Capítulo IV

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Metí la mano en la bolsa de mis jeans, saqué las llaves de mi casa y como era costumbre mis padres no estaban ya que trabajaban todo el día, llegaban a las 10 u 11 de la noche o más tarde, pero gracias a ello tenía la casa para mí solo; mi perrita Shiva se encontraba al otro lado de la puerta recibiéndome con unos cuantos ladridos y lengüetazos. Yo la saludé y la acaricié detrás de las orejas, me dirigí hacia la cocina y me encontré con un plato de comida en el refrigerador con una nota que decía:

"Cariño, aquí está tu comida. Con amor, mamá."

Calenté la comida, proseguí a comerla, después le serví más agua y croquetas a Shiva y luego fui a mi cuarto. Hice mis deberes con algo de música rock.

Después de un mes de haber ingresado al instituto sin querer llegué un poco tarde a la primera clase y eso se debía a que me quedé dormido ya que la estúpida alarma no sonó cuando debía hacerlo. Cuando llegué sentí todas las miradas encima de mí, entré y el Sr. Watson me dirigió una mirada que significaba que al rato hablaría conmigo (Eso lo sé porque ya me había pasado antes con mis antiguos profesores), al terminar la primera clase y cuando todos iban saliendo, el Sr. Watson me dijo que esperara. Se fueron todos, excepto yo. El profesor Watson caminó lentamente hacia mí, pensé que me iba a decir algo malo ya que en algunas ocasiones había llegado tarde a su clase; pero me sorprendió cuando me dijo:

-Señor Sandler. Estoy muy sorprendido por su desempeño en clase.

No mencioné ni una sola palabra ya que no me esperaba que dijera eso; el Sr. Watson continuó:

-Es uno de los pocos alumnos que aprenden en tan poco tiempo esta materia que la mayoría de los alumnos de su edad consideran difícil; espero que siga así. Y de mi parte, cuando tenga alguna duda puede preguntarme, sin embargo le sugiero que programe mejor su alarma para que no llegue tarde la próxima vez.

-Muchas gracias Sr. Watson, seguiré así. Y lamento haber llegado tarde, no volverá a suceder.

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