West Coast

Arrepentimiento

El me pegaba pero se sentía como un beso.

El me  hería pero se sentía como amor verdadero.- Ultraviolence.

-¡YO NO ME ARREPIENTO DE NADA!-Hizo que adoptará una posición fetal en la cama bajo las sábanas por el impacto de su grito.

-Lo siento-  Musite. Mis mejillas estaban empapadas de lágrimas pero ningún sonido de llanto salía de mi boca.

-¡TU TE QUERÍAS ACOSTAR CONMIGO!- Hizo una pausa- ¿QUE PASO DESPUÉS?- Su grito me sobre salto haciendo que me abrasara a mi misma buscando un poco de consuelo. Le estaba dando la espalda. No quiero que me vea así. Quiero ser fuerte.

-¡Lo siento! ¡Siento ser insegura! ¡Siento haberte hecho pensar que te quería de la misma manera en la que tu me quieres!, pero sobretodo siento haberme acostado contigo.- No se de donde saque fuerzas para gritar le. Espero su pronta reacción. se escucha como lanza algo y se rompe en el suelo.

-Pensé que me amabas de la misma manera en la que yo te amo- Dice las palabras sereno. Eso me asustó.-Pero me importa una mierda si me amas o no. Te entregas te a mi y ahora me perteneces. Te guste o no ahora eres mía y no te vas a largar de aquí ni con el cuerpo frío y el corazón inmóvil.

Seque mis lágrimas y me senté en la cama tapando mi cuerpo con la sabana.

-Tengo que irme- Dije casi en un susurro.

-NO TE LARGAS A NINGÚN LADO ¡MALDITA SEA!-grito de nuevo. Yo no lo miraba a los ojos. No lo miraba en absoluto, tenía miedo de encontrarme con su rostro enfurecido.

Busque con la mirada mi vestido pero lo único que encontré fue un trapo roto tirado en el suelo. Entonces los recuerdos de la noche anterior azotaron mi memoria. Todo lo recordaba claramente.

Cuando rehusé a acostar me con el y me quise poner el vestido de nuevo, Como lo arrancó de mi cuerpo con brutalidad. Como deje de resistir me cuando me dí cuenta de que todo mi esfuerzo físico no servía. La fuerza con la que me tomó que dejó como resultado marcas rojas y moradas por todo mi cuerpo. Como quiso endulzar la noche diciendo cosas lindas en mi oído que sólo sonaban como música de fondo ya que mis pensamientos ocupaban el primer plano. Esta mañana  cuando el no se encontraba a mi lado. Cuando le dije que todo había sido un error, la manera en la que me comenzó a gritar.

-No tengo que ponerme- susurre audible mente.

-Jesús-Dijo exasperado mientras se dirigía a su armario y sacaba algunas prendas. Las lanzó a la cama y sacó otras más para el. salio de la habitación enojado y dio un portazo.

Me quedé ahí inmóvil por unos minutos mirando un punto x en la habitación. Sentí unos dedos en mi barbilla y segundos después un suave beso en mi mejilla. No me dí cuenta de cuando volvió a entrar. Retomó su camino y salio de nuevo.

Me levanto de la cama, tomó mi ropa interior y comienzo a buscar el baño en las tres puertas que hay en la habitación. La primera es el armario, la segunda una habitación extra y la tercera el Baño.

Abrí la llave del agua esperando aque la calienta comenzará a correr. Cuando lo hace me colocó bajo la lluvia artificial. Comienzo a tallar jabón esperando quitar esa sensación de suciedad de mi cuerpo y mente. Seco mi cuerpo con una toalla que estaba ordenadamente apilada en un estante y comenzó a vestirme con mi sostén, el bóxer de Dániel, su pants deportivo y una de sus camisas blancas con un logotipo negro. Mi cabello queda suelto mojando mi cintura.

Salgo de la habitación y me encuentro con Dániel el cual avanza a grandes zancadas hacia mi. Me toma de la cintura apegando me a su cuerpo.

-Te vez jodida mente candente en mi pijama-susurra a centímetros de mis labios rozando su nariz con la mía.

repulsión hacia mi se hace presente en mi garganta. No sólo repulsión por dejarlo tocarme sino  porque me gusta.

-No la puedo usar para siempre.

-No es problema, puedo comprarte toda la ropa que yo crea que te quede igual de bien que esto.- No me dejará irme. Lo ha dicho, ya es un hecho que me quedaré. Se acercó apuntó de besarme cuando lo detuve.

-Suelta me por favor-le ordenó pero suena más como una súplica.

Hace caso omiso a mi orden y comienza a dejar cortos besos lentamente por toda mi cara.

-Perdona-beso-me-beso-por-beso-favor.-Se alejó unos centímetros de mi cara para esperar mi respuesta.

-¿Que quieres que te perdone?- Dije cansada.

-Absolutamente todo. Desde que te conocí hasta los últimos tres segundos.

Me voy a arrepentir de esto.

-Te perdonó.-suelto un suspiro de cansancio y Daniel sonrie con triunfo.

Su celular sonó.

-Mierda, tengo que salir.-lo mire un poco decepcionada.- No quiero que vengas con migo. Tendría que dejarte sola esperando me en una sala llena de hombres fuera de sus cinco sentidos. No quiero que ningún hombre te mire con deseo si no soy yo. Toma- Me dio su celular- sólo contesta las llamadas no los mensajes. Si algo se presenta te llamaré o te mandaré un mensaje. No abrás a nadie más que a mi o en cualquier caso a Rayan.

Beso suavemente mi mejilla cerca de mis labios. Tomó su chaqueta y  llaves y me dejó sola.

El cuarto extra tiene una puerta corredera que lleva a un diminuto balcón.

Desde ahí se puede comprender la razón para comprar un apartamento como este. Unas cuadras abajo de el edificio se encuentra el mar. Y se puede presenciar con plenitud el atardecer y el amanecer si gustas mirar ese tipo de belleza natural.