Capitulo 14: "Regreso".

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El frio comenzó a descender cada vez más rápido.  Sus cuerpos ante el incontenible rose del deseo dictaban solo una cosa. Un amor sincero.

— Leorio... ¡¿qué estamos haciendo?!—
Dijo aquel rubio con el tipico rubor en su rostro, llevandose una mano a su rostro tratando de cubrir los nervios que despertaban sus ojos.
El silencio siguio su camino. El sonido de la brisa al rosar las hojas, el cielo oscuro, las ramas ondulantes de aquel Cerezo; Kurapika recibia un golpe de nostalgia al estar en ese lugar... con el hombre que siempre lo protegió.

— ¿Qué sucede?. — pregunto aquel pelinegro tratando de descubrir el rostro de su amigo.
—Realmente...¿esta bien hacer esto?—
Dijo el timido rubio con los ojos brillosos, preocupado, incomodo. Leorio por su lado noto la actitud del chico... su cuerpo temblaba ante el arrebato del pelinegro.

El viento habia cesado dejando un lugar en silencio ante las inminentes estrellas y la gran dama blanca reflejando su luz en el rio del pueblo que lograba divisarse a lo lejos.

—Kurapika. A esto me refería con lo que te dije hace un momento. No soy el hombre que dicen las personas... yo no soy la buena persona quien crees— el miedo consumia a Leorio, la imagen de Pairo se presentaba amargando su culpa, dejando que una lágrima resbalara de la mejilla del pelinegro llamando la atención de su amigo.

El rubio enderezo su cuerpo notando la tristeza de aquel chico pero sin embargo...su suave mano limpio aquella lágrima,  tomo la mejilla de Leorio y robo un beso a los labios del pelinegro.

—No eres una mala persona, por lo menos nunca lo seras para mi...Leorio.
No después de todo lo que hemos pasado juntos, yo solo se que quiero estar junto a ti...sin importar lo que pase; aun asi si el destino llega a separar nuestros caminos yo te seguiré buscando por el resto de mis dias ¡por que te amo!, ¿hace falta otra razon?...— Kurapika recitó aquellas palabras con cierta firmeza y sentimiento que solo aquel pelinegro podría responder.

Leorio solo abrazo al timido chico dejando solo asi...que el destino tomara la última palabra.

A la mañana siguiente:

El aroma a tierra mojada, las hojas del Cerezo bailaban tras el rose del viento esperando su llegada al suelo,  el destellante brillo del sol reflejado en el rio...es sin duda uno de los paisajes que aquellos chicos duramente olvidarán al despertar bajo aquel árbol.

Kurapika llacia al pie del cerezo...abriendo lentamente sus ojos. Volviendo en si notando que la camisa de aquel chico lo protegia del frio.

—Realmente...esta pasando.
Un sueño...
Las palabras de aquel rubio fueron interrumpidas por Leorio quien admiraba el paisaje esperando el despertar del perezoso rubio.

—¿cuánto tiempo piensas seguir durmiendo?. Vamos. La tia Míto seguro nos matara al ver que no estamos en la casa. — dijo el pelinegro sonriendo dando vuelta a su torso llevando sus manos atras de su cuello.

Kurapika solo contemplaba el cuerpo de su amigo. Perdido en su aroma, termino por asentir totalmente ruborizado dirigiendo su mirada al bello panorama del pueblo Ballena.

El camino era largo, aquellos chicos caminaban sin preocupación uno junto al otro. Señalando algunos animales que lograban observar en su viaje.

La pequeña choza que loa acogia desechaba el humo de la leña de abeto que Gon adoraba por su aroma amaderado. La puerta de aquella choza se abrio y junto con ella  la mujer que en ese momento podrían considerar lo mas cercano a una madre los estaba esperando con una sonrisa incapaz de creer.

—¡chicos!. ¿Se puede saber donde han estado durante la noche?.— pregunto mito sin mucho   interes.

—lo siento tia Míto. Nos quedamos dormidos bajo aquel cerezo, tenía mucho tiempo que no iba a ese lugar con Kurapika asi que aproveche el momento antes de regresar a trabajar— Leorio se mostro totalmente sonrojado recordando la noche anterior y el delgado cuerpo del rubio rozando sus caderas.
Un fuerte golpe lo dejo en el suelo parte del rubio que tenia mas presente lo que habia ocurrido tratando de enmascarar la situación.

Mito los miraba con cierta alegría dirigiendo principalmente su mirada a Leorio.

—por cierto Leorio. Llego una carta,  es del hospital.  Dicen ser las personas encargadas de Pairo. Quieren hablar contigo. — termino de decir Míto entregando asi un sobre de un blanco color y un sello .

El pelinegro recordo las palabras de aquella chica y sin dudarlo un segundo salio corriendo en dirección al hospital buscando alguna respuesta.
—¡Leorio!.— grito aquel rubio impresionado por la desesperación del chico sin suerte en pararlo.

Los pasos de Leorio fueron apresurados... al llegar  el hospital aun tenía sus puertas cerradas lo cual dejo más preocupado al pelinegro.
Sus manos en un intento desesperado abrieron el sobre solo para encontrar un sucio papel manchado de hollin con un simbolo al centro... una Cruz.
Una Cruz invertida.



















Continuara...

Hasta el fin de los tiempos (Kurapika x Leorio) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora