Ión y Mel

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Cuando volvió en sí, su teléfono sonaba, estiró su mano para atender rogando que fuera Mel, miró la pantalla y su cara se iluminó con una sonrisa, Mel Perry llamando, se despabiló y atendió :

― ¡Recibí tu mensaje, no soy un fantasma!― dijo después, con su voz ronca, se podía notar que acababa de despertar, Mel no podía creer que estuviera llamándolo y que él la atendiera en ese estado.

― ¿Dormías?― dijo ella arrepentida de haber llamado tan tarde, pasaban de las doce de la noche.

―No importa, quería hablar con vos, te llamé antes, ¿qué hacés? ― dijo interesado.

―Acá estoy, la cena duró más de lo normal, una amiga vino a verme y acaba de terminar el gran recibimiento. Esta vez fue distinto, saben que no será fácil que vuelva una vez graduada. ¡Viviré en Nueva York!, ¿te lo dije?, fue un día con demasiadas emociones― Mel hablaba sin parar.

― ¡Mensaje recibido, mucho que procesar!, no soy bueno en todo eso, voy a una cosa por vez, hoy conocí varios detalles de mi vida y mi padre se fue de viaje a lo de su prima en Memphis ―dijo Ión mientras aceptaba que tanta información del futuro de Mel era abrumadora, él necesitaba compartir con ella un poco de tiempo, no entendía cómo la había olvidado y no terminaba de procesar sus propias cosas.

― ¿Querés venir a verme? ― dijo Mel sin entender bien lo que hacía, las palabras habían brotado de su boca casi  sin pensarlas, pero quería verlo.

― ¡Obvio! ―respondió Ión sin pensar, se sintió sorprendido con el pedido, pero  le agradecía, a la vez no entendía a dónde tenía que ir y si estaba autorizado a salir de su casa. Por supuesto que no sería la primera vez que salía de su casa a esa hora y al menos  esta vez era por algo moralmente aceptable. Necesitaba verla, necesitaba salir y caminar, quería saber cómo era que ella sabía tanto de su vida y él no la recordaba de nada. Eso rondaba en  cada uno de sus pensamientos desde hacía algunas horas.

― ¿Aún vives en Garden District? ― dijo Mel un tanto temerosa.

― ¿Y cómo sabes? ―dijo Ión verdaderamente  extrañado, sintiendose observado. Volvía de la muerte, no tenía padres y esta chica sabía todo de él. Su cuerpo se estremeció, y por unos segundos le fue dificil respirar.

―Vivimos a seis calles de distancia desde que nacimos o eso creo, solo que vos no te acordás. Nunca me has visto, aunque yo creí notar que me mirabas alguna vez hace algunos años.

―Dame tu dirección, voy a ir a tu casa y vas a sacarme de esta maldita duda que me está enloqueciendo ― dijo Ión convencido, él había recordado el último día de su vida, pero eso eran veinte minutos en dieciocho años y  no entendía por qué ella conocía todo de él.

―Vivo en la casa de la esquina de Julia Street y Church, en frente está el gimnasio de mi padre. ¿Cuánto demorás?

―Lo que tarde en caminar las seis calles, no más de diez minutos,  necesito respuestas y espero que no seas una asesina al acecho.

―Soy tu vecina de toda la vida y no he asesinado a nadie, ¡todavía! ―dijo Mel sonriendo nerviosa, pensando en que volvería a verlo.

Ión no se demoró mucho en arreglarse, buscó una campera entre su ropa de rescatado, nada le convenció, parecía ropa de otro siglo. Abrió su antiguo placard, algunas situaciones de su adolescencia se colaron en su cabeza al ver sus prendas guardadas, tomó su gamulán de gamuza y corderito marrón que una vez le había regalado su mamá, y algo volvió a doler en su cuerpo. Pero ahora solo le importaba ver a Mel y ese gamulán podría ayudarlo esa noche, se lo puso, se roseo con el perfume que usaba en el 2012 que estaba recién empezado, con un olor un poco más agrio, pero era su CKfree de todos modos y salió de su casa. Llevó el celular y las llaves en la mano.

Después de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora