Capítulo VI ~ Los XV de Samantha

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A los pocos meses de iniciar oficialmente un noviazgo con Miguel, Samantha cumple sus 15 años, ese día que se supone debía denotar mucha alegría, en el caso de Samantha también radiaba un poco de tristeza, y es que ella se encontraba enojada con la persona que más había tenido presente en el último tiempo... Miguel, resulta que Samantha encontró evidencias de infidelidades, él seguía en contacto con su ex y tenía una aventura con una "amiga", esto era más de lo que ella esperaba, más de lo que podía soportar, se cuestionaba y realmente no sabía si ella era la culpable, toda mujer enamorada e insegura de si misma experimenta este pensamiento, siente que no lo ha dado todo, que algo anda mal de su parte, que quizá reclamó mucho, exigió mucho, fue desatenta o quizás un poco asfixiate, buscan una causa para justificar la infidelidad de su pareja, pero la verdad es que nada justifica una infidelidad y el único culpable de ella es aquel que la comete, Samantha era muy madura y en su papel de novia era excelente, trataba de complacer a Miguel en casi todo, le didicaba tiempo, espacio con sus amigos, se preocupaba por si comía, se preocupaba cuando se enfermaba, incluso lo cuidó en un determinado momento cuando tuvo un accidente que provocó una fractura en el tobillo y que Miguel anduviera con un yeso y muletas, además de esto ella le daba por voluntad propia lo que él necesitaba y ella no le dio a nadie más: Placer.
No había razón alguna para ese comportamiento por parte de Miguel, pero en su negación Samantha pasó a la 2da etapa:  la comparación, en la que resalta todos los atributos que tenían esas chicas que ella no, que si tenían mejor silueta, pelo más bonito, que si vestían mejor, que si sus ojos eran más lindos, un sin número de cosas que realmente no son la causa de una infidelidad.
A pesar de esto Samantha saca las fuerzas para planear una reunión agradable en su casa esa noche, para no dejar pasar por alto tan importante celebración, invita unos pocos amigos cercanos y al caer la noche empieza la fiesta, Samantha se siente bien pero no deja de pensar que todo estaría mejor si él estuviera ahí, junto a ella, y es que no se deja de querer de la noche a la mañana por más grande que haya sido la falla.
Samantha va a la cocina a decirle a su madre que empiece a servir los bocadillos, cuando vuelve a la terraza se lleva la sorpresa de que ahí está Miguel, ella no sabía si echarlo, ignorarlo o besarlo, se quedó en seco unos minutos y él se dirigió hacia ella, llevaba puesto una suera rosa que Samantha le había regalado, le entregó un regalo, la besó en la mejilla y le dio las felicitaciones, ella guardó el regalo y se sentó con él.

-Samantha: ¿Estás arrepentido de lo qué hiciste?

-Miguel: Por supuesto, quiero que me perdones...

-Samantha:  Pero, ¿Por qué lo hiciste?

-Miguel: En realidad no sé porqué lo hice, contigo es con quien quiero estar, eso no volverá a suceder.

-Samantha: Yo ya no confío en ti igual que antes, Te amo pero no sé si las cosas vayan a funcionar después de esto...

-Miguel: Dame otra oportunidad, yo haré que funcione.

-Samantha: No estoy segura pero está bien, de antemano te advierto que si pasa algo similar otra vez, es el final.

-Miguel: Te amo, -Y la besó.

Así concluye la fiesta de cumpleaños de Samantha, con una reconciliación que lleva el beneficio de la duda pues hasta que no se compruebe con hechos son inciertas las palabras de Miguel; fue una gran noche, sencilla pero llena de emociones acompañada de seres queridos.

Una semana después Samantha va a visitar a Miguel con planes de sellar esa reconciliación con el afrodisíaco placer de un oral, llevaba a su mejor aliada en esas visitas, una leggins a rayas blancas y azul brillante acompañada de una blusa lisa en el mismo tono de azul, camina unos 20 minutos y llega a casa de su amado, los 15 de Samantha traerán consigo una nueva experimentación sexual, algo que ella no tenía en mente pero el universo decide concederle ese placer.
Samantha se instala en la habitación de Miguel, conversan un poco y deciden ver una película, pero a mitad de ella los besos desvían la atención y esa película queda en segundo plano, Samantha se sentó sobre Miguel de forma que se encuentraba totalmente abierta sobre él, él le saca un seno del sostén por la parte superior de la blusa y se lo chupa, lame toda la aureola, chupa el pezón y lo jala un poco, ella empieza a jadear y se desata la humedad, tumba a Miguel sobre la cama, lo besa, le levanta el t-shirt y con su lengua hace un recorrido desde su pecho hasta su cintura, empieza a desabrochar el pantalón y rápidamente se mete el pene entero a la boca, Miguel gime, Samantha le chupa el glande, lame la corona en círculos, baja el propucio lo más que puede y mama como si el mundo se fuese a acabar mañana, lame hasta abajo y le chupa hasta los testículos, se siente tan perra mamando, Miguel se está volviendo loco de placer y decide apartarla, tumbarla sobre la cama y devolverle el favor, Samantha pone resistencia, le da mucha vergüenza, a fin de cuentas nadie a visto, tocado o mamado su parte íntima, Miguel le pide que lo deje hacerlo y ella dominada por el placer deja que él continúe, le baja las leggins y los panties, le abre las piernas y se queda fascinado al ver lo bonita y grande que es la vulva de su novia, se motiva más y sin más preámbulo se sumerge en ella y se lo mama, pasa su lengua por el clítoris, lo chupa, baja y vuelve a subir, le chupa los labios y disfruta de sus fluidos, le da placer con su boca hasta que la hace venir, Samantha no puede sostener sus piernas, le tiemblan como gelatina, ha descubierto una nueva sensación de placer, se declara adicta a eso, le gustó más que nada y ahora se sentía más que satisfecha, ambos se tumban sobre la cama, boca arriba, uno al lado del otro y se tocan, Samantha le hace la paja a Miguel, está loca por ver el brote de esa leche que tanto le gusta, y Miguel se la hace a Samantha, le toca el clítoris y le hace una ligera presión sobre el himen, le agrada deslizar sus dedos sobre la humedad de Samantha, realmente es muy diferente tocarte a que alguien te toque, ambos se dan placer mutuo mientras sus gemidos se van combinando en la más sensual y excitante melodía, hasta que logran acabar y la leche es la protagonista del momento, se besan y deciden sentir la calma que viene tras ese intenso infierno que los deja tan extasiados...
Se quedaron dormidos un rato hasta que el golpear de la puerta los despierta, rápidamente se acomodan la ropa, organizan la habitación y se percatan de que no hay semen en ningún lado, al abrir la puerta es la hermana menor de Miguel, no quería nada  más que molestar, le hacen un tiempo hasta que logran engañarla y sacarla de la habitación, Samantha se da cuenta que ya es hora de irse pero ahora tiene un problema, su momento fue tan intenso que su blusa por ser de tela de algodón quedó empapada en sudor, pareciera que le habían tirado un balde de agua solo en la blusa, Miguel rápidamente recurre a buscar en su closet, hay muchos t-shirts que suelen parecer unisex y pues bingo, encuentra un t-shirt negro que forma una corbata con una frase muy graciosa de manera repetitiva que dice: Te vi, me gustaste, me alocaste, de mi mente te adueñaste y ahora no se como @$%?! Olvidarte, Samantha se lo puso, le pareció gracioso y pues le quedaba bien, al llegar a su casa como era de esperarse su mamá le pregunta por ese t-shirt, ella muy astuta ya había preparado su coartada en el camino, le dijo que su blusa se ensució de jugo y que Miguel le regalo ese t-shirt para que no saliera a la calle sucia y pues para que conservara algo de él, para suerte de Samantha su mamá se lo creyó y no siguió indagando; Samantha lava su blusa, se da un baño, cena y se va a la cama con una sonrisa de oreja a oreja y mientras agradece mentalmente por todo lo recibido en esos días se queda dormida en un profundo sueño.

La sexualidad de una virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora