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Decir que esa noche me pareció corta, era poco. Era nuestra última noche juntos y la íbamos aprovechar al máximo. Lo que habíamos dicho era suficiente por el momento, solo quedaban nuestras acciones, la manera de tocarnos, abrazarnos, besarnos, de hacernos el amor, porque sí, eso estaba haciendo esa noche con él.

Me tomo de las caderas sin perder su ritmo lento y pausado, haciéndome sentir cada centímetro y vena de su miembro. Miraba mis expresiones de placer mientras yo veía como entreabría los labios.

-Te ves tan hermosa Cassie.

Lleve mis manos a su cuello para atraerlo hacia mí y besarlo. Lo que estaba sintiendo no se puede expresar con palabras, no era solo placer, era cariño y amor también. Si, amor. Eso era lo que estaba sintiendo por Jimin y no había querido admitirlo, era extraño, era agridulce y me hacía sentir bien.

-Prométeme que no te vas a olvidar de mi.- dijo moviendo con un poco mas de fuerza las caderas.- porque yo jamás voy a poder olvidarte.

Ambos estábamos cerca del orgasmo, se notaba por nuestros movimientos desesperados.

-¡Jimin!- gemí al momento de estallar en miles de pedazos de una manera única y que nunca nadie me había provocado. Él se corrió unas cuantas embestidas después con la cara enterrada en mis pechos.

-Pensé que eras un juego, como el resto, pero me equivoque.- me miro en el momento que nuestras respiraciones se calmaron. Mi voz era un susurro casi inaudible y roto- eres más que eso Jimin. Lástima que me di cuenta muy tarde, lo siento.

No fue fácil decir eso, pero Jimin supo cómo manejarlo, me abrazo y me mimo. Me susurro miles de te quiero y palabras tiernas que me ablandaron el corazón y por poco me hacían llorar, incluso cuando volvió hacerme el amor.

En ningún momento fuimos rudos o rápidos, me di cuenta que haciéndolo de esa manera uno podía durar más en correrse y cuando llegaba el momento era demasiado fuerte como para hacerme gritar y hacer que abrazara Jimin como si nunca lo fuera a soltar.

Nos quedamos dormidos abrazados el uno del otro, era la segunda y ultima vez que lo haríamos, me arrepentí en el instante que había sido tan tonta y ridícula, pero ya no podía hacer nada como para cambiar las cosas. Al amanecer ambos sabíamos lo que vendría: el adiós definitivo.

Fue duro separarme de su cuerpo, de su carita de recién levantado y de sus labios que me gritaban que lo besara aunque sea una vez más. Me di un baño rápido y tome mis cosas para irme lo antes posible.

Jimin se puso de pie sin incomodarle que estuviera desnudo frente a mí. Me tomo de la cadera y me acerco a él dejando nuestras caras a centímetros y nuestros labios a un respiro.

-¿Te hare daño si te pido un beso más?

Quise llorar en ese momento. ¿Por qué tenía que preocuparse tanto por mi? Eso solo me hacía sentir más cosas por él.

Asentí y me aparte. Jimin me miro a los ojos y beso mi frente.

-¿y qué tal un abrazo?

Negué y me aleje. Por más que me moría porque lo hiciera sabía que eso solo me destruiría más de lo que ya estaba.

-Fue lindo conocerte Cassie.- dijo intentando regalarme una sonrisa.

Asentí con un nudo en la garganta.

-Sí, pero ya. Se acabo, yo podre seguir con mi vida tal y como estaba, mientras tú sigues con tu trabajo sin interrupciones.

Sus ojos se humedecieron y me maldije, lo había lastimado solo por decirle la verdad.

Mierda Cassandra, eres una insensible.

-Bueno, es lo...que...

Por impulso lo tome de las mejillas y le di un beso corto. No le di tiempo ni de reaccionar cuando ya me había separado de sus labios para salir corriendo de la habitación, como toda una cobarde, esa sería lo que Jimin recordaría de mí.




Había pasado una semana desde aquella mañana y lo único que me dedique a hacer fue a trabajar, a romper mi imaginación para no pensar en Jimin. Emma me acompañaba la mayoría del tiempo, cuando no estaba en entrevistas o caminando por todo Seúl buscando un trabajo. Por otro lado ella no estaba tan decaída como pensé que estaría, eso me ponía aun más molesta conmigo misma.

-¿Hoy tampoco quieres ir hacer algo por la noche?- pregunto ella con los ojos en su teléfono.

Se supone que mi medicina para la tristeza o cualquier cosa era beber y bailar en un club, pero no he querido hacerlo, no tenía ganas. Tanto Emma como yo estamos sorprendidas por ello.

-No.

-Bueno, pues yo si.- dijo animada y yo solo la mire como si hubiera perdido la cabeza.- ¿Qué? Quiero ir comer un helado y luego ver películas en mi cama.

-¿No deberías estar llorando por tu pedacito de hielo?

-¿No deberías estar llorando por tu nalgón?

-Ya te dije que él no fue nada.

Rodee los ojos y me gire de nuevo a mi mesa de dibujo, ignorándola por completo y sintiéndome mal por mentirle, Jimin fue mucho más que un simple nada.

-Estaré en el departamento por si me necesitas.- me dio un beso en la mejilla y un corto abrazo antes de irse.

Me dejo pensando tantas cosas con su actitud tan relajada como si Yoongi y ella jamás hubieran terminado, o como si él simplemente no hubiera existido en su vida.

Oh maldita sea, si ella puede hacerlo, entonces yo puedo hacerlo el doble.

Me levante y me dirigí al club gótico, a pesar que no me gustaba el estilo o la música, la bebida era excelente, contaban con un gran servicio. Me senté en la barra y comencé a beber tequila sin importarme nada. Vaso tras vaso fueron pasando hasta que sentí a alguien a mi espalda y unos brazos rodeándome. Unos brazos que conocía.

-Tenía tiempo sin verte por aquí gatita. ¿Te gustaría que nos divirtiéramos de nuevo?- Me gire encontrándome con el chico rapado y tatuado con el que me acosté hace meses. Seguía igual: alto, corpulento y una sonrisa matadora, pero ya no me sentía tan atraída como antes.- Nunca contestaste mis mensajes.

-Simple, porque no quería hacerlo.- tome el otro vaso de tequila que me había traído el barman para beberlo de golpe.- y no, no quiero. Lárgate.

El chico puso mala cara y me llamo perra, no me importaba realmente, pero al menos me dejo tranquila el resto de la noche. Otros chicos se me acercaron y fue el mismo problema, ellos querían sexo y yo no. Era un castigo, el karma, supuse.

Maldije el día que me fije en Jimin, el día que me quede en la casa de BTS y lo seduje para llevarlo al baño y darle su primera mamada. Maldije el doble el momento cuando le di mi número de teléfono.

Regrese al taller para evitar a cualquier otro chico que quiera restregarme su entrepierna en el trasero, y me quede a dormir allí en el suelo con una tela de satén como cobija y otra de almohada. Estaba hecha un desastre y estaba decidida a olvidar esta aventura romántica que me había hecho más mal que bien.

Justo cuando comencé a cerrar los ojos para dormir mire el calendario que colgaba en una cartelera donde colocaba todas las fechas importantes. Comencé a maldecir de nuevo internamente cuando mire la fecha de hoy: estaba cumpliendo un año de haber conocido a Jimin.

Cassandra, rompiste tu record.- me dije a mi misma.




-Hasta yo que soy la escritora me siento mal por este capítulo. ¿Quién me acompaña a llorar?

-Para las que no sepan hay un capitulo extra en el libro de A escondidas que explica la actitud de Emma. (No quiero que la odien).

-Por otro lado ¿les gustaría saber cómo fue esa noche que Cassandra y Jimin se conocieron?

-Gracias por leer!!!<3<3<3<3<3

Inocencia (Saga Pure Love #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora