Capítulo uno.

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—Te amo, Goku —declaró aferrándose con mayor voluntad, pero sin haber correspondencia alguna—. Mucho.

Se abrazó fuertemente al sentimiento de amor que todavía le daba fé, pero éste mismo le propinó una bofetada al ver que el nombrado no hizo más que tomar su propio rumbo en la cama y darle la espalda.

Acababan de unir sus cuerpos dejados llevar por el deseo, aunque sólo logrando satisfacer sus cuerpos y no su ser.

Ambos con las direcciones de sus miradas al este y oeste, y sus espaldas a medio sentirse una con la otra, dieron paso a una noche vil, no sólo con los sollozos de una princesa, sino también la culpa de un guerrero caído.

El suave placer del tacto con el polen, pero la fuerte picada de la abeja.

Con el filo de la flor // Dragon Ball AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora