6. una tarde soleada

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Kellin salió de clases. Debía apresurarse en ir al estacionamiento porque Oliver le había dicho que no se tarde más de 5 minutos.

Todos los alumnos salían como en una avalancha, se empujaban entre ellos desesperados por la libertad.

Era una tarde calurosa en California. El sol brillaba en el cielo libre de nubes y a penas perceptible brisa acariciaba la copa de los árboles.

Oliver estaba sentado en el asiento de su auto jugando con su gameboy. No pudo disfrutar mucho del juego ya que en poco tiempo había llegado Kellin.

Oliver le abrió la puerta del lado del acompañante y Kellin subió.

Kellin cerró la puerta y escuchó la voz de Oliver:
-cinturones o voy a chocar a propósito.

Kellin sonrió ante eso y se puso el cinturón de seguridad.

Oliver comenzó a conducir, iban detrás de todos los autos que iban saliendo del estacionamiento.
Después tomaron una calle poco concurrida que cruzaba un tranquilo suburbio.
Kellin miraba por la ventana, jamás había ido por ese lugar.

-¿recuerdas lo que te dije esta mañana? De a dónde debía ir primero. -preguntó Oliver.

-si. -respondió Kellin- a una panadería. -sonrió suave porque eso le parecía algo tierno.

-quiero mis putos muffins. -dijo Oliver quitándole toda la ternura al asunto.

Kellin rió ligeramente y Oliver sonrió al escucharlo.

-bien... el tema es que hay una sola panadería en donde los hacen como quiero y eso es difícil... -le explicó Oliver- y siempre que salgo de la escuela voy por ellos. La cosa es que paso todos los días porque así están frescos.

Kellin volvió a reír y Oliver paró en un semáforo.

-¿por qué te ries? -le preguntó Oliver mirándolo un momento.

Kellin bajó la mirada aún sonriente.
-todas... -aclaró su garganta y habló en voz baja- todas tus manías son lindas.

Oliver ladeó la cabeza.
-okay... -miró el semáforo y volvió a conducir.

Unos minutos después llegaron a una pequeña panadería en un suburbio de clase media. La tienda era color beige por fuera, adentro habían estantes con galletas, panes, galletas y demás exhibiendose, y tras un mostrador de pasteles había una chica y una anciana que conversaban tranquilamente.

-hola. -dijo Oliver al entrar.

-buenas tardes Oli. -saludó la anciana levantándose de su asiento. Era una mujer regordeta y pequeñita.

La chica que estaba junto ella era de cuerpo rellenito, mejillas rosadas y cabello rubio. Ella al igual que la anciana eran betas. Kellin lo notó a simple vista.

-¿muffins? -preguntó la chica.

-exacto. -respondió Oliver y se inclinó hacia Kellin- ¿tú quieres algo?

Kellin miró a Oliver y negó con la cabeza. Sintió la mirada de ambas betas y se escondió un poco detrás de Oliver.

La anciana sonrió.
-oww ¿es tu novio? -preguntó con alegría.

La joven beta miró sorprendida a su abuela mientras agarraba una bolsa de papel para comenzar a meter los muffins.

-si. -respondió Oliver con seguridad.

Kellin se sonrojó al haber escuchado eso. No era su novio, recien ayer se habían hablado por primera vez pero no dijo nada. Al fin y al cabo lo parecía, ya que se estaba escondiendo detrás de él.

If I'm a Ocean, You're a Universe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora