Línea 412 ━ Evan Peters | ✔️

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Los observaba a lo lejos, ¿por qué el no podía estar así?.

Los envidiaba, a distancia se notaba la felicidad que emanaban el uno por el otro al estar juntos, al darse las manos, al...besarse.

¿Por qué ellos y no él?.

Frenéticamente recordó, que él había perdido a su amada.

Alguien o algo se la había arrebatado de sus brazos.

¿Cómo lo había permitido?.

Siempre se lo preguntaba, sin obtener respuesta.

Así que continuó observando, escondido, como aquellos jóvenes enamorados daban todo sin esperar nada a cambio.

¿Sospecharían de la situación en la que se encontraban?.

Esperaba que no.

Cuando creyó que ya era suficiente, comenzó la estática nuevamente. Sólo bastaba con girar una perilla.

¿Había algo que no estuviera planeado?.

Cualquiera diría que fue un accidente. Ellos también lo decían. Él comenzaba a creerlo.

Ella por un momento observó por la ventana, sintiéndose inquieta.

Él pudo jurar que notó su presencia, pero la chica rápidamente sonrió y volvió a los brazos del chico.

Continúo observando, apretando los puños, ella debería abrazarlo a él.

¿Por qué?, volvía a preguntarse, ¿por qué había elegido a aquél chico y no a él?.

No era justo.

Se detuvo. No soportaba verlos ni un segundo más.

Repasó todo el plan, organizó los objetos a su alrededor.

Dentro de los árboles, ¿quién podía verlo?. Dudaba que alguien sospechara, que alguien lo notara o se preocupara por él, así que continuó tranquilo con su tarea.

Estaba ansioso, como un pequeño niño al que le prometieron un regalo, por obtener aquello que deseaba.

No le haría daño a nadie. Y sí lo hacía, ¿acaso importaba?.

No se sentía mal por los demás, no sentía nada. Sabía lo que pasaría y sabía que nadie podría detenerlo, incluso el fantasma dentro de él mismo.

¿Sus víctimas?, aquellos que quería, que le importaban. Disfrutaba de verlos suplicar por sus vidas, ¿acaso no notaba que el los estaba salvando?.

Los salvaba del mundo sucio y asqueroso en el que todos convivían, del vómito y el excremento que cada persona dejaba en las calles, los salvaba de vivir en una obra de teatro de porquería.

Así que, sí él los salvaba, ¿por qué ella se había negado a recibir la salvación de su amado?.

Porque hiciera lo que hiciera, pensara lo que pensara, los pensamientos de Evan siempre volvían a ella.

Cómo aquél día ella había estado tan asustada de aquella persona a la que había jurado amar, hasta la eternidad.

Él sólo quería llevarla a un lugar agradable, pero, ¿por qué se había negado?.

¡Éste no eres tú!, le había gritado.

Apretó los puños con violencia, recordarla dolía aún más que verla con otra persona.

Ella y él, alejados, dentro del cálido vehículo sentados, tomados de la mano.

Por alguna razón, todo le resultaba familiar.

El chico en el autobús, ¿por qué le recordaba tanto a sí mismo?.

Y él número.

412.

Sintió como un espejismo del pasado se apoderaba de él.

Cuando él se acercó un poco más a ella, y ambos se declararon su amor, él no lo soportó.

La sangre corrió por sus venas, con la piel erizada y los nudillos pálidos de ejercer fuerza sobre sí mismos, supo que no lo toleraría más.

—

—Te quiero— dijo ______, por primera vez mirando justo a sus ojos. Ojos oscuros, preciosos, que se desviaron a la ventana antes de poder contestar.

—

Él, alterado, creyó que él chico también lo había visto. Deseó que no, y se apresuró, dándole comienzo a su noche. Pero, aún no quería que sucediera, ¿podría esperar un poco más?.

—

—Yo también te quiero, ______— contestó el chico.

—

Y eso bastó. Fue la gota que derramó el vaso.

Jóvenes enamorados, es una lástima.

Observó desde lejos por última vez la línea 412.

Para sí, la noche por fin había comenzado.