CAPÍTULO 10

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Y ahí estaba yo, sentada en mi cama con las piernas cruzadas y los apuntes de biología sobre ellas. Pero nada, no conseguía concentrarme. Me mordí el labio inconscientemente al recordar la dulzura con la que Harry me besó esa tarde. Tenía algo, algo diferente que me atraía. Mucho.

El ruido que hizo mi móvil al vibrar sobre la mesilla me sacó de mis pensamientos de golpe. Me incliné hacia un lado y estiré el brazo para cogerlo.

¿Un mensaje de texto? ¿En serio? ¿Quién sigue usando eso? Lo abrí y era de un número desconocido.

"Deja de pensar en mí, que me desconcentras. H"

Sonreí. Volví a leerlo, esta vez imaginándome su voz. Desvié la mirada de la pantalla y traté de recrear la imagen de Harry escribiendo el mensaje, y firmando. Pensando seguramente que no poner nada lo dejaría demasiado en el aire, pero poner "Harry" sería demasiado obvio. Volví a sonreír, negando con la cabeza ante la ilusión que me había hecho recibirlo.

"No sabía que los SMS seguían existiendo. M"

Lo releí. No me convencía. Lo borré. Volví a escribirlo. Volví a releerlo, pero no lo envié. ¿Demasiado patético? Cerré los mensajes y abrí la conversación de Alli, pero como llevaba desde esta mañana sin conectarse, decidí llamarla. No me cogía el teléfono. "Nada, tener amigas para esto", pensé. Acabé enviando el mensaje sin darle más vueltas, y de repente recibí una llamada de Alli.

-¿Me has llamado? -Preguntó.

-Ya nada. -Contesté.

-¿Qué pasaba?

Puse a Alli en situación, explicándole lo que había pasado esta tarde e ignorando sus comentarios y sus "tía, pero profundiza un poco...". Le pregunté si había hecho bien en enviarle ese mensaje a Harry, y luego, sintiéndome mal por no haberlo preguntado antes, le dije que qué tal se encontraba y que si conseguía olvidar a Niall. Ella, no sé si porque no quería darle importancia o porque prefería evitar la pregunta, me contestó solo a la primera parte con su respuesta comodín: "sí, sí, ni te ralles". Le di las gracias por su "útil y maravilloso consejo" y colgué el teléfono, comprobando si había algún mensaje nuevo.

Nada.

Tras haber desbloqueado y bloqueado el móvil varias veces seguidas durante un par de minutos, decidí cerrar el libro de biología y guardar los apuntes. Bajé a la cocina para ver si cenando algo volvería mi concentración, pero no fue así.

Sonó el teléfono, eran mis padres, que llamaban desde el hotel. Me resumieron un poco por encima lo que habían hecho durante el fin de semana y les dije que disfrutaran de estos dos últimos días que les quedaban en Suiza, que aunque fuera un viaje de negocios, podían aprovechar los ratos libres y salir a ver la zona. Mi padre respondió irónicamente con "Gracias Melanie, menos mal que nos has dado esa idea". Me preguntaron si llevaba bien estudiados los últimos exámenes y les contesté que sí, evitándome pequeños detalles como lo mal que iba con biología. Me desearon suerte y me animaron recordándome que en menos de una semana estaría ya de vacaciones. Después de despedirnos, colgué el teléfono y subí a mi habitación. Me tiré en la cama y desbloqueé el móvil, pero Harry no me había respondido todavía. Quizá el mensaje sí que había sido patético. Dejé de darle vueltas al tema y me puse el pijama.

A la mañana siguiente me desperté de golpe, asustada, pero la alarma no había sonado todavía. Desbloqueé la pantalla del móvil para mirar la hora y me levanté rápidamente al ver que quedaban 10 minutos para la primera clase. Y teniendo en cuenta que tardaba 15 en ir andando, no iba nada sobrada. Creo que no había dicho más veces la palabra "joder" hasta entonces. Solía maquillarme, pero ese día no me dio tiempo ni a mirarme en el espejo. Cogí el bolso y salí corriendo de casa sin mirar atrás, intentando hacerme una coleta para disimular el poco tiempo que había tenido para peinarme.

-EHHH -Gritaron desde atrás.

Me giré para comprobar si me llamaban a mí, pero sin dejar de andar para no perder el tiempo.

-¿Qué haces aquí, Harry?

-Te has dejado la puerta abierta. -Contestó señalándola.

-¿Pero qué...? -Pregunté sorprendida. -Bueno, gracias de todas formas.

Cerré la puerta con llave y volví a asegurarme de que estaba bien cerrada. Me despedí de Harry moviendo la mano y eché a correr sin darle demasiadas vueltas al motivo de que estuviera en mi puerta.

-Deja de correr, te llevo. -Dijo en tono alto, pero sin llegar a ser grito.

-Si me vas a venir bien y todo. -Contesté vacilando.

-Pero ya sáltate la primera hora y desayunamos juntos, que llegas tarde.

-No voy a saltarme nada, ¿me vas a llevar? -Pregunté con prisa.

-Nos hemos levantado de buen humor, ¿eh? -Respondió metiéndose en el coche.

Entré y cerré la puerta con fuerza, más de la necesaria. Le sonreí una vez dentro para darle a entender que no era tan borde como parecía y le agradecí lo que estaba haciendo. Acabó convenciéndome de que fuéramos a desayunar juntos y me llevó a un sitio donde, según él, hacían unas tortitas buenísimas. Estuvimos hablando de todo en general, de lo típico, de cómo nos iba el curso, y de tonterías sin sentido que hacían que nos riéramos.

Se me pasó el tiempo volando y nos entretuvimos un poco más de lo previsto, pero finalmente entré cuando estaba apunto de empezar la tercera hora. Clase tras clase, y luego otra. Harta estaba ya. Me pasé el resto de horas planeando mi verano, intentando evitar las ganas de dormir.

Salí de clase y me fui a la biblioteca. Sí, los últimos días de clase eran muy divertidos. Abrí el libro de biología que tantos problemas me estaba causando y saqué el móvil para apagarlo, pero tenía un sms.

"No mires para atrás. H"

Me giré, miré para atrás y vi a Harry. Estaba caminando hacia mi mesa, disimulando que sabía que le estaba mirando. Me reí cuando empezó a andar de forma sobreactuada. Se estiró y se puso a caminar como si estuviera en una pasarela, pero acabó riéndose de él mismo al darse cuenta del ridículo que estaba haciendo.

-El casting para míster universo es en la otra puerta. -Le dije mientras se sentaba a mi lado.

-Shh, que estamos en una biblioteca. -Me contestó ironizando.

Intentamos no reirnos, pero broma tras broma acabamos saliendo de la biblioteca antes de que tuvieran que echarnos.

-Vale, ahora explícame por qué te importa tanto venir a clase si lo único que hacen estas semanas es prepararte para los exámenes. -Me dijo una vez fuera.

-Necesito prepararme y repasar. -Contesté esbozando una sonrisilla humilde.

-No te creo, seguro que eres la típica que...

Sacó su móvil del bolsillo y me pidió disculpas antes de cogerlo.

-No hagas planes para dentro de dos semanas. -Me dijo tras colgar el teléfono y guardarlo de nuevo en su bolsillo.

-¿Cómo?

-Nos vamos a Sicilia.

-¿Quién? ¿Tú y yo? -Pregunté totalmente perdida.

-Bueno, había pensado en los demás también. -Contestó asintiendo. -Invita a Alli. Por cierto, ¿qué tal está?

-Espera, espera, para.

Aceleró el paso nervioso pero se lo impedí poniéndome delante y colocando una mano en su pecho.

-Explícame todo desde el principio, por favor.

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