Primeros sentimientos

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Nota:
No pude aguantar las ganas de publicarlo ya pero ya~
Espero que disfruten este capítulo lleno de azúcar 💖

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Si lo piensas con calma siempre encuentras una respuesta apropiada para cualquier situación. O eso era lo que Hiro siempre pensaba, pero en esta ocasión al tratar de computar algo coherente entre Hiro y sentimientos su sistema falló por completo. NULL POINTER EXCEPTION. NO COMPILA. NO FUNCIONA.

—¿Hiro?— Miguel miró a su amigo el cual llevaba un buen rato mirando al vacío como estuviese sufriendo alguna falla interna, —¿Hiro?— esta vez no fue tan amable y solo lo tomó por los hombros para sacudirlo.

Como odiaba que su chino dejara de funcionar así, tan de la nada.

—Lo siento— Hiro miró a Miguel, el cual solo tenía una expresión de "no te vas a salvar de esto".

—Si no quieres hablar está bien, no voy a obligarte— suspiro, — Pero no voy a permitir que te vayas sin escuchar— su tono de voz fue autoritario. Y el Hamada comprendió que si trataba de huir era muy probable que fuera asesinado por una chancla voladora.

—No es eso— se excusó. Si era, no quería hablar. Se estaba acobardando.

— ¿Entonces?

—Es complicado.

—Todo tú eres complicado— el moreno se encogió de hombros, —Pero así te quiero— si Miguel pretendía que Hiro lo escuchara iba a tener que escoger mejor sus palabras, porque si seguía diciendo cosas como esas el chino se iba a morir antes de que lograra decir nada.

Miguel camino hasta su, ahora, cama y se recostó tranquilamente mientras miraba el techo.

—Ven— llamó a Hiro, —Recuéstate aquí, quiero contarte una historia— el Rivera estaba haciendo uso de todo su valor para mantenerse calmado. Él también estaba tentado a explotar con la situación. Pero tenía que tomar el toro por las astas o iban a llegar a los sesenta años siendo amigos. Era ahora o nunca, tenía que arriesgarlo todo.

La sensación del peso de alguien hundiendo el lado sobrante del colchón lo sacó de sus pensamientos, volteó el rostro y se encontró con el de Hiro, el cual trataba de entretenerse mirando el techo, para así evitar mirar a su moreno compañero.

— ¿Entonces...?

—Voy a contarte una historia del tiempo cuando éramos niños— Miguel estaba haciendo las cosas de forma totalmente improvisada.

—Eso fue hace mucho— Hiro sonrió con nostalgia.

—Lo sé, pero si no comienzo desde ahí no sabrás todo lo qué pasó, — le sonrió y continuó, —Antes de empezar debes prometerme algo.

— ¿El qué?

—Que vas a escuchar con tu corazón y no con tu cabeza.

—Está bien— el nipón cerró los ojos totalmente dispuesto a dejar su lado lógico y analítico permitiendo que su corazón fuera es que recibiera aquellas palabras. Y tan pronto como se relajó sintió la voz de Miguel llenado el ambiente.

—Hace mucho tiempo, en las vacaciones de verano más extrañas y hermosas que he tenido en mi vida experimenté por primera vez la sensación de cariño, de un cariño distinto del que se le tiene a papá y mamá, un cariño de necesidad y calor. Ese verano experimente por primera vez lo que era enamorarse, — hizo una pausa para recordar esos días, — Recuerdo perfectamente el día que nos conocimos en el quiosco, recuerdo la primera canción que le cante... recuerdo cada momento que pasamos juntos en esos pocos días. Pero como todo lo bueno las vacaciones no eran eternas y pronto esa persona y su familia tuvieron que irse. La persona que tanto quería me prometió que no me olvidaría, que íbamos a volver a vernos y que íbamos a estar en contacto.

First time [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora