Dulce...

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Kyungsoo estaba nervioso.

Kai había dicho anteriormente sobre la visita de su madre, pero no podía evitar sentir sus piernas como gelatina, a la vez que temblaba del frío y de la ansiedad de ver a Jongin. Ya estaba en la puerta; no tenía forma de escapar. Era entrar o salir huyendo como un cobarde, y Do Kyungsoo no era un cobarde.

Bueno, tal vez un poquito.

Jongin abrió rápidamente la puerta, sonriendo al ver al pequeño hombre con las tan famosas galletas sanas (las cuales, aunque fueran algo raras, Jongin amaba) y unas galletas normales para su madre. Invitándolo a pasar, Kyungsoo dio solo un par de pasos hasta detenerse a esperar a Jongin.

Jongin no pudo evitar reír al ver lo nervioso que se encontraba Kyungsoo, y él tampoco pudo reprimir su instinto protector, abrazándolo por los hombros e ingresando de esa manera a la cocina.

—¿Por qué no hay tofu? ¿Jongin, tú acaso...? Oh. —Se interrumpió la mujer, mirando asombrada al hombre de menor estatura junto a su hijo, quien no dejaba de abrazar al hombre por los hombros.

—Madre, él es Do Kyungsoo. —La mujer estudió detenidamente a Kyungsoo con una sonrisa. El chico, nervioso, mostró robóticamente las galletas que había hecho solo a la mujer y le entregó el otro paquete a Jongin.

—¿Galletas? —De inmediato, la mujer vio las de Jongin—. Corazón, Jongin no puede comer...

—No, mamá, no te preocupes. —Jongin cambió de posición, abrazando a su madre—. Kyungsoo me conoce totalmente; él hace galletas especiales para mí, utilizó todos los alimentos que sabe que puedo comer. —La mujer miró sorprendida a su hijo—. Sí, mamá, me cuida incluso más que tú.

—Señora, él exagera... —Agregó Kyungsoo, avergonzado hasta tal punto que toda su cara tenía un gran tono de rojo.

—Mamá, no tengo tofu porque él me lleva a lugares vegetarianos. Puedo comer otras cosas que no me dañarán. —Jongin regresó a su posición inicial y tomó la mano de su novio—. Él me ayudó a recuperar el gusto por comer.

—Vaya... —Susurró, aún sorprendida, la mujer al ver a su hijo, quien comenzaba a acariciar tiernamente las mejillas del hombre, quien trataba de parecer serio, pero más bien parecía un niño resistiendo comer un dulce—. Esto... ¿Alguien me explica? —Sonrió.

—Kyungsoo y yo somos novios. —Jongin comentó, abrazando al otro hombre por los hombros—. Me gusta mucho este hombre, madre.

—Bueno. —Ella acarició el rostro de su hijo y luego el de Kyungsoo—. ¿Qué clase de madre sería si te niego ser feliz? Vengan aquí.

Kyungsoo temblaba aún por los nervios...





—Soo, le caes muy bien a mi madre. —Jongin estaba agotado de ver a Kyungsoo encerrado bajo sábanas después de que su madre partiera.

Cuando la mujer estaba a punto de salir, solicitó hablar con Kyungsoo un momento, y aunque traté de escuchar la conversación, fue casi en vano, y solo me tocó esperar a que terminara. Claro, Kyungsoo no quería hablar acerca de esto, por lo que se encerró y se escondió bajo las sábanas de mi cama. Tuve que recurrir a usar una llave para entrar a mi habitación. Y ahora estaba allí, abrazando a Soo a través de las sábanas, haciéndole ver que todo estaba bien.

—¿Qué ocurre? Me preocupa verte así... —Jongin suspiró—. Si mi mamá dijo algo muy atrevido, perdónala; es muy bromista y...

—No, no es... no es por eso. —Murmuró, por fin, dejando salir solo su cabeza de las sábanas.

—¿Entonces qué pasó?

—Ella dijo... —Kyungsoo volvió a cubrirse, pero antes de que le quitara definitivamente la sábana, él habló—. Dijo que te cuidara bien, que no te dejara solo y... —Jongin se carcajeó y entró rápidamente dentro de la sábana para sacarle entre cosquillas las cosas a Soo—. ¡Y que te ame mucho! ¡Jongin, déjame! —Se reía el hombre, a lo que se detuvo casi como impulso y besó al pequeño varias veces en el rostro.

Él era diabético, ¿Pero qué podía hacer con esta dulzura al frente?

Solo podía caer...

Chocolate Shop.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora