Borroso.

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Así que si para cuando cierre el bar,

si tienes ganas de derrumbarte,

te llevaré a casa.- We are young.

-Ya me cansé, levanta te.- Se quejó ¿Quien? No lo sé, solo se que es una chica.

Intente levantar me pero fracase.

-No puedo-Dije.

-Te ayudo pero ayuda me tu también.- vi su borrosa sonrisa.

De alguna manera logró hacer que me moviera hacia algún sillón de cuero cercano. Ella me dejó ahí sentado mientras ella se sentaba a mi lado. No pude mantener me sentado y caí hacia mi lado derecho. Volteo hacia arriba sorprendido de que mi cabeza no se golpeara con el incómodo sofá y dando me cuenta que aterrice en el regazo de la chica.

-¿Que me miras?- Le dije con el ceño fruncido al encontrar me con una sonrisa burlona.

-¿Que quieres que mire?- su tono de voz combinaba con su sonrisa.

-Me pones incómodo-  Dije cerrando los ojos.

-¿Me das tu celular?-Preguntó ella.-Quiero hacer una llamada.-Agregó rápidamente.

Comencé a buscar a tientas mi bolsillo. Al encontrar lo, no podía meter la mano en el. Su mano tomó la mía y la introdujo en el bolsillo. Al estar dentro entrelaze sus dedos con los míos antes de que alejara su mano.

-Ahora tu me pones incómoda.-Dijo ella.

-Eso no te detuvo a ti.- la solté. Tome el celular y se lo di.

Cerré mis ojos de nuevo, descansando mi vista.

-¿Rayan?

Pausa.

-Si estoy bien....Es Dániel.

Pausa.

-No se que le sucede, está extraño.

Yo no estoy extraño.

-Si por favor, aquí te esperamos.

Finalizó la llamada.

-¿Conoces a Rayan?- Pregunté.

-Si,¿Tu no?- Tuve la ligera sospecha de que se burlaba de mi.

-Desde que tengo memoria.

-¿Como lo conociste ?- Me pregunto intrigada.

-Mi mamá era prostituta en el club y por alguna retorcida razón me traía con ella. El primo, y único familiar de Rayan es el dueño del club y no tenía con quien dejar lo así que yo y el jugábamos juntos. Siempre lo hemos hecho.

-¿Que harían dos niños en un lugar como este?-Preguntó horrorizada.

-Lo mismo le he reclamado a mi madre toda la vida. Tampoco lo imaginaria de otra manera.

-Lo siento.- Sonaba sincera.

-Tu no tienes porque hacer lo, aún así pase buenos tiempos aquí.- Me en cogí de hombros.

-¿Que tiene?- Escuche la voz de Rayan.

-No lo sé- dijo ella.

-Estoy horneado, como un pavo.- Le dije la verdad.

-No lo dudo.-hizo una pausa-Anda levanta te.

-Si pudiera no estaría aquí imbécil.

-Tendría que cargar te, como a una dama- Comenzó a reír- ¿No te da pena que te miren así?

West CoastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora