Día: 01

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¿Algún plan?

Pues ninguno. Simplemente no encuentro alguno.

Yuu es un tonto.

La única manera que encuentro de cortejarlo es darle comida... reconoce algunos detalles pero me costará demasiado.

Tal vez pueda regalarle un par de cosas... o hacer que su padre haga algo que quiera... ¡Puedo regalarle videojuegos!

-- ¿En qué tanto piensas? Espero que hayas traído las galletas que me prometiste la semana pasada.

Una vocesita interrumpió mis pensamientos. Rápidamente sentí mis mejillas enrojecer suavemente y sonreí sin quererlo, se veía adorable con el ceño fruncido, o esa mirada un poco enojada que me daba.

-- Sí, las tengo, las hice con todo mi cariño. Disfrutalas~

De mi maleta saqué una caja decorada de colores celestes y azules, ése es el color favorito de Yuu-chan. El azul.

Vi sus ojitos iluminarse y tomó cuidadosamente la caja en sus manos.

-- Claro que voy a disfrutarlas, cocinas muy bien... a mí Shinya me enseñó un poco pero ya sabes, Shinya se casó con Guren hace menos de tres años, y antes de eso comíamos basura.

Le di un golpe a la cabeza tan fuerte de Yuu.

-- No hables así Yuu-chan.

Era cierto... antes comían mal, Yuu-chan a los ocho años era un niño gordo y feliz, pero luego perdió peso y comenzó a ser aquél niño con cuerpo de fideo muy tragón. Yo siempre le pedía más comida a mamá para dársela a Yuu-chan, y él la aceptaba tragandose su orgullo junto a los deliciosos onigiris de Krul.

Guren estaba aliviado con el apollo de mi madre respecto a Yuu. Pero cuando Yuu-chan cumplió diez Guren consiguió un mejor trabajo... entonces conoció al albino, Yuu lo rechazaba al comienzo, pero luego surgió lo de su boda, Yuu-chan quería ver a su padre feliz, así que confirmó a su padre el sentirse bien junto a Shinya.

Y así fue como su padre fue feliz... con Shinya en casa Yuu parecía aceptarlo cada vez más. Hasta que terminó por aceptarlo y amar a Shinya mucho más de lo que amaba a su padre.

Ahora Yuu-chan es mejor... un niño que ama a sus padres y a sus amigos...

-- ¡Están buenas!

Volví a ver su gran sonrisa, sus labios estaban llenos de migas de galleta y sus dedos estaban levemente con chocolate.

Le tendí el pañuelo que traía en el bolsillo, no resisitiría si toco sus labios, me encantaría devorar las galletas desde sus labios, y que él esté de acuerdo, que me abrace mientras lo hago; sin temor a los demás.

-- Te fuiste por un momento Mika.

Escuché su voz, de pronto estábamos en el salón y él me estaba devolviendo el pañuelo. ¿Sería enfermizo besar el pañuelo sólo para sentir un pequeño rastro de sus labios?.

Olvidé que teníamos clase de arte juntos los días Martes.

Olvidé que estaba trabajando en una sirena muy linda que le regalaría a Krul por su cumpleaños.

Olvidé que compartíamos clase con Akane...

-- Mika~ ¿Sigues pensando en ése tonto de Yuu-chan?

Rió burlonamente. Ella estaba haciendo una figura muy extraña.

-- Shh. Siéntate.

Susurré, Yuu-chan hablaba con un chico de cabellos castaños. No se daría cuenta de que hablo con Akane.

100 días para enamorarte [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora