Capítulo 28

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Notas del autor: 

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*Reparte cajas de Kleenex al por mayor*

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WonWoo sentía que JunHui actuaba extraño. El fin de semana lo habían pasado en una cita larga, aprovechando para festejar los 200 días de su noviazgo (teniendo ya casi 230 días, por culpa de las ocupaciones). Ahora decidían ser menos aventureros y pedir permiso a los padres del menor, aclarándoles ubicaciones dónde estarían. No dejaban que WonWoo se quedase a dormir en ningún lado que no fuese su casa, porque a pesar de ser domingo, tendría una de sus terapias de rehabilitación, pero se sentían tan orgullosos de que su hijo fuese responsable, que incluso le regresaban la puerta de su cuarto, como premio de consolación y barrera a un poco de privacidad.

Así qué, aunque no tenían otro retiro romántico y sexual, paseaban el sábado por Gangnam, probándose ropa que no comprarían y pidiendo diferentes bebidas calientes en una cafetería cuando comenzaba a nevar. Cancelaban la caminata por el palacio Imperial porque no dejaba de nevar hasta pasadas las 8pm. Entonces JunHui invitaba a WonWoo a cenar en uno de los restaurantes más caros que el menor jamás hubiese estado. Comían hasta que prácticamente debían rodarse el uno al otro de regreso a casa.

Los padres de WonWoo sorprendían a ambos con un pastel. Al parecer habían cambiado de parecer sobre el chino después de ver como cuidaba de su hijo. JunHui parecía extasiado de poder compartir festejo y pastel con los padres del menor, pero este realmente no creía que fuese el caso. Después de todo, JunHui no era en lo absoluto cercano con sus padres y no había motivo para creer que querría ser cercano a los padres de su novio. De todas formas, aquello le ganaba incluso más confianza con los señores Jeon. Llegaban al grado de permitirles dormir a los dos en el cuarto de WonWoo con la puerta cerrada.

Lo más increíble resultaba que solo hablaban. JunHui se acomodaba entre los brazos de WonWoo y platicaba sobre MingHao y su novia obsesionada con las cosas lindas. Sobre el basketball y sobre un par de chicas que a veces lo seguían a todas partes y lo contrariaba un poco, porque no podían escabullirse tan fácilmente ellos dos al cuarto de la limpieza. Al menos, con eso, WonWoo comprendía por qué motivo no había visto al chino en aquel lugar a últimas fechas. Él escuchaba con paciencia, adorando el modo en que las sílabas escapaban de la boca del mayor, arrullándose con ellas, encontrando una calma inherente en la simple acción de enterarse un poco más de la vida de JunHui.

El domingo asistían con los padres de WonWoo a misa. No podía considerarse lo más festivo, pero habían prometido hacerlo a cambio de dejarles ir al Lotte World después de ello. JunHui parecía confundido con el concepto de religión y de mantenerse sentado por poco más de 40 minutos en pos de escuchar a un predicador que hablaba de cosas que no le interesaban en lo absoluto. Era como ir a la escuela, pero potenciado en aburrimiento. Lograba quedarse quieto de todas formas, y era eso lo que importaba.

Si WonWoo había pensado antes de ese día que JunHui resultaba lindo, lo confirmaba en el momento en que le veía a un lado suyo, cubriéndose los ojos con ambas manos mientras gritaba desaforadamente al tiempo que descendían por la bajada más pronunciada de la montaña rusa. Lindo era una palabra corta. Resultaba adorable. WonWoo quería pasarle un brazo por el hombro y atraerlo contra él para que pudiese esconder el rostro en su chamarra. Se contenía porque estaban frente a todo el mundo y podían llamar demasiado la atención. Luego se arrepentía de no haberlo hecho porque el chino bajaba del juego completamente pálido. Pero el momento se había esfumado y JunHui lo acarreaba a la siguiente atracción mecánica.

Growing PainsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora