"Tu eres mi serafín, el ángel más poderoso de todos, serás mi protectora"
Aquellas palabras resonaban en mis oídos cada vez que recordaba a mi padre.
Lo siento papá, no pude protegerte el esos monstruos del TCRI. Prometo tomar venganza del Kraang, y...
El silencio en la guarida hacia sentir el ambiente completamente vacío.
Mikey y Raphael se encontraban en su habitación, encerrados. Leonardo, se mantenía en el dojo intentando meditar.
En cambio el genio, golpeaba con su dedo el escritorio de su laboratorio.
-Maldita...- se levantó de golpe, tomando su arma y saliendo de la alcantarilla.
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Noah se encontraba en el departamento de Gemma, lanzando cuchillas a las imágenes que había en la pared, clavandolas justo en la cara de los mutantes que habían sido eliminados.
-Esa tal Karai, es una mutante también ¿no?- recordaba aquella pequeña conversación que había tenido con su compañera- Si es así, ¿por qué no la has matado?
Gemma solo se mantuvo callada, saliendo del departamento.
-Las relaciones humanas son como las reacciones químicas,- comenzó a hablar mientras recargada se cabeza sobre su mano- una vez que tienen efecto, no hay manera de volver a su estado original.
-¿Dónde está Gemma?- Donnie apareció de golpe en el balcón del departamento.
Noah miró sorprendido a la tortuga. Jamás había visto a aquellas criaturas en persona, sin duda alguna, las tortugas eran los mutantes que mas habían despertado su curiosidad.
Se habían adaptado a la ciudad durante diecisiete años, entregándose y enfrentando a los rivales que aparecían.
Una lastima que tanto potencial se desperdiciada en sucios mutantes.
-Gemma no esta aquí, pero puedes esperarla si quieres- se levantó acercándose a él lentamente.
Dentro de la alcantarilla, el teléfono de Leonardo comenzó a sonar, desoertandolo de su meditación que a duros esfuerzos había logrado alcanzar.
-Un número desconocido- dijo al ver que este no estaba registrado, contestando y poniéndolo en altavoz.
-Tengo que hablar con Gemma ahora mismo- la voz de Donnie se escuchó al otro lado de la línea.
Raphael y Mikey entraban al dojo, escuchando en silencio igualmente la llamada al ver que su hermano ponía su dedo sobre sus labios.
-Ya te lo dije, ella no está aquí- una voz que era desconocida para ellos se presentó.
-Es su departamento, ¿Quién eres, y que haces aquí?
Una pequeña risa se escuchó del chico.
-Soy quien le ha ayudado en el encargo que le diste a Gemma. Ya matamos a ese tal Rockwell, "Cabeza de piel"- volvió a reír- que nombre tan estúpido por cierto- mencionó con cierta gracia- Gemma se encargó de esa araña gigante, y del Tigre. Deberías ser mas agradecido Donatello.
Los tres hermanos se mantenían atónitos ante tales palabras.
-Gemma no debió poner "pruebas" de que yo estaba involucrado. ¿Mi cinta, y la shuriken? Eso no estaba en nuestro acuerdo- se notaba la molestia.
-Nunca mencionaste los detalles- la voz de Gemma se presentó de repente.
La chica entraba por la puerta con una maleta.
-Ahora mis hermanos desconfían de mi- se acercó a ella- Creí que teníamos un trato, yo te daría la información y tu matarías a todos esos insectos.
-Y eso hice- sonrió complacida- Tus hermanos no están en un error con desconfiar en ti. Tuviste la intención de matar a los de tu propia especie, solo no quisiste mancharte las manos, y se lo pediste a alguien más.
-Me alegro que tu padre haya muerto- sonrió con malicia.
Gemma sonrió igualmente.
-¿Por qué trabajaría con alguien que traiciona a su propia familia?- dijo antes de ver como Noah atravesaba el cuerpo del genio con la navaja de su propio bo.
