La muerte de Ión Cameron

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Morgue judicial de Nueva Orleans, 22 de diciembre de 2012

Constancia de ingreso de un cuerpo en estado cadavérico encontrado en las afueras del cementerio Lafayette a la 01:45 a.m. del día 22 de diciembre de 2012.

El oficial William Shake en su rodada habitual informa telefónicamente a las autoridades del hallazgo del cuerpo de un joven al costado derecho de la puerta principal del lugar y comunica a la guardia forense que en veinte minutos se acerca a fiscalizar.

No hay detalles definitivos de la autopsia clínica al momento de la presente redacción.

En el momento del hallazgo el cadáver no presenta rastros de violencia física, el sujeto de sexo masculino no cuenta con más de dieciocho años de edad por su apariencia física, no posee identificación que pueda acreditar datos personales, lleva un anillo de oro en el dedo índice sin inscripción y una cruz en el cuello, un jeans oscuro, remera azul noche, zapatillas negras, su ropa está completa y sin rasguños , no posee abrigo, haciendo una temperatura de 5 grados centígrados bajo cero al momento de hallar el cuerpo.

Su gesto facial es relajado, permitiendo inferir al médico forense que la muerte puede haber sido causada por hipotermia.

Se observa rigor mortis coincidente con fase dos, rigidez muscular sin respuesta eléctrica o química.

Se observa livor mortis de coloración violácea cárdena, indica que el cuerpo no fue cambiado de posición al momento de la defunción.

Se toma temperatura rectal para inferir algor mortis, el cuerpo lleva sin vida aproximadamente 4 horas, dejando registro de la temperatura en 32.06 grados centígrados al momento de retirar el cuerpo del lugar para ser trasladado a la morgue judicial, en donde se procederá a dar aviso a las autoridades para que se continúe con las actuaciones correspondientes.

Sin más detalles, se ingresa el cuerpo al departamento forense de la ciudad de Nueva Orleans, para continuar con los despachos de oficio habitual. Firma y sello de los oficiantes.

William Shake, Oficial de seguridad ciudadana

Jhon Klark , Ofical primero responsable del cuerpo forense de homicidios

Dra. Katherine Laveau Perry, Responsable de recepción y autopsia clínica en guardia forense

Se hicieron 5 copias de la nota redactada por la administrativa de la morgue judicial. Una quedó pegada en la fría cajuela de metal en la que el cuerpo sin vida de Ión fue guardado en la cámara de frío por directivas de la doctora Perry. A partir de ese día y durante casi cinco años ella velaría por ese cadaver.


<<Horas antes de la muerte>>

Durantes las horas de la mañana de su muerte, Ión, había conocido a Mel Perry, una chica por quién había sentido una atracción sorprendente. Se trataba de ese tipo de encuentros entre dos personas destinados a estar juntos. Algo que sólo puede explicarse mágicamente. Esos encuentros que solo algunos elegidos en el mundo tienen la posibilidad de experimentar.

Ión se había ilusionado con solo mirarla y quería desesperadamente volverla a ver. Se sentía algo raro al pensar en ella y algo se había modificado en él por el solo hecho de hablarle y mirarla a los ojos. Lo que había ocurrido como por arte de magia por la mañana había sido contrariado durante absolutamente todo ese día y todo el cosmos se había interpuesto al reencuentro entre ellos.

La excitación de conocerla, paradójicamente, lo había perjudicado terriblemente, él tenía una personalidad adictiva y sus deseos eran manejados por impulsos bastante primitivos. Conectar con ella por la mañana había afectado su conciencia a un punto extremo y su impaciencia por volver a verla era todo lo que se le ocurría. Salió de la escuela con ansias y se subió a la camioneta de un amigo con el que solía juntarse a consumir, otros chicos iban con ellos ese día.

Estimulado por encontrarla, miraba desesperado por los alrededores de la escuela, tenía pensado en caso de verla bajarse y caminar con ella, hablarle, quedar en algo para las vacaciones, pero nada de eso sucedió y entonces encontró como alternativa para calmar su ansiedad consumir drogas durante todo ese día.

Nada que no hubiera hecho durante ese último año. Consumir había llenado aquel vacio del desencuentro, como llenaba sus espacios de desconsuelo y desentendimiento con sus padres. Aquel deseo insistente y no resuelto de tener algo más con ella esa tarde lo había hecho perderse una vez más. Decidió pasar el resto del día en la casa en compañia de esos chicos, en medio la más triste devastación humana.

Cerca de las ocho de la noche y en un estado irreproducible, sintió deseos de volver a su casa. Su madre viajaba a Italia esa madrugada y quería despedirse, su padre viajaba a Nueva York por cuestiones laborales, él se quedaría solo en vacaciones de navidad y eso a esa altura había dejado de parecerle emocionante. Comenzó a angustiarse, aunque era difícil reconocer sentimientos en el estado de embriaguez y confusión que tenía. Decidió caminar de regreso a su casa lo más rápido que pudo. Quería ver a su madre, se arrepentía de no haber aceptado viajar con ella, quería abrigarse, comer algo caliente, hablar con sus padres sobre su adicción. No quería estar solo en navidad, su cuerpo fallaba, le costaba respirar, casi no podía caminar y sentía miedo.

Pensó en Mel, sentía desesperación por volver a verla, esa misteriosa y preciosa chica que él jamás había visto, parecía una buena opción para mejorar sus hábitos. Ella lo había encantado esa mañana, solo recordar su cara lo ilusionaba.

Sentía muchísimo frío de repente, no llevaba abrigo aunque era invierno, algo en su interior parecía rasgarse, el dolor era indescriptible, quiso gritar, pero la voz no brotó de sus labios. Quiso usar su celular para llamar a su padre pero no lo tenía encima. Caminaba por las afueras del cementerio atajo que le convenía para cortar camino hacia su casa, lo hacía como podía no tenía energías, no había comido en todo el día. Solo había consumido alcohol y un coctel de drogas que ni él recordaba en qué consistía. Su cuerpo colapsó y cayó tendido en el piso. Nadie vio lo que le sucedía, nadie se acercó por el lugar en donde Ión se debatió entre la vida y la muerte por más de dos horas.

Mientras agonizaba pensaba en su padre, en su madre y de repente en Mel que aparecía en su mente como una imagen de ensueño. Esa desconocida se interponía en su angustia, la recordaba sonriendo con ingenuidad y ternura ante sus miradas atrevidas esa mañana. Era dulce y hermosa. Una extraña sensación de felicidad ocupaba su alma con el solo hecho de recordarla en semejante situación de desesperanza.

Un último suspiro ingresó en sus pulmones, una suave y leve bocanada de aire frío llenó su frágil cuerpo de oxígeno, dándole por un segundo esperanzas de volver a andar, pero ya no tenía posibilidad para seguir adelante. Una ráfaga de viento corrió congelándolo todo a su alrededor y el recuerdo de la dulce e ingenua mirada de Mel lo calmó. En medio de semejantes circunstancias intentó en vano volver a respirar. Sus ojos se humedecieron, su mirada se volvió viscosa por la impotencia, comprendió lo que le estaba ocurriendo y aunque hubiera corrido como un loco escapando de su muerte, su cuerpo ya no respondía a ese impulso.

Derramó las últimas lágrimas. Tenía intensión de gritar pero su voz estaba ausente. En ese momento volvió el recuerdo de Mel y algo tibio recorrió su interior, algo lo hizo estremecer, el sentimiento de atracción hacía aquella chica era cálido hasta en esas circunstancias. El silencio lo aturdió, luego un eco, una sombra, sintió con fuerza en su alma la oscuridad infinita de la eternidad, ya no sentía dolor y la angustia al fín se desvanecía. Se adormeció sintiendo una extraña liviandad y percibió por un instante toda su existencia y luego, la nada.

Su vida terminaba sin que nadie pudiera ayudarlo, sin que su cuerpo pudiera pelear contra el efecto del frío, el alcohol y las drogas. Yacía sólo y descompensado sobre el piso congelado en las puertas del cementerio local.

Cinco horas después un policía en su rodada por el barrio lo descubrió. No había mucho para hacer, Ión, estaba muerto.

Después de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora