Capítulo X. -La cripta de los criminales.

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Los recuerdos perdidos me infectan la poca carne que habita dentro de mis huesos. Era violenta y tosca la verdad, pero eso es lo que somos. ¿No? Simples niños que corren a la orilla del abismo.

Hoy me miro al espejo, desnuda, sin las vestimentas de este sucio mundo y reconozco quién soy.

Una mujer, una muy hermosa. ¿Desde cuándo mis ojos negros se volvieron tan tenebrosos? Soy una poeta sin coma y con faltas de ortografía, una absurda que no lee lo que escribe, una sucia que vivía en mentiras hasta sentirse despierta.

Mi torcida mirada apreciaba cada parte de la anatomía de mi cuerpo, las estrellas que hoy desfilaban a lo largo y ancho de mi fúnebre cielo, eran distintas a otras veces. Esta vez sonreían en compañía de la luna menguante.

El Mesías vino para salvarme de mi realidad mental, mi destino era conocerlo. Él cambio mi vida. ¿Cómo alguien sabía tanto de mí? Él conocía mi pasado, mi infancia, mis traumas y mi círculo familiar.

Sólo podía existir una persona con tanta información sobre mi vida. El rostro de una persona se me pronunciaba constantemente en mis memorias; no hay dudas, la verdadera identidad del Mesías ya la había descubierto.

A continuación, mi celular empezó a vibrar.

Tomé mi aparato y contesté.

—Estaba esperando tu llamada. ¿Cómo has estado? —pregunté.

Una pequeña pausa se extendió en la atmósfera, hasta que él rompió el silencio.

— ¡Oh! Ya sabes cómo estoy, siempre estoy feliz, pero hoy estoy muy feliz. ¿Me entiendes? Eres fantástica, Violeta. Tú no eres más que una obra de arte y creatividad hecha por el mismísimo Dios. Soy genial. ¿Verdad? —preguntó con una carcajada acompañada de una inmensa euforia.

Tomé una pausa y respondí. —Eres genial.

Él carcajeó con una gigantesca felicidad. — ¿Sabes? Te enseñaré algo muy interesante que acabo de aprender en la biblia, escúchame con atención. Dios dice en Timoteo 2:11-13. "Que la mujer aprenda calladamente, con toda obediencia. Yo no permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que permanezca callada. Porque Adán fue creado primero, después Eva" —dijo él en medio de sus lunáticas carcajadas.

— ¿Estás entendiendo? —preguntó él con una carcajada.

No respondí, me quedé en silencio, pero seguía escuchando atenta a todas sus palabras.

—Jesucristo dice en Pedro 2:18. "Esclavos, sométanse a sus amos con todo respeto, no sólo a los que son buenos sino también a los que son crueles" —dijo él con una carcajada. En un instante, cesó sus risas y su voz claramente cambio por un tono calmado y pausado.

— ¿Cómo te sientes, Violeta? Ahora que has vuelto, te sientes maravillosa. ¿Verdad? —preguntó El Mesías.

—Me siento muy bien. ¿Cómo te sientes tú? ¿Cómo se siente fingir por muchos años ser un mudo y dar lástima a los demás, pequeño hermanito? —pregunté.

La atmósfera cambió radicalmente entre los dos; se volvió pesada e intensa. El silencio reinó entre ambos.

Hasta que destruí el silencio con mis últimas palabras. —Cuídate, Rake. Gracias por todo...—Al finalizar, colgué.

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