Me gusta cantar.
Creo que la música se convirtió en algo esencial en mi vida luego de la muerte de mi padre. Cada vez que deseaba sentirme cerca de él, colocaba las canciones de sus cantantes favoritos, me sentaba en una esquina de la habitación, casi pudiendo vernos juntos bailando y cantando como si la posibilidad de que uno de nosotros dejase de existir fuese absolutamente improbable.
Lo sé, es triste.Lo cierto es que siempre me ha gustado cantar. Así que no es ninguna sorpresa que mi clase electiva sea música, hacia donde nos estamos dirigiendo ahora. El salón de música y el de danza están en el mismo pasillo, así que Lorena y yo vamos juntas.
Son nuestras últimas clases del día antes de poder irnos a casa. O, bueno, antes de que todos puedan irse a casa menos yo, porque estoy supuestamente castigada.
—¿Conseguiste información?
Mi amiga asiente.
—Sigue soltero. No sé quién te dio ese chisme tan malo.
—Nadie, es solo que viendo las fotos de la útima fiesta que hizo, una chica aparecía en varias fotos con él y se veían muy cercanos, entonces…
—¿Blanquita, alta y con el cabello oscuro? —Asiento, Lorena pone los ojos en blanco—. Es su prima, Anastasia.
Ah, ya.
Las redes sociales te hacen creer muchas cosas, ¿de acuerdo? Pero eso lo explicaba. La chica era realmente hermosa, incluso la stalkeé un poco y parecía que estaba en una academia de modelaje también. Verla me quitó el hambre por un rato, he de admitir, pero eso de la dieta no es lo mío, así que cuando mi tía me llamó a cenar por segunda vez aquella noche, no pude decirle que no.
Vale, Giancarlo seguía soltero. Eso era bueno. Al menos podría seguir deleitándome con la vista sin llorar porque tiene novia y no soy yo.
Lorena me contó un poco más de la chica (resulta que tiene un hermano menor muy cuchi con ojos verdes y ambos estudian en otro colegio) pero luego cambió de tema.
—Vas directo a castigo luego de esta clase, ¿no? Supongo que no quieres que te espere.
—Nop. Te escribo cuando llegue a la casa.
Nos detenemos frente a una puerta blanca con notas musicales pintadas. Lore me da un abrazo y estampa un beso sonoro en mi mejilla que me hace reír.—Suerte con Andrade y más te vale contarme los detalles.
—¿Cómo te atreves siquiera a dudar que lo haré, Lorena? —digo con la voz teñida de falsa ofensa.
Se encoge de hombros y me da una sonrisita antes de guiñarme un ojo y entrar a su clase. Yo hago lo mismo.
El aula de música es un sitio bastante normalito. Las paredes están pintadas de azul cielo con notas musicales e instrumentos dibujados en cada una (obra de la clase de arte), hay una gran ventana que da entrada a la luz del sol y tienen una vista privilegiada hacia el jardín trasero del colegio que… Pensándolo bien, no sé si pueda considerarse un privilegio ver tres tipos de cayenas descuidadas y césped que no tiene el color verde saludable que se supone debería tener, así que solo digamos que tiene vista al jardín. Las sillas usualmente superan al número de mesas, pues no solemos escribir mucho en la clase (la profesora Alejandra prefiere las clases interactivas). Pero creo que lo mejor de todo es ver la colección que posee el colegio.
Un teclado, dos guitarras, tambores, una batería (esa casi es de exhibición porque solo Kike sabe tocarla y lo hace poco), un arpa y panderetas. Seré sincera al decir que lo único que puedo tocar es la pandereta, lo demás no tengo ni mínima idea de cómo funciona.
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Andrade: El Desalmado
Teen FictionEl último año de colegio de Jessy prometía ser muy tranquilo. Eso hasta que se le ocurrió dar rienda suelta a su bocaza y hacerle frente a su ardiente profesor de física frente a todos sus compañeros. Esto puede salir muy mal o puede llevarla a con...