Capitulo 4_Nada que decir.

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Tú versión;

¿Algo más molesto que el molesto ruido deldespertador? A Mario por las mañanas.

Trate de vestirme lo más rápido posible, evidentemente me había quedado dormida.

Mierda.Ahora ¿debería de agradecerle por despertarme?

- Me siento mal por ti -acaricie mi vientre y susurré para él- Ese tonto es tu padre.

Termine de acomodarme el cabello en una coleta alta y un listón para formar un lindo moño.

Baje lo más rápido posible para llegar a la cocina, tomé un vaso de leche, no podía irme sin llevar algo en el estomago, tenía que empezar a cuidarme.

Cuando salí de casa y subí al auto de mi madre, que había dejado porque ella tenía otro para su trabajo, me encontré con la señora Gloria.

- Buenos dias, linda -saludo con cortesía mientras arreglaba su jardín.

- Buenos días, señora Bautista-correspondí su saludo mostrándole una sincera sonrisa.

Ya iba tarde como para quedarme a platicar, pero trate de no ser grosera. Le debo tanto a la señora Gloria, ella siempre me ha mostrado su cariño, a pesar de los problemas y distanciamiento con Mario, he sido como una hija para ella.

- Anda ve. Se te hace tarde -dijo sonriendo y asentí- No te preocupes, lo castigare -mencionó antes de subir a mi auto, guiñándome un ojo. Sabía que se refería a lo de esta mañana.

(...)

Llegue a la escuela y camine por el gran pasillo. El ''tráfico estudiantil'' era terrible, trate de atravesar el mundo de personas que estaba allí con mi destino al salón de ciencias, donde Mario tiene su primer clase.

Tengo cinco minutos, lo suficiente para hablar con Mario. La puerta del salón estaba cerrada y con cuidado me atreví a abrirla, ya que no era mi clase.

Cuando tomé valor suficiente, vi algo que no hubiese querido ver. Se estaban besando.

- Mario... -susurré casi para mí.

Bien, ahí están las respuestas a mis dudas, volvieron.

- ¡_____, espera! -lo escuche gritar. Demasiado tarde, estaba tan enojada y molesta que solo cerré la puerta detrás de mí y corrí de nuevo hasta mi auto.

Una vez dentro y sentada en el asiento del conductor, miré la puerta de entrada del colegio, el timbre sonó y él no vendría.

Recargue ambas manos y mi cabeza sobre el volante, después recargue mí frente al vidrio de mi ventana, imaginando esa mínima posibilidad de ver a esos pelos de elote que tiene como cabello salir por la puerta y decirme que todo fue un mal entendido.

Pero, no. ¿Se podía ser más tonto? Esta vez Mario sobre paso mis limites.

Vaya, eso es realmente amor, estúpido amor. Nah, no es amor,Mario es un estúpido, eso es.

Ahora, estaba más que decidida mi decisión de no decirle nada.

¿Cómo una persona como él podría hacerse cargo de un bebé? ¿Realmente eso quería de futuro para un hijo?

Tome el pedazo de papel arrugado que había guardado, salí del auto me abrigue con un suéter y tome mi bolso. Decidí caminar hasta el lugar que indicaba la dirección y no asistiría a clases; tenía que arreglar lo que debí de haber hecho desde un principio.

(...)

- Toma -dijo la señora de unos 30 años de edad y me entrego un papelito con un turno- Espera a que te llame -no dejaba de ver como asquerosamente masticaba esa goma, parecía vaca pastando ¡Eso debería de ser ilegal!

- Está bien -respondí haciéndole un gesto de agradecimiento y camine hasta una pequeña sala de estar.

Hay muchas chicas de mi edad, o al menos parecían jóvenes. Unas lucían un vientre de embarazo avanzado y otras como yo que apenas se desarrollaba. Paredes color gris tenue, algunas lámparas, que lograban iluminar un poco este lugar tan aterrador y un tenso ambiente y olor a hospital. Sí, estoy en el lugar que había decidido no venir, pero ahora estoy más que decidida. El anuncio decía que te ayudan a acabar el problema de raíz, en otras palabras me sacaran ''esto'' del estomago.

Era tan abrumadora la espera, los minutos pasaban y las chicas que entraban en las habitaciones lloraban, era inevitable no escuchar los gritos.

¿Serán lagrimas de felicidad?, Dios mío, qué estoy a punto de hacer. Mis manos temblaban, traspirando helado, mi respiración se agitaba y, esa bomba de goma de mascar al explotar era cada vez más fastidiosa. Esto es lo correcto o, eso quería creer.

- Tranquila -susurro la chica a mi lado con una linda sonrisa.

- Estoy demasiado nerviosa ¿tú no lo estás? - Pregunte.

- No, es mi tercera vez aquí.

- ¿Tercera? -inquirí levantando ambas cejas sorprendida, lo decía con tanta naturalidad que cualquiera pensaría que es experta en esto.

- Sí -respondió y al ver mi cara rio por lo bajo- Tercer visita al psicólogo -corrigió- ¿No me digas que tu... Vienes a abortar?

- Creí que a eso venían todas -murmuré, mientras jugaba con mis manos por los nervios.

- No todo esto es tan malo como tú crees -dijo mostrándose sincera y guardo silencio unos segundos- Sabes, yo fui víctima de una violación - susurró y levante rápido la mirada hacia ella, me sorprendí ¿por qué me estaba contando esto?- Pero, aun así decidí tener a mi bebé. Sin duda ha sido los tres meses más hermosos de mi vida.

La observe con atención, era una chica de al menos unos 16 años de edad, una chica promedio con mucho futuro por delante. Sonrió ampliamente y acaricio por arriba de su blusa la pequeña pancita que se empezaba a formar.

- ¿Por qué? -pregunté incrédula.

Ella me miró sin quitar esa sonrisa en su rostro, de repente me hacia sentir más tranquila.

- Porque la llegada de un bebé no significa que la vida acaba, en cambio un bebé es como un ángel, pero sin alas. Es una bendición y viene a alegrar tu vida.

- Seguro tienes el apoyo de tus padres -susurré y ella negó con la cabeza.

- No exactamente. Me echaron en casa desde que lo supieron -dijo y suspiro pesadamente, como si fuera una parte de su historia difícil de recordar- Por eso estoy aquí. Ellos me brindaron ayuda y un hogar, ahora tengo citas con el psicólogo para superar el trauma que me causo el evento. La señora Lucy es muy buena, deberías de reconsiderar eso que quieres hacer -sonrió apuntando a mi vientre- ¿Sabes cuanto tienes de gestación?

- Creo que un mes, no estoy muy segura.

- A un es pequeño.

- Supongo que es como un pequeño chícharo -dije y ella rio un poco.

- ¿Sabías que ya es capaz de sentir lo que tú sientes por él?

- ¿En serio? -le pregunté sorprendida y ella asintió- Nunca lo imaginé, es tan... pequeño.

Deje descansar una mano sobre mi vientre imaginando a esa pequeña masa que apenas se estaba formando dentro de mí. La chica estaba muy feliz con su embarazo ¿Por qué yo no podía estarlo también? Y la respuesta a todos mis problemas tenía nombre y apellido: Mario Bautista. La idea de tenerlo y ser feliz con mi hijo se veopacada cuando recuerdo que no fue un embarazo planeado y mucho menos al pensar en su padre.

- _______(tn) __________(ta), es tu turno -escuche a la señora que antes me dio el turno, interrumpió nuestra platica.

Suspire marcadamente sacando todo el aire que tenía dentro, ya había llegado muy lejos para dar la vuelta atrás. La señora de recepción apuntaba con su dedo índice el lugar donde debería de entrar y acabar con esto. Después me fue inevitable mirar con la chica que antes estaba hablando, ella sonreía y susurraba "sé que harás lo correcto". La presión aumentaba, mi cabeza daba vueltas y esas terribles nauseas volvían.

- _________. -volvió a llamar la señora. Era el momento, ahora o nunca.

'Beautiful Mistake' - Mario Bautista & TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora