West Coast

Mutevole

Cuántos secretos puedes mantener? Porque está esta canción que he encontrado, de alguna manera me hace pensar en ti. Y la pongo en repetir, hasta quedar me dormido. Derramando bebidas en mi sofá.-Do i wanna know.

Llevaba media hora acostada en ese cómodo sofá cuando un grito de escucha a través de la puerta.

-¡ELLA NO TIENE LA CULPA DE QUE MI VIDA SEA UNA MIERDA! ¡MARYLIN TODAVÍA ME AMA IGUAL QUE YO A ELLA! ¡ELLA NO PUEDE REGRESAR, ELLA ME LO DIJO!

Sentí una punzada en el pecho.

El no me ama por que ama a alguien más.

El ama a Marilyn y Marylin lo ama a el.

No voy a llorar, no lo voy a hacer.

Unos pasos acercándose se escuchan pero no volteo a ver quien es. Si lo hago las lágrimas saldrán de mis ojos.

Siento como el colchón del sofá de hunde con el peso de alguien sentando se enfrente de mi ya que el sofá es bastante largo.

-¿Te pasa algo?- Olvidó mis lágrimas y volteo hacia arriba al escuchar la familiar voz. Unas lágrimas salen de mis ojos sin poder impedirlo.- Mierda, no llores. No se que hacer cuando lloran.

Quise sonreír pero salió algo más parecido a una mueca.

-¿Porque lloras?- dijo preocupado. No iba a decirle la razón.

No iba a decirle que me sentía usada. Que lloraba porque le dí lo único que tenía a Dániel pensando que el me quería y me acabo de enterar que no es así.

-Yo..Yo pensé que no te volvería a ver.-trate de relajar me pero no podía.

-¿Dániel te hizo algo?- su expresión no cambiaba. - ¿El te lastimó?-  ¡Si! Mi subconsciente gritaba pero me límite a negar con la cabeza.

-¿Que es lo que de verdad te sucede?- Ahí estaba el intentando hacer que le dijera algo que nadie quiere oír.

-¿Puedes fingir que nada pasa y dejarme llorar? Es todo lo que

necesito.

El asintió y me hizo una seña para que recostara mi cabeza en su regazo y así lo hice. El comenzó a pesar su mano por mi pelo, se sentía reconfortante. Tanto que me quedé dormida.

Un portazo se escuchó haciendo que me despierta.

Era Dániel.

-¡ Aleja te a la mierda de ella!

¡¿Sabes que?!  ¡No me importa! Haz lo que se te de la maldita gana.

-Dániel, espera- Dije levantando me y caminando hacia el.

-Arielle- Su voz sonaba dura. Suspiro con cansancio- En este momento no quiero hablar con nadie. Rayan, lleva a Arielle a distraerse a algún lado en el club. No salgan de aquí, si me necesitan voy a estar en la sala de póker.- Habló más sereno pero su expresión advertía que no lo  conrtradijieses porque no ibas a salir ileso.

Se volteo y se fue caminando tensa mente.

Rayan sonrió.

-Ya se donde la pasaremos bien- Dijo sin quitar esa sonrisa de su rostro.

Tomó mi brazo y caminamos por varios pasillos llenos de puertas hasta entrar en una.

-¡Vanessa! ¡il mio amore!- Grito Rayan al abrir la puerta, revelando a una mujer joven retocando su maquillaje frente al espejo. Esta se volteo inmediatamente y camino con los brazos abiertos hacia Rayan.