BEVERLY HILLS 90210

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Al día siguiente me desperté escuchándola meterse unos pases.Eran las nueve de la mañana. No creo que me haya metido pases tantemprano en toda mi vida. Lo loco es que estaba vestida de lo máselegante. Le pregunté por qué hacía eso y me dijo: 

Hoy es mi presentación de fin de semestre, si no me jalo mepongo nerviosa. Además, mi exposición es sobre Freud y la cocaína, eslógico que la haga jalada como estaba él. 

¿Freud? Dentro de mi casi completa ignorancia sobre el tema,sabía que era un psicólogo y que había dicho que el sexo era la base detodo. Pero no tenía ni idea de que fuese periquero. 

Scarlet: la estudiante de psicología de la UCLA que se metepases para no ponerse nerviosa en una presentación. 

¿Y yo no puedo ir a tu presentación? –pregunté coninocencia. 

Lo pensó por un instante, se metió otro pase y lo siguiópensando. 

Me pondría demasiado nerviosa –dijo. 

—¿Cuánta gente habrá en el público? 

—Como cien personas. Son dos salones juntos. 

—Daría lo que sea por verte exponiendo ante toda esa gente.  

Scarlet lo pensó por un rato más. Después dijo: 

Te puedo dar el nombre del auditorio... si entras a oscuras,te sientas atrás, no llamas la atención, ni me miras si te veo, puede queno me afecte. 

Acepté emocionado. Qué mejor manera de pasar el día, viendoa mi Scarlet demostrar su sabiduría en una de las mejoresuniversidades del mundo. 

Me vestí para salir, y estaba por cerrar la puerta cuando vi elestuche de la Colt. Por primera vez en mi vida en los Estados Unidos,sentía necesidad de salir con pistola. Le pregunté a Scarlet si debíallevarla y dijo que me había vuelto completamente loco. 

Probablemente tenía razón. Me había vuelto loco. Pasarme elsuiche y olvidar toda la violencia recién vivida, disfrutar de la PAXAmericana y ser el que había sido hace unos días, sonaba mucho másfácil de lo que era. —Te tienes que relajar –dijo Scarlet–, ya eso se acabó. Estás en California y vas a launiversidad donde nació el movimiento hippie. Nadie ha visto unapistola ahí en toda su historia. 

Scarlet agarró el cigarrillo electrónico y lo llenó de marihuanalíquida. Me obligó a que me arrebatara un poco para que bajara laguardia. Me prohibió darme unos pases para que no la subiera yarrancamos para UCLA. 

La dejé en la entrada de la universidad. Me indicó que buscaraestacionamiento, dejara el carro y después fuera al Frank Hall, junto ala sede principal de la Escuela de Psicología. 

Estacioné a un par de cuadras y fui preguntando y viendo enmapas los nombres de las escuelas del inmenso campus. Confieso quenunca había estado en una universidad gringa y me hizo bien la buenavibra. No sabía que aquí había nacido el movimiento hippie. La verdadno sabía muy bien qué coño era el movimiento hippie, pero sonaba delo más relax. Además, según Scarlet, aquí estudiaron Jim Morrison,James Dean y Shakira. ¿Qué más se puede pedir en la vida? 

Llegué al Frank Hall y entré en silencio. Era un auditoriopequeño, como para doscientas personas. La mitad de las sillas de laaudiencia estaban ocupadas. Me senté en la última fila, como habíamosacordado. En el escenario había una mesa antigua dispuesta con muchasolemnidad. En ella, tres profesores también antiguos, escuchaban a unchamo de veinte años hablando una cantidad de vainas enredadas queno entendí. Detrás, en otra mesa y prevenidos al bate, había cincoestudiantes más, nerviosos, repasando su presentación mientras fingíanque escuchaban la de los demás. 

Las aventuras de Juan PlanchardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora