⬛Padre Adolescente▪

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Nota: En la imagen: La casa de los padres, bueno, ahora solo madre de Ryan.

Ryan:

Llegamos a casa, me bajé del auto y mi abuelo metió el taxi en el garaje, él y mi abuela tuvieron a mi madre muy jóvenes, tuvieron muchas complicaciones, estuvieron a punto de darla en adopción, hasta que como un milagro, una oportunidad se les presentó, algo no muy alegre pero era lo que les iba a salvar con su pequeña; una herencia la cual obtuvieron a los meses que mi madre nació, cabe destacar que cuando eso, mis abuelos tenían 18 años, nació mi madre y se casaron, pero de todo esto murieron los padres de mi abuela y ellos le dejaron como única opción a ella toda la herencia, eran millonarios, pero nunca les agradó el que mi abuelo fuera de clase baja y cuando supieron del embarazo la hecharon, gracias a esa herencia continuaron con su hija, la amaban, pero temían no darle la vida y el amor que ella merecía entre la miseria, años después, mis abuelos tuvieron otros tres hijos; Sailen, Julio y Antonio, los cuales trabajan y no viven con mis abuelos, ya tienen sus familias hechas.
Por lo que supe, mi madre siempre los quiso, siempre tuvo presente que actuaban por el bien de ella, siempre les fue agradecida. Mi familia era millonaria, pero no importaban si entre todos habían pobres, ricos, porque lo que importaba era el corazón de las personas, me siento orgulloso de esa educación que me dieron, nunca me voy a cansar de decirlo, exepto el que me hayan casado con esa mujer, eso es lo que más me ha dolido, lo han hecho por dinero, y desde entonces me quedó la duda de a dónde se había ido mi familia, no les importó acabar con mi futuro a pesar que yo luchaba por mis sueños, en otras circunstancias quién sabe si yo los hubiese perdonado.

Entré a la casa, y me fui directo a mi habitación, estaba remodelada, paredes blancas, espaciosa, una gran cama, con sábanas blancas y una negra acomodada al final de ésta, combinando bien con el blanco de las paredes, y lo negro y amarillo de las almohadas así como las cortinas. La habitación perfecta.

Escuché un tono de celular; Fuell de Metallica, estaba en la mesita de noche, era una llamada de un número desconocido así que contesté.

- Hola?...

- Hola Ryan, ¿te has olvidado de llamarme?- Esa voz demandante jamás la olvidaría, y sí, se me había olvidado por completo.

- Perdón han sucedido algunas situaciones, ¿están bien los bebés?- Escuché un profundo silencio- Hey, te estoy hablando, responde ¿están bien?

- Los bebés están bien, quería preguntarte sí compras tú los muebles o yo.

- ¿Quieres comprarlos tú?

- La verdad es que no, esta inmensa panza no deja que me mueva fácilmente.

- Está bien, cuando yo llegue allá los compraré serán mis gustos, adiós cuidas bien a mis bebés hablamos después.

Puse el celular en la mesita gris, me quité la ropa quedando en boxer y me tiré en mi cama, deseaba descansar mañana sería el funeral de mi padre, gracias a Dios, lo han hecho muchos días después por unos problemas legales con el abogado, pero no quita que sienta ese dolor en el pecho.

Mientras dormía soñé como una mano recorría mi cuerpo, de mi boca hasta mi pecho, seguido al ombligo, un tacto algo... Feo, abrí mis ojos encontrándome con....

Me exalté y me desperté de tope, viendo en frente de mí, a centímetros de mi cara una cara algo familiar, la "nieta" de don Tomás.

- Hola, se puede saber ¿qué haces?- Pregunté asustado , alejándome, mientras ella se acercaba con una sonrisa ladina, no tuve escapatoria al sentir como mi espalda pegaba al respaldar de la cama.

- Estás igual de guapo que antes, no sé como no te reconocí, has cambiado- Su voz era muy femenina, por un momento parecía fingida, tenía el pelo negro y largo hasta el trasero, ojos negros, y mucho maquillaje en la cara, test blanca, su cuerpo era.. algo musculoso? ¿Una mujer con músculos? Se ve súper raro, además un vestido olgado negro con rojo, pantis negras, se le veía bien, pulseras negras de cuero, que me recuerdan a algo pero no se a qué, al igual que ese collar de cruz que lleva en el pecho, que tampoco tenía pecho era plana, una mujer demasiado... extremadamente rara.

Después vi como se montó a orcajadas sobre mí y me besaba, con una pasión, unos besos que me recordaban a él, a ellos, me dejé llevar tomándole de los hombros y acercándola más a mí, sus besos eran perfectos, magníficos, esa suavidad de sus labios, sentí como posó su mano en mi boxer masajeandolo.

- ¡Ah!- un gemido involuntario salió de mi boca mientras masajeba con tanta delicadeza.

- Mmm exquisito- Se relamió los labios mientras venía a besarme, vi como iba a bajar hasta que recordé que yo era el hombre, el que mandaba, la tomé de sus brazos, parece que vió mis intenciones - Déjame hacer lo que quiero hacer- Dijo con una voz pervertida.

Bajó hasta mi miembro, vi como bajó el boxer de un solo, y metió mi pene por completo en su boca, apretándolo y moviendo la lengua volviéndome loco.

- Ah, ah, sí- Cerré mis ojos mientras ella me hacía sexo oral, hasta que... Yo queriendo más tomé su cabello con fuerza y le quité ¿Una peluca?,
¿Qué demonios es esto?

Volví a verla, no levantó la mirada, su cabello real era rubio, el cual tenía amarrado en un moño.

- ¡¡¡Muéstrame tú rostro!!!- Le grité con enfado y miedo haciéndola sobresaltar, pero negó con la cabeza- Hazlo o yo lo hago de la manera que sea- Volvió a negar y sentí en segundos mi miembro doler, me había mordido mientras se iba corriendo, en ningún momento pude ver su rostro estaba realmente confundido y adolorido, quizá se metió en la casa sin permismo alguno a acosarme.

Después, tome un baño, con la culpabilidad sobre mis espaldas, ayer fue con Bran, y hoy no sé con quién solo me dejé llevar, y no es bueno, pero esos besos me recordaron tanto a Bran que se me hizo imposible separarme, quería que de verdad fuera él.