Un amargo secreto.

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JongIn terminaba la consulta con su doctor siempre comprando los medicamentos las inyecciones que nunca debía faltar en su casa. Bebidas para él y otras para Sehun. Todo el refrigerador era lo mismo, Mitad JongIn Mitad Sehun. JongIn no podía consumir ningún tipo de alimento al que acostumbraba Sehun. Podía permitirse bastantes gustos incluso algunos eran compartidos por su mejor amigo. Pero los dulces no eran ninguna broma.

JongIn no podía ni verlos. Una ansiedad se apoderaba de él y sentía sus piernas fallar rápidamente. Desde joven habia sido muy enfermizo y siempre visitaba al doctor, casi como cuestiones diarias, vivía en una burbuja impidiéndome ser un niño normal. Mi madre me protegía yo era su único hijo. Y ella siempre me decía lo débil que podía hacer, no me quedaba más remedio que creerlo y crecer con eso. Sehun fue mi mejor amigo desde la universidad ayudándome a supera mi miedo interno a los gérmenes y a mí mismo, ayudo a entrenar y mantenerme en forma, ayudarme a probar nuevos alimentos y no las comidas asquerosas que solía comer anteriormente.

El recorrido para ir a mi trabajo me gustaba era una zona llena de arboles donde no importaba lo tarde que salieras el follaje de los árboles y la brisa tanto fría en invierno como refrescante en verano no dejaban que te sintieras triste, estresado ni apurado.

Cuando había llegado a esa ruta aquel día no se espero encontrarse con aquel hombre de estatura baja sonriéndole solamente a él. Por primera vez la brisa que soplo lentamente aquella helada mañana se había tornado cálida y hizo suspirar al entrar en contacto con el cuerpo moreno de JongIn. Cuando le hablo Jongin sintió una breve sensación crecer en su pecho y sentía que su asma había vuelto de pronto ya que sentía sus pulmones llenos de cemento y que negaban el paso de aire.

Cuando el hombre le extendió aquella pequeña pero bien decorada bola de chocolate supo de lo que se trataba y de inmediato se negó casi corriendo fuera de el lugar sintiendo su estomago hasta el cuello. Arreglo su camisa y de inmediato siguió su paso, mis manos temblaban hace años que no veía una cara tan tierna, y mucho menos una expresión tan sincera. Un hombre como JongIn decía que era incapaz de salir con alguien ya que él no era precisamente normal, no podía comer lo mismo que su pareja y eso era algo personalmente mucho más vergonzoso que cualquier cosa que él pudiera pensar. Jongin no era un ermitaño pero si un asocial, su único amigo siempre había sido Sehun y aunque este lo invitaba a sus eventos de la empresa, este solo declinaba diciendo sobre el trabajo y lo ocupado que estaba.

Aquel hombre no se había rendido y casi todos los días había detenido su ruta para ofrecerle un dulce nuevo que con temor rechazaba y de inmediato procedía a seguir con su ruta. Aquel hombre según el gafete era Do KyungSoo. El se comía el cerebro pensando porque tanta insistencia para que comiera uno de sus dulces, pero por más que quisiera cambiar la ruta, ver a el hombre y regresar por donde iba, sus piernas no se detenían y si el joven aun no había salido de la tiende su cuerpo caminaba lentamente y siempre procuraba tardarse brevemente y asi darle tiempo al pequeño hombre al salir.

Cuando se armo de valor después de una larga conversación con Sehun que lo incitaban a ir con el hombrecillo. Insistiendo que podía entrar a la tienda que eso no lo mataría pero que ni se le ocurriera probar algún tipo de esas explosiones de dulces. Jongin no pudo evitar correr al fijarse en lo tarde que era y que posiblemente el negocio ya hubiera cerrado. El no acostumbraba a regresar por esa vía. Básicamente porque a pesar de ser la más tranquila y relajante era la más larga, y prefería tomar un taxi por la avenida principal o simplemente caminar rápidamente.

Cuando vio la luz en aquella tienda, a pesar de sus piernas cansadas corrió más rápido entrando en la tienda. Aquel lugar estaba repleto de olor a dulce pero de inmediato su estomago se trastorno al ver al hombre frente mientras se avergonzaba internamente por lucir tan mal.

Un café. Era lo único que podía tomar en esa tienda además de agua, el hombre igual sonreía de forma radiante haciendo que se nublara mi vista y respiraba de manera pesada y sentía que debía salir de ese lugar rápidamente dando una excusa estúpida de ir al MiniMarket pero el hombre pidió acompañarme, no podía negarme mucho menos al ver lo social que era ese pequeño sonriente.

Se sintió intimidado cuando vio lo que compraba ese hombre, no tenía reservas y compro todo lo que estaba prohibido estrictamente para mí, Me quise alejar rápidamente casi corriendo al negocio de tecnología donde trabajaba SeHun quería hablarle de esto y que me dijera que hacer, jamás pude dudar de mi mejor amigo y principalmente era el que me ayudaba con cada pensamiento dudoso que tenía en mi mente. Con Oh SeHun nunca he tenido ningún secreto. Era mi hermano prácticamente.

-¿Entraste? ¡Vaya eso es increíble!- Sehun sonrió cerrando la puerta del negocio con un candado y regresando al lado de JongIn.- De verdad no pensé que lo harías.

-Yo... Tampoco, pero no estuvo tan mal.- SeHun miro sonriente a JongIn que trataba de parecer más calmado de lo que de verdad estaba.

-Quisiera conocer a ese Do KyungSoo. Tal vez vaya contigo mañana.- JongIn asintió rápidamente y Sehun detallo la bolsa en su mago.-¿Compraste el Tofu?

-Sí. Pero quise probar otra marca, para arriesgarme.- Sehun golpeo el hombro de JongIn rápidamente.

-Ese es mi hermano.- Y sonriendo fueron a su casa.

Porque JongIn vivía una vida, que no era una.

Chocolate Shop.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora