capítulo final

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Nota: la canción de la portada es para una parte específica de éste capítulo.
Hay una indicación que dice dónde reproducirla.

Feliz lectura.

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14 años después

Oliver estaba diferente, ya tenía 31 años. Ya había dejado de ser aquel jovencito delgado para convertirse en un hombre de apariencia atlética. Tenía la piel bronceada y el cabello largo hasta los hombros, lo llevaba al natural con hondas. Llevaba una camiseta blanca, skinny jeans azules y zapatillas.

Ahora él iba conduciendo con una enorme sonrisa en su rostro escuchando a la rubia que iba a su lado.

En el asiento de copiloto había una hermosa chica de cabello rubio y largo, llevaba lentes de sol, pantalones cortos y una camiseta sin mangas, su piel estaba bronceada y también lucía una enorme y perfecta sonrisa.

-13 de Agosto... -dijo la rubia leyendo la libreta en la que Oliver solía escribir cuando tenía 17 años- Kellin había llevado pizza para el almuerzo, quiero pedirle pizza pero no hablamos así que será en otro momento. -soltó una risa ligera- escribías sobre la pizza de Kellin.

-no me juzgues... -le dijo Oliver- tenía como 12 años cuando escribí eso.

Ella volvió a reír.
-a ver... igual mi parte favorita es esta. -pasó unas páginas yendo al principio de la libreta- querido diario...  tengo una nueva compañera y es la niña más bonita que he visto en mi vida. Su nombre es Kellin Quinn.

En ese momento ambos rieron escandalosamente.

-no me juzgues tenía 6 años cuando escribí eso. -le dijo Oliver quien aún conducía.

Ella soltó una carcajada.
-ay que perfecto. Así que él te gustó desde el primer momento en que lo viste.

-si... -respondió Oliver- pero... él tuvo otra pareja y yo también y al final el destino nos unió. Fue lindo, fue una aventura todo. La aventura de mi vida.

-que perfecto. -dijo ella con una sonrisa.

-él es el amor de mi vida. -le respondió Oliver con voz suave.

La rubia lo miró y se señaló a si misma.
-¿y yo que soy?

-también eres el amor de mi vida. -respondió Oliver con seguridad.

La rubia se cruzó de piernas y miró por la ventanilla. Estaba atardeciendo.
-¡rápido esclavo que está oscureciendo y quiero ver a papá!

Oliver soltó una carcajada ya que esa actitud le recordaba a Justin.
-él no se irá, se quedará a esperarnos.

-no, porque él se aburre y se termina yendo. -respondió Copeland.

Oliver aceleró con su auto y el paisaje de la ruta a los lados se hizo borrosa mientras que las ráfagas de viento se filtraban por las ventanas.

-¿se aburre? -le preguntó Oliver.

-si, papá se aburre y se va. -respondió ella e hizo puchero- así le digo yo, no me juzgues.

Copeland había crecido y era una chica bastante creativa y curiosa, su personalidad era muy parecida a la de Oliver aunque su apariencia era muy similar a la de Kellin.

El cielo estaba oscuro para cuando llegaron a su destino. Fueron a una de las playas de California, a una con la suficiente paz para poder encontrarse a Kellin.

La rubia se sacó los lentes dejando a la vista sus enormes ojos de diamantes.
-vamos papá. -le dijo a Oliver.

-momento... ¿y tus zapatos? -le preguntó Oliver mirando sus pies.

-sin zapatos. -respondió ella rápidamente- quiero ser como el tío Chris... -puso cara de impaciencia- vamos que ya está por llegar. -se volteó para abrir la puerta del auto- y pon el regalo que quiero escucharlo.

Oliver sonrió grande.
-si señorita Sykes. -sacó el pendrive de su bolsillo y miró las letras escritas a puño y letra de Kellin sobre la etiqueta ya amarillenta que decían: "para Oliver, de Kellin". Lo conectó al reproductor del auto y le puso play.

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Nota: reproducir canción de la portada ahora.
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Copeland salió y se subió al capó del auto para esperar a su padre.

-con cuidado Coco. -le dijo Oliver saliendo del auto. Se encaminó también hacía el capó y se sentó junto a ella.

Ambos sonrieron mirando al cielo y Copeland señaló a un punto en específico.
-allí está. -dijo emocionada.

Oliver siguió con su mirada el punto señalado y vió una estrella que brillaba aún más que las que invadían el cielo nocturno.

-deslumbra como siempre. -dijo Oliver con una sonrisa.

Copeland sonrió grande y ambos se acostaron sobre el capó del auto para escuchar la voz de Kellin.

Una hermosa canción... con un hermoso mensaje.

Oliver se estremeció recordando el aroma a manzanillas de Kellin y cerró sus ojos.

Recordó sus besos, recordó su tacto, su baile...

Recordó cuando volvió a América y quiso ver a Kellin. Lo encontró, pero cuando lo vió sobre la cama de hospital Kellin llevaba casi una semana de muerto, habían mantenido su cuerpo conservado para servir de incubadora para Copeland. Recordó los problemas de salud que tuvo Copeland por haber nacido prematura... recordó cuando tuvo que ir a la Universidad con Copeland en brazos porque no quería soltarla ni un segundo. Él hizo muchas cosas porque quería darle todo a Copeland porque ahora ella su océano y Kellin la estrella más brillante y ella lo reflejaba tan bien.

Oliver jamás aprendió a contener sus lágrimas cada vez que iban a ver a Kellin y era así como Copeland terminaba contándole la misma canción que escuchaban con una voz tan angelical como la de Kellin y lo calmaba. Ella le devolvía la fortaleza que a él le faltaba para poder seguir.

...Al final después de tanto, el océano se convirtió en estrella creando a un nuevo océano y el universo los contuvo en él para jamás dejarlos ir jamás.

El verdadero amor es el primero y el único y no se olvida jamás.


Fin

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⏰ Última actualización: May 01, 2018 ⏰

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