CAPÍTULO 6

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(Narra Alli.)

Por mucho que Mel intentaba distraerme, mi cabeza seguía pensando en lo que iba a pasar con Niall esa tarde, en las posibles excusas o mentiras que iba a decirme. O quizá me diría la verdad. Aunque se me pasaran tantas ideas por la cabeza realmente no creía en ninguna, no encontraba nada lógico, nada que me cuadrara al cien por cien. Tal vez me estaba volviendo paranoica y solo había sido un beso sin nada detrás. Pero también cabía la posibilidad de que lo hubiera hecho más de una vez y por eso llevaba unos días bastante distante. Quizá llevaba mintiéndome mucho tiempo, pero la verdad es que tampoco me esperaba nada así de él. Hasta ahora, ya no sabía ni qué pensar.

No sabía cómo iba a ir la tarde, pero no podía quedarme en casa mucho más tiempo. Así que decidí salir ya, aunque faltaba todavía más de media hora. Necesitaba pensar y analizar todo antes de verle. Llevaba todo el día dándole vueltas, pero si salía de casa de Mel me resultaría más fácil aislarme en mis pensamientos.

Llegué al lugar donde había quedado con Niall veinte minutos antes de lo acordado para ir haciéndome la idea. Ahí estaba él. ¿Por qué había llegado tan pronto? Dejé de andar y me quedé observándolo desde la acera de enfrente. Estaba sentado en el banco, con los codos sobre las rodillas y la cabeza agachada, tanto que no podía verle la cara.

No podía quedarme mucho más tiempo observándolo desde la distancia por miedo a que él alzara la vista y me encontrara ahí, así que seguí andando.

Levantó la cabeza y me vio ahí parada, le cambió la cara por completo y desapareció su sonrisa. Agachó la mirada y se llevó la mano a la nuca. En parte avergonzado, seguramente preguntándose cuánto tiempo llevaba observándolo y por qué no me acercaba.

Seguí andando hacia él, esta vez sin pararme. Cuando le enfrenté cara a cara me di cuenta de los enormes círculos azulados que rodeaban la parte baja de sus ojos, probablemente eran ojeras de no dormir, o de dormir poco. Pensé que quizá eso significaba que había estado toda la noche pensando en qué decirme hoy.  "No te engañes, no ha estado pensando en ti." Me decía la parte de mi mente que se encargaba de acabar con la poca fe que me quedaba en él.

-Hola. -Dije sin ningún tipo de expresión.

-¿Qué tal? -Preguntó sin saber cómo empezar la conversación.

-¿En serio? -Respondí frunciendo el ceño.

-¿Qué esperas que vaya a decirte?

-Que te den. -Contesté con desprecio.

Le miré de arriba a abajo con la misma expresión en la cara, buscando en alguna parte de su cuerpo una señal que me dijera que se arrepentía, que lo sentía y que quería que todo volviera a ser como antes. No pedía más, solo eso y le perdonaría, todo volvería a ser como antes. Ojalá. Pero todo eso eran solo imaginaciones mías, demasiados libros ñoños leídos. La vida real no es como en una de esas historias.

Su cuerpo estaba tenso, rígido y mantenía los dos puños cerrados a cada lado.

Empecé a plantearme por qué había venido aquí. Tiempo perdido.

Di media vuelta sin cambiar la cara de desprecio de hace unos segundos y comencé a andar.

-Alli… -Dijo Niall cogiéndome fuerte del codo.

Sacudí mi brazo para soltarme de su agarre.

-Como me vuelvas a tocar te juro que..

-¿Me juras que qué? -Gritó interrumpiéndome, sabiendo que es una de las cosas que más me enervan. -¿Sabes lo peor de todo esto? Que he dejado el tiempo pasar por pena.

-¿Qué?

-Tendría que haberlo hecho hace mucho tiempo pero no sabía cómo.

-No entiendo nada.

Se pellizcó el puente de la nariz con el índice y el pulgar, y luego se frotó los ojos con ambos dedos. Gesto que significaba cansancio viniendo de él.

-Mira Alison, no sé lo que esperabas que pasara esta tarde ni lo que llevas pensando todo este tiempo, pero estoy agotado. -Contestó firmemente. -Agotado de ser el imbécil de turno que tiene que aguantar tus gilipolleces y andar detrás lamiéndote el culo para luego no conseguir ni un polvo a cambio. -Hizo una pequeña pausa para coger aire. -Espero que encuentres a alguien que esté encantado de hacer todo eso sin recibir nada, pero yo con niñatas así ya no puedo más.

¿Qué? De todo lo que me esperaba que fuera a decirme esto era lo último.

Alcé la mano y le di en la cara con todas mis fuerzas. Pensé que eso me ayudaría a sentirme mejor conmigo misma, pero estaba equivocada. Después de un par de segundos volvió a girar la cabeza para mirarme a los ojos, nuestras caras a unos centímetros de distancia. Tenía la mitad del rostro enrojecido por el golpe e intentó calmarlo llevándose la mano y masajeando la zona. Su mirada llena de dolor, pero no más dolor que el que sentía yo ahora mismo.

Giré sin dejar de pensar en lo que estaba pasando y me limpié las lágrimas con la parte trasera de mis manos.

-Venga anda, resérvate las lágrimas para cuando llegues a casa. -Contestó riendo.

Me di la vuelta con la mano preparada para dejarle el lado izquierdo de la cara más rojo que el derecho, pero me agarró de la muñeca para pararme y se acercó más a mí, colocando sus labios tan cerca de mi oreja que casi podía sentir su aliento.

-Shhh, si quieres podemos hacer un pacto. -Susurró contra mi oído. -Dos veces al día y te prometo que todo volverá a ser como antes.

-No te reconozco, me das asco.

-Pues has tenido más de diez meses para darte cuenta.

-Te odio, ojalá pudiera borrar cada momento que he vivido contigo.

Después de esas últimas palabras, me limpié las lágrimas que caían por mis mejillas e intenté evitar su mirada. Empecé a andar huyendo de él, sin mirar atrás y sin parar de llorar. Justo antes de doblar la esquina de la casa de Mel, me di la vuelta, encontrándome a Niall en la misma posición en la que le había dejado: depié, tenso, con un brazo a cada lado y la cabeza de lado, con la mirada fijada en la acera, sin expresión.

Llegué al portal del edificio y llamé al telefonillo. Mel me abrió sin esperar un ‘’Ábreme, soy Alli’’, sabiendo que solo podía ser yo. Se acercó corriendo hacia mí, esperando que le dijera lo que había pasado. No tenía fuerzas suficientes para explicárselo todo, así que solo negué con la cabeza.

Mel entendió el significado del gesto y me llevó a sus brazos, envolviéndome con ellos mientras acariciaba mi hombro.

-Eh, ya está, no se merece que llores por él.

(Narra Niall.)

Sus últimas palabras se me quedaron grabadas. Se dio la vuelta, sin parar de llorar. No podía dejarla irse así, pero era lo mejor para los dos. Esta situación me hacía más daño de lo que pensé que me iba a hacer.

Fijé mi mirada en un punto de la acera y luché con la parte de mi cuerpo que deseaba mirarla. Me convencí a mi mismo de que sería peor verla irse así, llorando, huyendo de mí, destrozada por mi culpa. "Esto es por ella y por mí, por los dos." -Me repetía continuamente para intentar disuadir el sentimiento de culpa y dolor. Pero nada pudo evitar que empezaran a caer las lágrimas que llevaba reprimiendo desde hace unos minutos.

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