Manchester.

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Llegamos a Manchaster  despues de dos dias caminado y durmiendo en la tienda de campaña. Esas dos noches tuve el mismo sueño que la primera, solo que en los diferente lugares en los que dormiamos.

Todo tenia un aspecto tenebroso. Los edificios estaban oscura y algo estropeados. Encontarmos un centro comercial. Gracias a dios tambien habia coches. Tuvimos que encontrar la llave entre muchas, pero lo conseguimos. Recogimos suministros de todo tipo, incluso armas. Dos pistolas cada uno con balas suficiente para matar a un ejercito de dos tiros. Lo cargamos todo en el coche y conducimos, habia echado tanto de menos conducir. Dimos una vuelta por toda la ciudad. Entonces escuchamos unas voces salir de la iglesia. Nos bajamos del cohe y entramos. En ella habia un grupo de hombres y mujeres sentados y un señor tenia encadenada al altar a una chica de mi edad. La pobre estab angustiando y amordazada, se removia para intentar soltarse, pero le era en vano.

¿Que coño esta pasando aqui? pense.

El señor no paraba de hablar.

- Hijos mios, esta clara como hemos sobrevivido cada noche. Nuesto seño todo poderoso esta enfadado por nuestros pecados. Nos perdona cada dia gracias a nuestros sacrificios. Sacrificando a estos paganos nos liberamos de nuestros pecados. Esta joven que veis aqui, es la elegida por los demonios sin cara. Es a ella a quien quieren. Gracias a ella nuestros hijos, seres queridos incluso nosotros mismos, estamos salvados. - saco un gran cuchillo blanco.

 Puse a Cassandra detras de mi para que no viera nada. Esto era horrible y aterrador.

- William - susurre - Vamonos de aqui. 

- Si, vamos.

En cuanto nos dimos la vuelta nos encontramos con tres hombres que nos apuntaban con sus armas.

- ¡Padre! - grito uno de ellos - Tenemos tres intrusos.

Nos hicieron pasar dentro, toda la gente nos miraban asustados y murmuraban cosas.

- ¿Quienes sois hijos mios? - pregunto el hombre.

La chica que estaba en el altar nos miraba suplicando ayuda con la mirada.

- Yo soy William y ellas son mi mujer Cassie y mi hija Cassandra. 

Yo le mire atonita y el me dio a entender que le siguiera el juego.

- ¿Mujer? Parece bastante joven para tener un hija de cinco o seis años .

- Nos casamos jovenes, tiene 22 años.

Sabia que no se lo creerian, pero por alguna extraña razon me equivoque.

- ¿Por que no os sentais con nosotros? ¿O acaso teneis algo mejor que hacer? - pregunto el hombre amenazante.

- No, claro que nos quedaremos - dije sonrioendo.

No sentaron alante del todo y vimos como poco a poco iban hiriendo a la pobre chica del altar. Cassandra estaba pegada a mi y con las manos en los oidos par no escuchar ni ver nada. Esto estaba siendo horrible, tenia ganas de vomitar y de salir corriendo. Pero me mantuve en mi sitio por nuestro bien. Nos hicieron acompañarlos a un edificio y alli la hecharon medio inconsciente.

- Hacemos esto para que los demonios sin rostro sacien su hambre y no vengan a por nosotros. ¿Has visto a alguno?

- No- dije mintiendo.

- Mejor para ti.

El seño del altar se nos hacerco y nos invitoa quedarnos a dormir con ellos, dijimos que si. Saldriamos cuando todo el mundo estuviese durmiendo.

¿Hay alguien?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora