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Jimin estaba completamente desnudo amarrado a mi cama, tanto sus muñecas como sus tobillos, sus ojos no dejaban de pasearse por mi cuerpo cubierto de una lencería negra y como resultado su miembro estaba erecto. Esa imagen que él me daba era más excitante de lo que imagine.

Me coloque sobre mis rodillas y manos sobre él, pero sin tocar ni un centímetro de su piel.

-¿Que estás pensando?- ronronee con un tono de voz sensual, pero Jimin estaba hipnotizado mirando mis pechos.- debes decirme para poder seguir, sino te dejare aquí solo y con un gran problema.

Me miro a los ojos y abrió la boca para decir algo, pero se arrepintió negando con la cabeza.

-¿Por qué quieres saberlo? ¿No te basta con mirar a mi amigo allá abajo?

Me reí y negué con la cabeza, como si fuera un niño pequeño y no supiera nada del mundo real. Me senté sobre sus muslos, dejando su erección frente a mí.

-Quizás para otras si es suficiente, pero no para mi.- acaricie sus muslos, su cadera, su pelvis y su estómago, evitando por completo su miembro.- dime Jimin.

Su respiración era irregular y levantaba levemente las caderas. Me mordí el labio al sentir mis bragas mojadas por la excitación.

-Quiero tocarte y hacerte sentir bien. Besarte y morderte por todo tu cuerpo.- gimió cuando pase uno de mis dedos por toda su longitud.- sé que acepte ser atado, pero ahora me arrepiento. Por favor déjame tocarte.

Tome su rostro entre mis manos y lo bese sin nada de dulzura, todo lo contrario a como él solía besarme, pero eso no lo detuvo para corresponderme.

-No, es tu castigo por dejarme plantada el otro día.- baje las tiras de mi sostén poco a poco, torturándolo y luego lo desabroche para dejar libre mis pechos. No eran muy grandes que digamos, pero el parecía preferir los pechos pequeños.- pero si puedes besar lo que te ofrezco.

Lleve mis pechos a sus labios y juro que casi me desmayo al sentir su lengua jugar con uno de mis pezones, era exquisito de una manera inexperta pero segura.

Jugo con mis pechos un rato hasta que me sentí satisfecha. Bese su mandíbula, su cuello y seguí descendiendo hasta llegar a su pelvis, pero de nuevo ignore su miembro y Jimin gruño en desacuerdo al momento que bese su muslo.

-¿Acaso no te gusta chimchim?- pregunte con fingida tristeza y movió automáticamente la cabeza de un lado a otro negándose, pero luego asintió.

Debo quitarle esa inseguridad también.

-Me gusta lo que haces, se siente... Bien, de cierta manera, pero quiero...

Espere, espere un rato pero no dijo nada más. Jimin tenía un serio problema de autoestima aunque a veces no pareciera.

Suspire y luego le sonreí haciendo que él se quedare con la mirada clavada en mí.

Baje mis labios y bese delicadamente sus testículos, los chupe y succione con delicadeza volviéndolo un lío de gemidos y gruñidos. Estaba subiendo las caderas como si estuviera penetrando algo.

La puta que lo parió, me tiene toda mojada sin haber puesto un dedo sobre mí.

-Si nunca dices lo que quieres ¿cómo esperas que los otros sepamos?- le dije con dulzura rozando su glande con la yema de mis dedos.- no soy adivina.

Él estaba tan desesperado que parecía que iba a gritar en cualquier momento.

-Chúpamela por favor. Metete todo lo que puedas en la boca y ahógate. Me quiero correr en tu boca o en tu cuerpo, en donde sea con tal que tú me lleves a acabar.

Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Este hombre no sabe todas las ganas que tengo de complacerlo. No le di tiempo a que se arrepintiera de sus palabras, me lo metí de golpe en la boca hasta ahogarme.

-¡Dios mío!

No espere a que se acostumbrara y empecé un movimiento rápido, me ayude con mi mano para que sintiera más placer.

-Me voy a... Cassie.- jadeo.-dios sí.

Sentí mi boca llenarse y no dude en tragarme todo lo que Jimin me daba. Su sabor no era amargo, al contrario era tan dulce como él.

Su cuerpo estaba sudado, sus mejillas levemente sonrojadas y sus ojos apretados con fuerza. Sexy, fue la única palabra que se me vino a la mente. Le di una última lamida y me quite la única prenda de ropa que me quedaba.

-Jimin abre los ojos.

Le sonreí y él también lo hizo. Lo bese dejando que su lengua entrara en mi boca, probando su esencia entre los dos.

-Ahora es mi turno.

Jimin iba a decir algo, pero no lo deje. Me senté sobre su cara, específicamente en sus labios y comencé a moverme con rapidez. Su lengua salió y tuve que colocar una mano sobre el cabezal de la cama para no caer.

Lo único que se escuchaba en la habitación eran mis gemidos y el rechinar de la cama al moverse, era hipnotizante y demasiado excitante como para aguantarlo por mucho tiempo. Me corrí y casi al instante lo escuche gruñir de satisfacción, al ver su miembro a mi espalda lo comprendí, se había corrido por segunda vez mientras me daba sexo oral.

-Eres un fácil Park.- canturreé cuando desate sus manos.- Cualquiera haría que se te pare.

Jimin parecía avergonzado cuando se sentó en la cama con el estómago manchado. No me resistí y lo limpie con mi lengua.

-No es cierto.- respondió intentando sonar firme con mi reciente acción.- solo tú me pones así, me gustas mucho.

En mi cabeza escuche el sonido de dos carros chocando, eran mis pensamientos chocando con la realidad, una realidad que he querido evitar y lo seguiría haciendo hasta el final de los tiempos.

Le di una sonrisa y comencé a vestirme dándole la espalda. Tenía que irme y rápido.

-¿Por qué nunca nos quedamos a dormir juntos?

-Vivo ocupada.- respondí por inercia, era la respuesta que siempre le había dado a mis amantes. Jimin sonrió como si fuera gracioso.

-Yo también.- me gire a verlo y estaba acostado con un brazo bajo su cabeza mientras que no dejaba de observarme.- Vamos a probar, quédate a dormir conmigo Cassie. ¿Quieres?

¿Qué debo hacer para que me caiga un rayo o me trague la tierra? No quiero romperle el corazón, no aún. Era demasiado egoísta como para dejar de verlo y disfrutar de las cosas que me hace sentir.

Como si mi grito interior hubiera sido escuchado, en ese momento que iba a responder Emma me llamo.

-¿Dónde estás? Si me dejaste plantada por un chico te matare Cassandra.

Ups...

Bendito sea mi descuido y mis hormonas.

-Lo siento Jimin, quede en salir un rato con Emma esta noche, espero que lo entiendas.- le dije con el tono mas lastimero que pude poner.

Su cara se transformó en desilusión y tristeza. Yo definitivamente era un monstruo por causarle el más mínimo dolor. Me acerque y lo bese, dulce y tierno como él.

-Sera para la próxima.- dije sin pensar y quede de piedra. No debí decirle eso.

Su sonrisa volvió y con ello algo en mi corazón se descontrolo.




Hola amores

Dos preguntas:

-¿Les va gustando?

-¿Odian a Cassandra?

Inocencia (Saga Pure Love #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora