La fatidica huida

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Habían pasado apenas unas horas desde aquel sueño en el jardín, recogí algunas armas que solía tener escondidas en mi cuarto y me encamine hacia las caballerizas, evite todos aquellos pasillos por los que podrían verme y me sumergí por los recovecos mas remotos del castillo por los cuales mi hermano y yo solíamos jugar cuando éramos pequeños. En cuestión de minutos estaba delante de la puerta de las caballerizas a las cuales me adentre con rapidez en busca de mi caballo y sus monturas. Todo aquello parecía tan tranquilo en comparación con la agitación del castillo, que por un momento me quede contemplando aquel silencio tan tranquilizador y pacifico de aquel lugar. Me dispuse a colocar las monturas a mi caballo y rápidamente me subí a el. Emprendí rápidamente al galope para salir de aquel lugar en busca de mi hermano pero en los portones del castillo se encontraban los guardas de nuestro tío y como no el al frente de todo.

Pare en seco y el caballo relincho ante ellos.

- ¿ibas a alguna parte querida sobrina?- dijo Miraz

-si, lejos de ti de donde debería de haberme ido hace mucho- le enfrente

-ja, ¿piensas que te voy a dejar ir tan fácilmente como lo hizo tu hermano?- dijo riendo

-¿piensas que me voy a dejar atrapar tan fácilmente?- dije en tono desafiante

-no, porque ni siquiera te dejare escapar. ¡Atraparla!- grito

Estaba atrapada eran cinco contra mi y ni siquiera sabia como enfrentarme a todos ellos, mi hermano nunca habia debajo que me enfrentara a otro que o fuera el lo que facilitaba que ya supiera sus movimientos en la batalla, pero esto era totalmente diferente. Comenzaron a acercarse y retrocedí con el caballo, no sabia que hacer, todo había acabado, mi tío habría ganado, en cuento mi hermano se enterara que me tenia de prisionera se rendiría para conseguir que me soltara y todo volvería a ser lo de antes o incluso peor.
En ese momento recordé lo que había hablado Aslan en mi sueño. Tienes algo muy especial... y debes utilizarlo para el bien y será lo más útil de este mundo...
Debía utilizar lo que quisiera que fuese que tenia, pero el problema era que no sabia como. Utiliza toda esa ira que sientes de una manera mas mental... recordé aquellas palabras que siempre me había dicho mi hermano y que hasta ahora no entendía a lo que se refería. Me centre en todo lo que estaba pasando, la huida de mi hermano, la usurpación de Miraz y la eterna duda de la desaparición de nuestros padres... centre toda mi ira en todo lo que mi hermano había tenido que pasar por protegerme y en la eterna maldad de nuestro tío y lo sentí...
Sentí toda esa rabia descender de mis pensamientos hacia mi cuerpo y de un momento a otro los guardas que me rodeaban cayeron quemados por un fuego intenso al suelo. En aquel momento aprecie la mirada de desconcierto y de miedo de Miraz y sentí una felicidad interior, como si todo aquello me llenara, como si toda aquella maldad me complementara y me hiciera sentir completa.

-nos volveremos a ver y te llevare al infierno para que pagues todo lo que has hecho a este reino Miraz- dije con una voz que no era la habitual

Emprendí de nuevo en galope he hice que Miraz cayera al suelo al pasar a su lado. Sentía una sensación tan rara dentro de mi pero que a la vez era tan satisfactoria que hizo que de la nada empezara a reírme durante unos largos minutos. Al momento comencé a sentir que todo daba vueltas, los arboles delante mío empezaban a difuminarse y mis manos empezaron a aflojarse de las riendas del caballo, y me desmaye.
Comencé a despertarme desorientada pero con la sensación de que todo lo que había pasado ya no estaba, toda aquella satisfacción que me habían dado aquellos sentimientos había desaparecido.

-por fin a despertado mi señora- dijo una voz al fondo

Di un salto y me puse en guardia con la espada en la mano y me gire hacia la persona que se encontraba agachada alado de un cuenco de agua. Al girarse comprobé quien era, Mike, un joven de las cortes, tenia la edad de mi hermano y siempre me había parecido muy apuesto, había crecido con nosotros y hace un par de años decidió entrar a la guardia real, desde entonces no había vuelto a verle de nuevo, no directamente como antes, de vez en cuando paseaba con mi hermano e iban a exploraciones juntos.

-¿Mike?- dije corriendo y abalanzándome sobre el

-jaja, si soy yo, estaba fuera cuando vi todo lo que estaba ocurriendo, sabia que acabarías saliendo, así que decidí esconderme hasta que pudiera encontrarme fuera contigo, pero no esperaba encontrarte desmayada en el suelo- dijo preocupado

-estoy bien, creo que solo ha sido por lo que ha pasado, nunca antes lo había hecho, esto es tanto nuevo para mi como para todos- dije soltándome de sus brazos

-ha sido... tan macabro... pero a la vez tan increíble- dijo con una mezcla de miedo y de impresión

-¿sabes donde esta mi hermano? ¿Por eso salías después de su marcha?- dije

-ojalá... no se donde esta tu hermano... solo salía para ver si podía comunicarme de alguna forma con el, por si volvía por aquí, pero nada no hay ni rastro de el... aunque quizás sepa donde ha ido- dijo desilusionado

-¿donde?- dije mirándole

-siempre hablaba de la tierra mística de los libros, en la que había seres místicos y animales que hablaban y de las cuales eran gobernada por cuatro reyes hijos de Adan y Eva, siempre le decía que estaba loco esas tierras dejaron de existir hace miles de años, pero el siempre tubo la esperanza de que allí había algo y que allí encontraría de nuevo a vuestros padres..- dijo con precaución

-las tierras de los cuatro reyes si que están, seguramente despobladas, pero si que están, las tierras no desaparecen, la gente desaparece... el problema es que nunca nadie las ha encontrado, solo aparecen en los libros y si alguien lo ha hecho no ha regresado para contarlo, yo se donde están, pero no se llegar hasta ellas- sentencie

-a su servicio el mejor explorador de la ciudad mi señora, deme un mapa y dígame donde es que están y la llevare hasta ellas- dijo en tono burlón

-deja de decirme "mi señora" nos conocemos desde pequeños y el mapa esta en el caballo- dije riéndome

Saque el mapa del bolsillo de la silla del caballo y lo extendí en el suelo, le dije las coordenadas en las que supuestamente según los libros se encontraban las tierras místicas y Mike trazo un camino hasta un punto que supuestamente se dirigía hacia las tierras. Guardamos el mapa y nos montamos en los caballos de nuevo.

-en marcha, las antiguas tierras mágicas nos esperan- dijo emprendiendo el camino

-es hora de encontrar a mi hermano y las tierras perdidas- sentencie y le seguí

La leyenda maldita: Edmund y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora