Línea 412 ━ Evan Peters | ✔️

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de la noche del 

t r e i n t a y u n o

de

d i c i e m b r e  

Casi una hora después, ambos estaban temblando de frío.

Había sido el invierno más despejado, pues aún con las bajas temperaturas no se había visto absolutamente nada de nieve. No había nevado en todo el mes y ______ se encontraba realmente decepcionada de que su primera navidad en Estados Unidos la pasara sin nieve. 

Aunque no podía quejarse de eso, porque su víspera año nuevo estaba siendo mucho peor. 

Buscó en su bolso un abrigo, pero no había traído nada. Miró a Evan a su lado, que no dejaba de mover los pies muy inquieto.

-¿Pasa algo?- preguntó, señalando sus piernas.

-No, nada.

Cinco minutos después, habló.

-En realidad, tengo que mear- hizo una mueca y se levantó, comenzando a caminar de un lado para el otro.

-Pues vé afuera y haz tus necesidades- se encogió de hombros, era más que obvio lo que debía hacer.

-¿Estas loca?, ¿acaso quieres que mi pene se congele?, ¡hay casi treinta grados bajo cero! -contestó exaltado.

-Pues si no quieres salir, aguanta un poco más. O haz algo para entrar en calor.

Evan se devolvió a su lugar resignado, y diez minutos después se levanto otra vez. Quitó la palanca que aseguraba la puerta, y salió del autobús parándose frente a un arbolito que estaba por ahí. Se balanceó sobre su pies y bajó la cremallera, y procedió a hacer sus necesidades. Se detuvo cuando sintió un sonido, probablemente una rama rompiendose, de el conjunto de arboles que casi cerraban el camino unos metros mas adelante. Sin embargo, no volvió a escuchar nada más y siguió con su tarea.

Segundos después, sintió como algo caía sobre su mano mientras cerraba su cremallera. Miró hacia arriba, sorprendido. 

Nieve.

Comenzó a caer de forma repentina, y él corrió hacia la puerta del autobús para que ella fuera a verla.

-¡______, ______!¡Esta nevando!.

El grito emocionado de Evan la asustó, pero luego sonrió y corrió bajando del autobús junto con él. Le resultó increíble lo tierno que se veía tan emocionado, con las mejillas y la nariz sonrojadas por el frío. Sin contar su sonrisa, de esas que solo el sabía dar, sinceras y con esos hoyuelos que a ella le encantaban.

Porque sí, habían muchas cosas de Evan que le encantaban a ______.

Más concentrada en como Evan lucía que en donde iba caminando, resbaló. Pero él la tomó justo a tiempo, envolviendo fuertemente sus brazo alrededor de su cintura. Sintió como le flaquearon aún más las piernas y como se erizaban los vellos de su nuca, Evan la miraba sonriendo con burla.

-Deberías tener más cuidado...

Sintió su aliento mentolado chocar contra su rostro cuando le habló. Estaban tan cerca el uno del otro, sonriendo.  ______ colocó sus brazos sobre los hombros de Evan, acercandolos un poco más. Ambos instintivamente miraron los labios del otro, preguntandose cual sería la sensación si se unían. Evan se acercó un poco más, al punto de que sus rostros se rozaban y sentían la respiración del otro. ______ enredó sus brazos en su cuello, y acabaron con la distancia.

Un roce de unos pocos segundos había embobado a los dos, queriendo más. Pero esa sensación se terminó rápidamente cuando un copo de nieve cayó sobre la nariz de Evan, y él dió un respingo hacía atrás. Ambos cayeron de golpe, y comenzaron a reír a carcajadas.

Evan fue el primero en levantarse, y rápidamente fue a ayudar a ______ a hacerlo. Se sonrieron y ella, con más cuidado, salió corriendo escondiéndose detrás de un árbol. Evan no había logrado ver donde se había metido, pues se había quedado embobado mirándola y tardó en darse cuenta de que ella se había ido.

-______, sal de donde quiera que estés...

Cuando notó que Evan estaba más cerca de ella, se encogió aún más detrás del árbol. Miró hacia un costado, había desaparecido. ¿Donde estaba?. Sintió unos brazos tomarla fuertemente por la cintura, como lo había hecho hacía unos minutos.

-¡Te encontré!- le susurró.

______ se giró de un salto y lo abrazó. Evan se separó, agachándose y juntando un poco de la nieve que seguía cayendo con sus manos, arrojándosela luego a su rostro. Ella le arrojó nieve a él también, cuando ambos empezaron a reír otra vez.

Hicieron una guerra de nieve de diez minutos para luego terminar en el piso, acostados y con sus manos casi unidas; mirando las estrellas. 

En ese momento muy poco les estaba importando la situación en la que se encontraban, no les importaba estar en el medio de la carretera por la noche, no importaba que alguien los estuviera viendo a lo lejos. Solo existían ellos dos en ese momento. Nadie más, cada uno sintiéndo al otro y notando que ya no podían ocultar más lo que era evidente.

Pero la sensación terminó. Ya no se encontraban solos.

Y, cada vez, se encontraba más cerca.

p.d.: [borrada]