Primera carta

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Antes que nada... Gracias por sus comentarios y su apoyo.

Ya pasamos las 100 lecturas... y sinceramente no esperaba tener mas de dos haha la de  mi mamá y la mia (ok no)

Este capitulo es cortito porque funciona como transición con el siguiente.

¡Disfrútenlo!

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A Miguel le temblaban las manos, nunca había escrito una carta es su vida. Pensó que sería como escribir una canción, pero al parecer era más difícil.

Arrugo una hoja de papel por enésima vez. Había escrito, reescrito, re re escrito la misma maldita carta y sentía que no era suficiente.

Hiro se había marchado hace casi seis meses, Espero durante todo ese tiempo una carta del nipón. Carta que nunca llegó. Eso lo hizo sentir olvidado y fue también lo que lo impulsó a tomar la iniciativa.

"Hiro,

¿Como van las cosas por allá? Aquí no ha cambiado casi nada, sigo tocando en la plaza, sigo esforzándome en mis estudios y ayudo a mamá Elena y a mi madre en todo lo que puedo. Los días ya no son tan divertidos como cuando estabas aquí. Me has hecho falta, eras el único amigo real que he tenido en este pueblito.

¿Tú me has extrañado? ¿Has extrañado la comida de mamá Elena? Yo te extraño mucho y extraño la comida que preparaba mamá Cass (mándale muchos abrazos de mi parte) ¿Y Tadashi? ¿Comenzó su proyecto? Espero que lo logre, se veía muy feliz cuando hablaba sobre él. Espero que lo logre y salve muchas vidas...tal como quería.

¿Y tú? ¿Ya te decidiste para ir a la universidad? No dejes pasar más el tiempo, has que Tadashi se sienta orgulloso... eres brillante Hiro, puedes lograrlo todo.

Haha, creo que me emocione escribiendo. Aunque no lo creas esta es la carta número quince que escribo... no me sentía muy cómodo con las anteriores.

Espero que estés bien y que nos veamos pronto.

Pd. Perdona mi letra horrible.

Con cariño Miguel R."

Hiro releyó varias veces la carta, la sonrisa no se le borraba de la cara.

Durante esos meses había estado batallando con la idea de ir o no ir a la universidad, pero al final su hermano lo había convencido de ir. Así que en las últimas semanas se había enfrascado en la titánica tarea de hacer un proyecto lo suficientemente bueno como para impresionar a todos y conseguir su pase a la universidad de San Fransokyo.

"Miguel,

No te disculpes por la letra, la mía es diez mil veces peor. Son las consecuencias de hacer solo garabatos matemáticos y lo demás todo en ordenador.

Por aquí todo está bastante agitado. Me decidí a ir a la universidad y he estado preparando un proyecto para presentarlo y ganarme el acceso. Debe ser algo increíble que los deje con la boca abierta. Han sido unas semanas durísimas pero Tadashi y sus amigos me ha estado apoyando.

Tía Cass dice que te extraña mucho y que le pidas la receta de los tamales a mamá Elena porque quiere probar hacerlos aquí.

Tadashi además de ayudarme ha estado trabajando en su proyecto. Está realmente metido en eso. Es genial verlo así de feliz.

¿Cómo está tu familia? ¿Como va todo en la zapatería? ¿Has escrito canciones?

Extraño los platos de la señora Elena, aquí no hay comidas como esa, aunque debo admitir que por comer así engorde bastante. Tu abuela cumplió su misión haha.

Ahora que lo pienso, esta es la primera carta que escribo. Se siente extraño no hablar contigo directamente. El sistema de cartas pasó de moda hace años... deberías tener celular o una computadora, porque creo que esto de las cartas realmente no se me da haha.

Pd. También te extraño.

Atte. Hiro H."

Hiro dejó a un lado el lápiz y dobló la carta, quería enviarla cuanto antes. Entre antes la enviará, antes tendría una respuesta.

Cuando Miguel recibió el correo semanas después casi le arrancó las manos al cartero y lleno de un sentimiento que mezclaba la felicidad con una explosión nuclear se metió en su cuarto.

La letra de su amigo sí que era un horror, por un momento sintió que su caligrafía era bastante buena en comparación. Leyó la carta por lo menos cuatro veces antes de empezar a escribir la respuesta, a esas alturas Hiro, probablemente, ya había presentado su proyecto o quizás no. Quizás Tadashi había hecho un gran avance.

Quizás muchas cosas podrían haber cambiado.

Y así fue, la carta que envió nunca recibió respuesta. Envió otras más preguntando si todo estaba bien, pero nada.

Pasaron los años y dejó de intentarlo. Dejo a Hiro en una pequeña cajita dentro de su corazón. Sin olvidarle, pero sin recordarlo tampoco.

Dejó sus sentimientos ahí. Junto con los recuerdos.

¿Qué había pasado? ¿Tan buena era la vida en la universidad como para dejarlo de lado? ¿Ya lo había olvidado? Imagino todas las cartas que escribió, durante esos largos ocho años, en el tacho de la basura. O peor, imagino a Hiro burlándose de su preocupación y de su insistencia por contactarlo.

Se sintió como un idiota.

Su pequeña cajita se iba llenando de odio. El pequeño Hiro que reposaba en su pecho comenzaba a morir.

Ya tenía veinte años. Era hora de cerrar esa estúpida historia y seguir adelante.

Y para cerrarla tendría que averiguar qué había pasado. Tendría que volver a verlo.

Llenó una pequeña maleta con un par de prendas, con sus memorias y con la ilusión de estar equivocado. Tomó su guitarra y salió de Santa Cecilia con la dirección de Hiro en la mano.

Tenía miedo.

First time [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora