West Side Story

Ley de relatividad III

Nos dispusimos a salir de mi ahora casa después de armar la cama de mi madre y poner sábanas limpias y cobertores en ambas camas, además de observar como dejó mi prima la decoración de la habitación de mi madre cruzando el umbral de la puerta vimos a Elizabeth en un auto negro hablando con un chico que se veía mayor que ella, de cabello castaño claro y por lo que pude ver llevaba un traje gris, ambos salieron del auto y el chico abrazó a Elizabeth y le dio un beso en la frente, ella respondió al abrazo, volteó a ver en nuestra dirección, no pude hacer más que sonrojarme y desviar la mirada al suelo ella entró a su casa, además del suéter llevaba unos pantalones ajustados negros y botas cortas del mismo color, la vi cruzar el umbral de su hogar y mi primo habló.

-Hey Max.-dijo Josh batiendo su mano en dirección del castaño mientras me abrazaba por los hombros con su brazo izquierdo acercándonos más al extraño.

-Hey Josh.-Contestó el chico con traje.-¿cómo va todo?-Preguntó el chico a mi primo mientras se daban un apretón de manos-¿Quién es esta linda señorita? no estarás engañando a Keyla.-dijo graciosamente.

-Genial, no, no, no, esta es mi prima Jane, se acaba de mudar.-contestó josh soltándome para señalar con su pulgar la casa a nuestras espaldas.

-Mucho gusto, Maximiliano West, puedes decirme Max.-se presentó el chico extendiéndome la mano.

-Jane Brent.- contesté el saludo apretando su mano.- el gusto es mío Max.-West...había un parecido a la chica.

-Él es el hermano mayor de Lizzy.-Comentó mi primo.-y planea conquistar el mundo.-miré a Josh con una ceja levantada, estaba confundida cosa que el chico con traje pudo ver.

-Nada de eso.-contestó con una sonrisa.-Bueno, me voy, tengo una audiencia en una hora, un placer conocerte Jane.-Dijo extendiendo su mano otra vez.

-Igualmente.-respondí al apretón del castaño.

-Nos veremos luego Josh, espero me invites a alguno de tus conciertos, dale un saludo a tu hermana y tu mamá de mi parte-dijo el castaño con una sonrisa a mi primo subiendo al auto.

-Tenlo por seguro.-contestó Josh batiendo una de sus manos viendo aquel auto irse lentamente del lugar.

Llegamos a la casa de mi tía y fuimos recibidos con un par de emparedados y unas latas de soda dietetica, el almuerzo pasó sin mucha pena ni gloria, solo un poco de plática amena, después del almuerzo mamá decidió que era hora de comprar víveres.

-Pueden usar mi auto.-Ofreció mi tía a mi madre quien muy gratamente aceptó y después de algunas instrucciones para llegar a las tiendas más cercanas al centro de San Francisco.

Después de media hora llegamos a una de las tiendas más cercanas y estacionarnos, bajamos y nos dispusimos a comprar los víveres. Nos tomó cerca de dos horas comprarlo todo, verduras, frutas, algunos enlatados frutas, bebidas deportivas, helado y demás alimentos, fue una actividad tranquila, después de pagarlo todo salimos rumbo al auto y metimos todo en la cajuela para volver al conjunto, en el camino de retorno al lugar eran cerca de las cinco de la tarde y el sol empezaba a ocultarse, las luces de las calles a encenderse iluminando los edificios y los negocios, mamá encendió la radio en una estación local, sonaba una vieja balada romántica de country, nunca hablaba mientras viajaba así que volteé a ver mi mamá, era muy injusto que papá le hubiera hecho lo que le hizo...lo que nos hizo, al parecer ella sintió mi mirada sobre ella y giró su cabeza para verme...patéticamente le sonreí para no desviar su atención de la carretera y fijé mi atención a la ventana, a pesar de todo San Francisco era una ciudad hermosa, claro Tampa también lo era pero aquí era diferente, tal vez la gente hacía que se sintiera diferente o era mi estado emocional era el causante de mis pensamientos. Estaba tan metida en mis pensamientos que no sentí que habíamos llegado hasta que sentí la puerta del piloto cerrarse, me apresuré para ayudar a mi mamá con las bolsas y entrarlas, era raro, mientras mamá acomodaba la comida en el refrigerador me observaba como tratando de decirme algo y luego seguía con lo suyo.