8. su mundo

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Nota: En la portada del capítulo dejo una canción que aparece en el capítulo.

Feliz lectura.
Ice.

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Para el final de clases Oliver y Kellin habían quedado en verse. No era un secreto pero por alguna extraña razón todo se daba de forma en que nadie los encontrara juntos. Habían quedado para hacer el trabajo práctico, además querían hablar y ponerse al día.

Ambos habían pasado por la panadería y fueron a la casa de Kellin una vez más.

Sólo les quedaba un sólo tema por terminar y listo. Ya lo tendrían listo.

Esa tarde estaba lloviendo, la habitación estaba casi a oscuras por la poca luz estaba entrando por el cielo nublado.

Kellin y Oliver estaban sentados en la cama de Kellin con las carpetas.

Oliver parecía bastante agobiado, el día de hoy había tenido un examen de matemática y presentía que le había ido mal, de hecho estaba pensando tanto en ese examen que había borrado tres veces la misma palabra, como si "aminoácidos" fuese complicado de escribir.

Kellin lo notaba, Oliver no liberaba aroma a petricor, más bien inundaba el ambiente de un fuerte aroma a café. Definitivamente el agobio de Oliver no resultaba desagradable para Kellin, no sabía porqué era, pero le gustaba incluso así su aroma, aunque no soportaba que él estuviese mal.

Un latido lo impulso a levantarse de su cama llamado la atención de Oliver.

Kellin caminó hacia su enorme librero y buscó entre sus discos de vinilo.

Oliver sonrió suave.
"¿quién usa vinilo en estos tiempos?" -pensó.

Kellin le mostró un disco que en la tapa tenía a una mujer coqueta de cabello rubio y corto, muy parecida a Marilyn Monroe. Caminó hacia un rincón de su habitación en donde estaba su tocadisco, levantó la aguja y puso el disco.

En cuanto ajustó todo, se empezó a escuchar una canción.

Oliver se levantó de la cama al escucharla. La había reconocido de inmediato.
-Creep, no sabía que existía una versión así.

-me gusta esa canción, el Jazz y amo a Karen Souza. -dijo Kellin con una sonrisa suave y algo lo impulsó a tomar la mano de Oliver.

Oliver miró sorprendido a Kellin y sonrió suave. Paso su mano libre a la cintura de Kellin.

Kellin sonrió grande y puso su mano libre en el hombro de Oliver.
Y al compás de la canción se pusieron a bailar, era un baile lento, fácil de llevar muy similar al vals.

-es una canción algo triste. -le dijo Oliver a Kellin en el oído- aunque es agradable.

Kellin asintió mientras se dejaba llevar por Oliver mientras bailaban.
-si... pero al menos ahora no estás estresado.

Ambos sonrieron suave y siguieron bailando.

Para dos adolescentes era algo de otro mundo estar bailando una canción así sin que fuera una obligación. Sería una anécdota agradable y extraña.

Oliver hizo girar a Kellin y antes de darlo vuelta, lo abrazó por la espalda y ambos soltaron una risa ligera deteniendo el baile.

-es la primera vez que bailo así con alguien. -dijo Kellin con una sonrisa.

-es muy agradable. -dijo Oliver- sólo que es difícil encontrar a alguien que le guste hacer esto. -respiró hondo y llenó sus pulmones del aroma a manzanilla de Kellin.

Kellin sintió la respiración de Oliver sobre su cuello y entrecerró sus ojos.
-mh... pero ahora te encontré a ti. -dijo en voz baja.

-si... -respondió Oliver y lo giró suavemente para tenerlo de frente.

Kellin soltó un suspiro y cerró sus ojos.

Oliver aprovechó esa oportunidad para acercarse a su cuello y seguir respirando su fragancia. Se sentía bastante bien cuando lo hacía, era como entrar en un estado de extrema tranquilidad y así terminaba olvidándose de todo, de la tristeza, del odio, de la alegría, del amor, sólo era paz y bienestar.

Kellin se estremecía sintiendo la respiración de Oliver tan cerca pero le resultaba agradable. Ambos volvieron a transformar la atmósfera llenandola con las fragancias de las manzanillas y el petricor.

Y con bajo la voz grave y seductora de Karen Souza, la luz de la tarde fue desapareciendo.

Para el final de la tarde Kellin estaba sentado en el suelo con la espalda apoyada contra su cama y Oliver estaba sentado sobre él con las piernas a cada lado de Kellin. Sus frentes estaban juntas y sus ojos cerrados. Sólo escuchaban música y disfrutaban de su compañia.

Ambos armaban un mundo cuando estaban juntos, un mundo extraño que ninguno tenía ganas de abandonar, necesitaban más de eso aunque no sabían la razón de ese deseo.


If I'm a Ocean, You're a Universe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora