04┇CUATRO

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| K U C H E L |

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| K U C H E L |

— ¿Sabes? —murmuraron mis labios—. Nunca pensé que tenerte como compañero fuera una idea muy estúpida.

Lo miré rodar los ojos con desgana, mientras salíamos de la simulación. Habíamos ganado un puntaje muy bajo por su culpa y la de su curiosidad. No entendía la necesidad de querer chismosear en una habitación de lencería para mujer.

—La curiosidad, niña. La curiosidad me mató.

—No culpes a la curiosidad. Hazte cargo de tu idiotez.

Miré a mi alrededor, estábamos en una sala de control bajo tierra. La misión era entrar a un edificio con supuestos crímenes de trata de blanca y esclavos. La solución era robar los papeles que afirmaban aquel testimonio y llevarnos los videos que inculpaban a los hombres de aquellos actos, sin contar que también debíamos encontrar a esas personas que estaban en peligro. Nos daban tres horas para cumplir su pedido, pero nunca imaginé que en cinco minutos la hubiéramos liado.

—Te encuentras enojada porque te trabaste en medio del conducto de ventilación —comentó mirando a otro lado.

Un leve sonrojo inundó mis mejillas, ¿Cómo carajos sabia eso? Lo miré para indagar aquel comentario, pero la respuesta me vino sola. En uno de los tantos monitores que mostraban el progreso de los demás, estaba yo tratando de salir del agujero del conducto. El arma de mi cintura y mi cadera se habían trabado. En ese momento me había atrapado los de vigilancia, perdiendo un punto de la evaluación.

—Eso no cuenta —admití.

—Claro que sí —comentó. Se acercó a uno de los programadores de la actividad, con suma confianza—. Una pregunta, ¿Esto es motivo por el cual nos quitaron puntos en una de las estadísticas?

Fruncí el ceño. El hombre observó con cuidado la grabación, causando carcajadas ahogadas a mi compañero. Cuando asintió, su maldita sonrisa de victoria inundaba su rostro al volver hacia a mí.

—No sólo es mi fallo —argumentó.

—Ya no me meteré en tus asuntos y más si estas metido en las misiones —proteste—, así que falla solo.

—Está bien, pero ahora fallamos los dos.

Escuché unas pisadas detrás mío, causando un estremecimiento en todo mi cuerpo. Esos zapatos de charol y esos bufidos atascados en su garganta. Sin duda eran de mi padre y más que aquello demostraba que podía pisarme como una mosca. Me sentía chiquita y acorralada. No sólo eran mis puntajes, si no que eran el honor de mi familia que contaban en estas misiones. Julie y yo siempre quisimos ser artistas y dibujantes, no hacer estas clases de cosas.

— ¿Puedes explicarme qué sucedió allí?

Aquella pregunta bastó para hacerme temblar levemente. Mi padre no era de esos hombres que maltrataban a su mujer o eran golpeadores. Pero prefería una cachetada, que escucharlo con aquella voz potente que dejaba a más de uno sin dormir.

—Kuchel, te estoy hablando.

—Te lo puedo explicar —comenté, dándome la vuelta.

Esos momentos eran en los que el mundo se ponía patas para arriba. Todo era blanco, solo veía a mi padre parado con su ceño fruncido, sus ojos demostraban suma decepción. ¿Qué podía decirle?

—Yo...

—Yo le puedo explicar —añadió el patán que tenía a mi lado. Por unos minutos, su voz parecía una ayuda reconfortante. Como si fuera un príncipe defendiendo a una princesa del dragón—. Sabemos todos que ella cometió un error irremediable... —Mi semblante cambió, de un gesto de alivio a uno fruncido—; algo que podía afectar a su familia y a la mía. También puede afectar a nuestros hijos, si esto saliera a la luz. —¿Qué mierda? —. Pero ella no lo hizo porque quería. Aunque también cuenta como su culpa.

— ¿Hijos? ¿Mi culpa? —La cara de confusión mía y de mi padre eran muy notables.

—Si. Ella nació así de fallada —comentó con una mano en su corazón. Su dramatismo me conmocionaba—. Su hija tiene un gran corazón, mucha cadera y un sinfín de maldiciones... aun así estoy agradecido de tenerla como mi compañera. Por eso mismo, de los fallos se aprende.

—Tienes razón —comentó mi padre con un suspiro pesado. Así mismo me miró y se fue sin decir otra palabra.

— ¿De los fallos se aprende? —pregunté mirando al joven moreno.

Por un momento no me pareció detestable. Es más, su tez blanca y ojos verdosos fueron lo que me llamaron la atención. Nunca lo había visto tan de cerca y con tal mirada.

—Sí. Hoy mismo aprendí una cosa. —Alcé una ceja, esperando a que continuara—. Que estas muy gorda para pasar por el conducto de ventilación.


Pain ❥ᴋᴜᴄʜᴇʟ ᴀᴄᴋᴇʀᴍᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora