Diecinueve

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Onew estaba sentado en una silla. Miraba a un punto fijo perdido en sus pensamientos. Habían pasado unos días desde que se enteró de que TaeMin había dejado su herencia. A pesar de que se había negado y estaba en un punto en el que no pensaba dejar, el menor también, por lo que cedió a TaeMin. Aún se sentía avergonzado por aceptar tales cantidades de dinero por parte de él. Pero lo único que le quedaba, era esperar y rezar para que un corazón llegara a tiempo.

- ¿Listo? - llegó Kibum, sacándolo de sus pensamientos, llevaba en su mano un pequeño moño negro para Onew.

- No - lo miro entrar.

- ¿No? ¿Ya no quieres hacerlo? - pregunto asustado Kibum.

Onew río un poco - No, es todo lo contrario... Estoy tan feliz que creo que iré al infierno -

Kibum se quedó en silencio unos segundos.

- ¿Por qué lo dices? -

- Terminaré haciéndole daño - bajo la mirada hasta el moño - Aun sabiéndolo, lo echo de menos. Quiero estar con él todo el tiempo, tocar sus manos - miró a Kibum el cual lo escuchaba atento - Lo que ahora me hace feliz, lo hará sufrir a él más tarde -

- Jinki - Kibum susurró, pero no evitó que Onew siguiera hablando.

- Pero es algo que no puedo evitar... Definitivamente iré al infierno -

Kibum dejó caer una lágrima, pero se la limpió enseguida.

- ¿Acaso está Dios ciego? ¿Acaso no tiene conciencia? - abrazo a Jinki de un de repente.

- Kibum - le correspondió el abrazo.

- Jinki no tengas miedo de ser feliz - lo estrujó en sus brazos - Él te está llevando consigo, ten por seguro que entenderá -

Jinki cerro sus ojos, dejando caer unas cuantas lágrimas.

Ambos se separaron y se dedicaron una tierna sonrisa.

- Promete, que serás feliz y no tendrás miedo de demostrar tus sentimientos - sonrió - dense momentos para recordar siempre -

- Lo prometo - río Onew.

- Bien, es hora - dijo y le coloco el moño en su cuello. - ¿Listo? -

Onew se puso de pie junto con Kibum.

- Listo –


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Jugaba con sus dedos y movía su pie nervioso. Estaba parado frente a todos, justo debajo de un arco de ramas adornado con flores, que Kibum había hecho para ese día. Volteo a ver a sus amigos que estaban parados y le sonrieron para calmarlo. Chanyeol, Seulgi, Kibum y WooYeon estaban ahí. Del otro lado del camino, dividido por el verde pasto y unas flores de un color azabache, estaban Timoteo y Kai, hablando entre ellos.
Todo había quedado muy bonito y le agradecía a Kibum por ofrecerse a adornar. Y se notaba, había puesto demasiadas flores, por todos lados. Pero eso solo le daba un toque más romántico.

- Ahí viene -

Escuchó el susurro de Chanyeol e inmediatamente subió la mirada.

Ahí estaba, TaeMin. Con un hermoso traje negro con detalles plateados a los costados. Iba sosteniendo el brazo de Minho. Y cuando las miradas de los Lee se toparon, sonrieron torpemente.

Sin Querer - OnTae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora