma situación que yo, esperando a que se levantasen los resacosos, así que le conteste a la historia.

@anaguerra_ot2017: esperando a que se levante la manada para hacerles el desayuno?

Mi móvil sonó a los dos segundos y lo cogí sin fijarme en quien me llamaba.

-Dígame

-Vaya canaria, que formal nos hemos vuelto de repente, ¿no?- me sorprendí al escuchar la voz de Miriam.

-Miri buenos días, no esperaba que me llamases- dije sonriendo como una tonta

-Mira que si quieres cuelgo eh-

-NO-interrumpí  sonando más ansiosa de lo que pretendía. Escuché la risa de la gallega al otro lado.

-Es que no me apetecía hablar por Instagram, me daba mucha pereza estar tecleando.

-Eso y que querías escuchar mi voz, reconócelo- sabía que estaba sonriendo.

-También, ya sabes que tengo una obsesión con el acento canario.

-Mira lo mismo que me pasa a mí con el acento gallego, bueno, con los gallegos en general.

-Ah ¿en general? Voy a tener que ir a dejarle un par de cositas claras a Roi y a Luis…-rio.

-En realidad es solo con una gallega en particular- parecíamos dos quinceañeras que estaban empezando a salir.- a lo mejor le conoces, es alta, con el pelo un poco de leona y es muy guapa, guapísima.

-Seguiría jugando a esto, pero creo que los chicos ya se están levantando-dijo riendo- oye, ¿te apetece que nos veamos luego?- tuve que contener el grito de alegría que quería dar.

-Claro que me apetece, ¿almuerzo o cena?

-Ahora te escribo, a ver a que hora tienen pensado irse de mi casa los inquilinos estos.-bromeó.

-Venga, pues ahora hablamos preciosa- eso último me salió sin querer, escuché la risilla de Miriam al otro lado.

-Adiós canaria, un beso.

(NARRA MIRIAM)

Colgué y me puse a preparar el desayuno sin que se fuese la sonrisa de mi cara, mientras tarareaba una canción.

Los chicos fueron entrando en la cocina, a cada cual en peor estado.

-Buenos días chicos- dije divertida- veo que habéis dormido muy bien.

-¿Se está riendo de nosotros?- le preguntó Cepeda al resto.

-Si- contestaron Mireya y Roi al unísono, haciendo que yo riese más fuerte.

-Venga anda sentaos, que os he preparado el desayuno.-Cris, que no había hablado todavía, de hecho, creo que ni siquiera tenía los ojos abiertos, se acercó y me dio un beso en la mejilla.

-¿Y tu porque no tienes resaca? Si hasta lo que recuerdo eras una de las que peor iba-iba a contestarle a Cepeda pero Mireya se le adelantó.

-Porque aquí la amiga la segunda mitad de la noche tuvo las manos y la boca ocupada en otras cositas- que bruta es.

-No voy a contestar a eso- dije señalándoles con la cuchara- y tu Mireya, come y calla.

La conversación iba a animándose conforme pasaban los minutos, hasta Cris tenía ya los ojos abiertos.

-Me acaba de escribir Alfred, dice que si os apetece almorzar todos juntos.

¿Pueden dejar mis amigos de quedar a todas horas y de joderme mis planes con Ana, por favor?

-Ya está- miré a Roi porque no sabía a que se refería, mi cabeza se había ido a dar una vuelta por Albacete.

-Le he dicho que si, que nos vemos aquí en dos horas.

-Debierais de empezar a coger la costumbre de preguntarme antes de disponer de mi casa.

-Pero si te encanta que hagamos las cosas aquí, además, culpa tuya por comprarte un piso tan grande, no es nuestra culpa que nuestros pisos sean el doble de chicos que este- bromeó Cepeda.

-Me consuuuumis…Bueno vale, pero no se cocina- todos asintieron- llamamos a algún sitio y pedimos a domicilio. Ahora iros a ducharos y a cambiaros, porque no querréis también ducharos aquí y que os deje ropa, ¿no?- los cuatro se echaron a reir, sabían que estaba de broma y que me encantaba cuidar de ellos.

-En una hora estamos aquí molestando otra vez, gracias por todo amiga- dijo Roi dándome un beso en la cabeza.

Cuando los chicos se fueron le escribí un mensaje a Ana

Leona:
Nuestros amigos no paran de boicotearnos… os espero a los tres aquí en mi casa para almorzar, hemos quedado sobre las dos.
                                                   
                                                            Canaria:
                                                            Nos acaba de llamar Alfred jajaja Pero esta noche no                                
                                                           te escapas gallega ;)


Sonreí mordiéndome el labio, ya estaba deseando que pasase el día y llegase la hora de cenar.

Los chicos fueron llegando. Los últimos fueron Mimi, Ricky y Ana, quién me saludo con un beso en la comisura del labio y una mirada traviesa. Cuando pasamos al salón me fijé en Ana que estaba mirando todo un poco asombrada y ahí fue cuando me acordé de que ella no había estado nunca aquí.

-Chicos id pidiendo la comida mientras yo le enseño la casa a Ana-dije agarrando de la cintura a la morena- y no os paséis pidiendo-miré a Cepeda y a Roi.

Cuando llegamos al pasillo, fuera ya de la vista de nuestros amigos, pegué a Ana en la pared y le di un beso.

-Esto es un buen saludo canaria, no el tuyo de antes-le guiñé el ojo y me separé de ella sonriendo.-ahora vamos, que te enseño esto.

Ana entrelazó nuestras manos, mientras yo le iba enseñando las habitaciones de la casa y ella lo miraba todo como una niña pequeña. Llegamos a las dos últimas habitaciones y le guie a la de la izquierda, que era la principal.

-Joder Miriam, vaya pedazo de habitación. La cama en enorme.

-Y súper cómoda- dije acercándome a ella y robándole un beso.- pero eso no te lo voy a demostrar ahora, así que vamos, que ya se ha acabado el tour.

-Falta una habitación Miri- señaló la puerta que estaba enfrente de mi habitación y a mi me empezaron a temblar las piernas.

-Eso es como un trastero, no merece la pena…- Ana me miró con una ceja levantada.

-Miri, tu no tendrías una habitación trastero en tu vida, anda enséñame que hay ahí dentro.- sabía que la canaria iba a insistir hasta conseguirlo, así que cedí.

-Vale, pero no me juzgues por favor- dije resoplando y sacando la llave para abrir la puerta.

Entramos y me gire enseguida para ver la reacción de Ana. La morena tenía las dos manos en la boca y se puso a llorar, mientras miraba cada detalle de la habitación.

PROMESAS (IN)CUMPLIDAS   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora