Capítulo dos.

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No hay peor soledad que sentirse solo estando acompañado, pues aún con el calor de Goku, Milk se congelaba.

Si no se juega con fuego, se perece de frío, pero jugó tanto con él, que al ver que le quemaba, lo sopló, alejándo la llama viva que yacía entre ellos.

A lo mejor fue el aliento de él que la derribó, el cual emergió pesado cuán lluvia de ladrillos a causa de la monotonía que los abrigaba.

Sin embargo y pese a aparentar ser el único culpable, Goku mantenía una pequeña porción de combustible que podría volver a encender ese fuego. Cumpliría su propósito.

Lo caliente del sol, pero la calidez de sus rayos.

Con el filo de la flor // Dragon Ball AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora