Capítulo cinco.

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Crecen los temores como hierba mala, opacando el florecimiento de la buena. Milk intentó opacar eso yéndose por la curva de los signos de interrogación:

—¿Por qué, Goku? ¿Todavía me amas?

La pequeña pieza en la que habitan yace tan desierta, todavía con ellos dos asomándose desde sus penumbras.

Aún en un silencio sepulcral, él arremete contra su delicado cuerpo con un exorbitante nivel de salvajismo. ¿Humanidad, dónde? Sus labios fueron devorados y cada milímetro de su figura interrogado, en cambio, ella correspondió con desdén.

—La carne es débil, pero el sentir arrasa con la tormenta —voluntad, su única aliada para ayudarla a irse y no proseguir con lo que suponía ser una falsa demostración de amor.

Lo fácil de una mujer, pero lo afilada de sus uñas.

Con el filo de la flor // Dragon Ball AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora