X. Soluciones (Parte 2)

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El departamento de EunGi era igual o más lujoso que el de SeHun. ChanYeol se sintió estúpido al esperar lo contrario. Era otra heredera, con la vida resuelta y llena de comodidades.

—SeHun oppa me dijo que eres músico —EunGi estaba sentada a su lado en el sillón blanco. Sostenía una de las dos copas de vino tinto que acababa de servir, y miraba a ChanYeol con interés.

—Bueno... Estoy estudiando la maestría en música contemporánea. Yo, todavía no me considero un músico en regla —ChanYeol bajó la mirada, concentrándose en los suaves muslos, demasiado expuestos por la falda corta. Se preguntó si los muslos de BaekHyun serían igual de lindos. No, seguramente serían mejores.

—Los músicos son tan sexies —EunGi acarició el brazo de ChanYeol. Él saltó un poco e intento sonreír.

—Eres muy directa, ¿cierto? —respondió el chico, bebiendo un poco de vino de su copa.

—Seamos honestos. Viniste aquí por sexo. No tiene caso andarnos por las ramas —ella imitó la acción del músico.

ChanYeol sintió un calor que subió hasta su cabeza. Era cierto, él estaba allí para probarse a sí mismo que podía dejar de lado su atracción por otro hombre. No era algo que le asqueara. Gracias a SeHun, siempre había mantenido una mente abierta al respecto. En otras circunstancias, quizá habría explorado ese nuevo lado suyo. Pero, el chico que atormentaba sus pensamientos, era el prometido de su mejor amigo. Eso lo hacía... imposible.

—No quiero que pienses que quiero usarte —ChanYeol bajó la mirada otra vez.

—Quiero que me uses, oppa —los labios rojos de EunGi se posaron en la mejilla de ChanYeol—. Me gustas. Además, quiero vivir tan intensamente como pueda, mientras pueda hacerlo.

El músico la miró. Quizá, ella pudo ver la confusión en sus ojos, porque sintió el impulso de explicar lo que acababa de insinuar.

—¿Sabes qué aburrido es estudiar economía? —bebió más vino—. De verdad, lo odio. Pero, soy la heredera de mi padre. Así que debo prepararme para ocupar su lugar cuando el momento llegue. Él es socio en la empresa del padre de SeHun oppa.

—Bueno, por lo menos tienes todo lo que podrías pedir. Yo debo trabajar muy duro para pagar la renta de mi departamento. Mi padre es un empleado más en una agencia de seguros, así que las cosas no han sido fáciles.

—Aunque no lo creas... —EunGi se inclinó más cerca del músico, para comenzar a dejar besos en su cuello—. El dinero no siempre te hace feliz... Puedo decir, con toda certeza, que te envidio.

ChanYeol cerró los ojos ante el toque suave de sus labios. Apretó los dedos alrededor de la copa. Se sentía bien, se sentía bien, se sentía bien...

—E-EunGi...

—Shh... Sólo... disfrutemos el momento, ¿sí?... sin ataduras.

***

ChanYeol no se percató del momento exacto en el que la chica había subido a su regazo. Ella lo besaba intensamente, invadiendo su boca con la lengua caliente y ávida. Él estaba demasiado concentrado en tratar de corresponder. Era una chica hermosa, sensual y dispuesta. A estas alturas, ya debería haber una erección aprisionada en sus pantalones. Pero, no era así.

Él lo intentó. Lo intentó tanto como pudo. Tocó los muslos, tocó la piel bajo la falda, se dejó llevar por los suaves gemidos de la chica. Tocó y apretó aquellos senos firmes, por encima de la blusa. Ella era tan suave. Entre besos, mientras ella se restregaba contra él, ChanYeol intentó pensar en todas las cosas que le atraían de las chicas. El cabello largo, el aroma dulce, la humedad. Él adoraba provocar esa humedad, el saber que podía excitar a una mujer con sus dedos, era como tocar el cielo. Sin embargo, el amigo en sus pantalones no quería reaccionar.

—¿Qué pasa?... —preguntó EunGi con la voz melosa, moviendo su cadera sensualmente sobre su miembro dormido.

—Yo... yo... estoy... —ChanYeol intentaba mirarla a los ojos. Pero, la vergüenza se apoderó de él.

—Estás estresado, oppa... No te preocupes... Yo te pondré duro —la chica se lamió los labios juguetonamente y bajó de su regazo.

Ahora, ChanYeol se ahogaba en un mar de vergüenza, temor y culpa. Cuando la chica se arrodilló frente a él, su corazón casi se detiene. No supo qué hacer. Salir huyendo, como siempre, fue su primera opción. Pero, él estaba ahí para probarse algo a sí mismo, así que no correría. Encima de todo, se sentía obligado a cumplir, porque EunGi no parecía querer rendirse, y tampoco se burló de él. Era una chica un tanto frívola, pero había demostrado comprensión, y hasta un poco de ternura. El músico se aferró al sentimiento de culpa. No iba a dejarla ahí, avergonzada.

Dio un pequeño salto en el sillón, cuando sintió la lengua caliente rodeando su miembro flácido. La chica lo tomó con su mano y comenzó a trabajar en él. ¡Demonios! ChanYeol tenía que encontrar la manera de excitarse. El músico cerró los ojos y se concentró en los sonidos lascivos que producían los labios y la lengua de la chica. Pensó en sus películas pornográficas favoritas, recordó sus encuentros sexuales más satisfactorios, todos sus pensamientos se agruparon alrededor de los actos sexuales a lo largo de su vida. Pero, nada pasó.

Cuando estaba a punto de darse por vencido, el recuerdo de BaekHyun en la fiesta de bienvenida de SeHun, se coló en su mente. Recordó lo que sintió cuando vio su sonrisa por primera vez. Recordó aquel traje azul, ajustándose a su cuerpo, sus muslos, sus brazos, sus dedos largos y delicados, sus ojos sugerentes, sus labios rojos, pequeños y abultados.

—¡Oh, sí! —EunGi se levantó y se quitó la ropa interior.

ChanYeol miró hacia abajo, estaba completamente duro.

***


ChanYeol apestaba a sexo. Cuando se bajó del taxi, sólo pudo pensar en correr a su departamento y darse una ducha. Sí, lo había conseguido, había tenido sexo ardiente con una chica. O, por lo menos, eso quiso creer.

La verdad era, que el sexo había sido todo menos ardiente. Fue torpe, aunque ella sabía muy bien qué hacer, él no supo manejarse acorde a la situación. Y, fue rápido. Dolorosa y vergonzosamente rápido. Sin embargo, EunGi no se quejó. A pesar de sus primeras impresiones, la chica resultó ser bastante sensible y empática. Cuando él alcanzó el clímax, ella le ofreció una sonrisa tierna y bajó de su regazo. Incluso retiró el preservativo con cuidado y lo llevó a la basura. ChanYeol se había quedado inmóvil en el sillón, con el rostro rojo y sudado, completamente estupefacto.

—Está bien, oppa... Por favor, no dejes que estoy te afecte —le dijo dulcemente, cuando regresó al sillón, sentándose junto a él—. Podemos intentarlo después, ¿sí? Estas cosas pasan. Tú, de verdad me gustas, ChanYeol oppa.

Ahora, el músico regresaba a casa, sin ninguna certeza y más dudas rondando en su cabeza. Mientras caminaba cabizbajo por el pasillo de su piso, vio una figura oscura recargada contra la puerta de su departamento. Frunció el ceño, ¿quién podría ser?

—¿Bae-Baekhyun? —musitó, cuando estuvo frente a él.

El barista estaba sentado en el piso, abrazando sus rodillas. La mirada perdida en algún lugar, mientras las lágrimas brotaban sin parar de sus ojos.

—¡BaekHyun! ¿Qué pasa? —ChanYeol se agachó para quedar frente a él y acunó su rostro.

El corazón del músico se contrajo, cuando notó cómo las lágrimas se derramaban sobre sus mejillas. Sus ojos expresivos, parecían vacíos, como si la consciencia del chico se hubiera fugado a través de ellos. ChanYeol lo ayudó a ponerse de pie, paso uno de sus brazos por la cintura del más bajo y abrió la puerta.

—Él dijo... él dijo... —intentó decir el barista, pero su voz se rompió. El muchacho explotó como una bomba de sollozos.

ChanYeol no supo qué hacer. Quería llamar a SeHun, pero la urgencia por ayudar a BaekHyun era más grande. Lo ayudó a sentarse en el sillón.

—BaekHyun, ¿qué está pasando? ¿Por qué lloras así?... Por favor, tranquilízate... Todo estará bien —ChanYeol se sentó junto a él. Quería tocarlo, abrazarlo, pero no sabía cómo. Sentía que no debía hacerlo.

—¡Él dijo que estaba harto de cuidarme! —gritó el barista.

Lo siguiente que supo ChanYeol, era que BaekHyun se aferraba a él, como si su vida dependiera de ello. 

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