Capitulo 1: "Formando Lazos" (Pt1)

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Una noche, mientras las estrellas llenaban el cielo, el silencio se hacía presente y la luna llena bañaba con su luz los rincones oscuros del pequeño poblado. A la distancia, una llama se apagaba en una modesta casa, donde un niño de ocho años lloraba desconsoladamente.

El pequeño, con la respiración entrecortada y el corazón acelerado, estaba paralizado por el miedo. Un nudo se formaba en su garganta mientras intentaba comprender la escena frente a él: dos cuerpos adultos, sus padres, yacían inertes en el suelo, bañados en sangre. El asesino, una figura delgada oculta en las sombras, observaba con frialdad.

La silueta del hombre se delineaba a la luz de la luna, revelando el brillo de un cuchillo aún manchado de sangre. Con un suspiro, el hombre rompió el silencio.

—¿Sabes algo? No te haré daño. Esto no lo menciona el contrato. Puedes considerarte con suerte, sigues vivo, pero eso podría cambiar si haces una tontería —dijo, limpiando el filo del cuchillo con su lengua de manera escalofriante.

La voz del asesino, fría y desinteresada, no mostraba ninguna emoción hacia el niño. El pequeño, inmóvil y en shock, no podía apartar la mirada de los cuerpos de sus padres. Sus ojos, llenos de odio y lágrimas, reflejaban su impotencia y dolor.

El asesino soltó una carcajada, su figura se realzaba al observar la habitación.

—En fin, chico, lamento que vieras eso, pero así es la vida. No tengas miedo, todos ocultan cosas. ¡Ellos no eran la excepción! Lo que pasaba con tus padres... vaya que eran buenos, realmente te han salvado. Nunca olvides eso.

Con una calma inquietante, el hombre comenzó a caminar hacia la puerta, pasando de largo al niño sin prestarle más atención. Al llegar al umbral, la luz de la luna reveló su apariencia: alto y delgado, vestido con un traje oscuro, ojos fríos y oscuros, cabello negro algo largo, y un tatuaje de una cruz invertida en su frente que resaltaba el color de sus ojos.

Sin más palabras, el asesino salió y desapareció en la noche. La escena, demasiado cruel para ser procesada por un adulto, había marcado profundamente al niño que permanecía de pie, absorto en su dolor.

Horas más tarde, el sonido de sirenas de policía rompió el silencio de York City. El pequeño se había refugiado entre los brazos inertes de sus padres, buscando consuelo en el último calor que sus cuerpos podían ofrecer. Su mirada seguía perdida, las lágrimas habían cesado, pero un mar de llanto descontrolado lo había dejado exhausto.

Los oficiales, alertados por los vecinos que habían escuchado gritos, llamaban desesperadamente a la puerta. Al no obtener respuesta, se vieron obligados a derribarla. El oficial al mando, caminando lentamente hacia la sala, supo de inmediato que algo andaba terriblemente mal.

—¡Capitán, venga rápido! —gritó un miembro de la unidad con la voz quebrada.

—¡Está vivo! ¡Aún respira! —exclamó con tristeza, señalando al niño aferrado a los cuerpos de sus padres.

El capitán, en shock, se acercó lentamente y cargó al pequeño cubierto de sangre. El niño no reaccionó, sus ojos contemplaban el vacío mientras pequeñas lágrimas resbalaban por sus mejillas. La crudeza de la escena hizo brillar de tristeza los ojos del capitán. ¿Quién le había arrebatado todo a este pequeño?, se preguntó, sintiendo una impotencia desgarradora.

El lugar fue limpiado y asegurado para la investigación. Nadie sabía qué hacer con el niño. El capitán, sin opciones inmediatas, decidió cuidarlo por una noche en su propio apartamento.

Hasta el fin de los tiempos (Kurapika x Leorio) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora