10┇DIEZ

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| K U C H E L |

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| K U C H E L |

Al abrir la puerta, una emoción recorrió mi cuerpo. La persona que más añoraba cada día se encontraba frente a mí, con una sonrisa reconfortante. Su maquillaje seguía igual de delicado y su rostro parecía más rejuvenecido. Sólo había pasado un año desde que me había ido de aquella isla, lo suficiente para que un estomago grande, le llame la atención a la asiática.

— ¿Cómo me encontraste? —pregunté de forma pausada.

Seguía sin creer que estuviera en carne y hueso. Pensé que ella creía que estaba muerta o algo por el estilo. Mi cuerpo recordaba el agua salada hundirme como una bolsa de rocas. Eso me causaba un temblor en todo mi cuerpo.

— ¿Cómo...?

— ¿Me dejarás entrar o tendré que tener el interrogatorio aquí afuera?

Trague duro, mientras asentía. Me hacía a un lado dejándola pasar a mi humilde morada. Estaba vestida como una secretaria, con guantes en las manos y papeles bajo el brazo, sin contar la cartera que llevaba en su hombro. Tenía un peinado de coleta, dejando que su mentón en forma de corazón llamara la atención.

—Vine porque debo decirte algo —comentó, al recorrer la mirada por mi pequeña sala.

Pensé por un momento que me abrazaría, preguntaría de cuántos meses llevaba y cómo estaba en estos términos luego de salir del fondo del mar. Pero, se veía que la situación que ella trataba de decirme, era mucho más importante.

— ¿Qué sucede?

Normalmente iba al grano, tampoco me gustaba titubear ante las informaciones esenciales, pero tenía miedo a que respuesta podía darme. ¿Sabía qué me había juntado con Frank?

—Me asignaron al área desconocida, junto a la herencia de la Elite. Pocos lograron entrar en aquellas áreas sin correr el riesgo de una muerte —murmuró con un suspiro—. Todos los planes que temíamos, acerca del libro, los estaban elaborando desde hace años. Las enfermedades, las bacterias, las muertes... todas y cada una de las catástrofes que ponían el mundo en controversia, lo provocaban ellos. Tienen ideales muy extraños y se rigen de la antigua ley sectaria. Es muy turbio todo, por eso mismo necesito que sigas todo al pie de la letra.

Prosiguió a sacar un libro de su bolso, con la tapa: "El oráculo". Se debió dar cuenta de mi cara confundida, por lo que lo abrió y quitó una hoja que se encontraba pegada a la tapa.

—El libro... —murmuré asustada.

—Hay una guerra interna —comentó—. Necesito que lo escondas. Te están buscando a ti y a Frank, junto a otras personas que están en contra de sus decisiones. Si llegan a saber que te ocultas en esta ciudad, habrá una guerra de verdad. No podrás imaginar los aviones y todo el cargamento de bombas y armas químicas que tienen. Piensan que ustedes están igual de armados y desconozco los motivos. El tipo que manda Hiddark es un loco, y hará cualquier cosa para mantener callada a toda la sede, hasta matar a todos si hace falta con un show de tercera guerra mundial. Están creando algo más grande, que no podemos averiguar para qué necesitan a la Élite. La vida de todos está en peligro, más si tenemos contacto con otras personas ajenas al problema, ellos no se salvarán.

— ¿Y si matan a la cabeza de todo?

—La guerra saldrá a la luz de todas formas y lo único que pensarán todos es encontrar ese libro lo antes posible. Hay muchos como él. Nosotros pensamos en armar una mafia aparte, toda la elite está de nuestro lado y también tenemos los aliados de la mayoría de las áreas. Pero sabes que nos pueden ganar en número, los viejos están acostumbrados a la vieja regla, hasta mi madre no piensa abandonar Hiddark por la Elite. Piensa que vamos a fracasar, me hizo odiarla por aquella decisión.

—No pensé que tu madre nos tiraría así, la verdad.

—Ni yo, pero prefiero cambiar estas leyes e imponer nuevas. Necesitamos cambiar todo esto y guiar a los paramilitares con ideales que no ofrezcan una destrucción.

— ¿Y Frank sabe de todo esto?

—Él lo planeó años atrás, sólo es cuestión de segundos que la bomba estalle. Trata de cuidar a los dos polluelos que tienes dentro tuyo, no dudarán en ir tras de ellos. Lo mismo podrán hacer con los míos, si se enteran.

Tragué duro, mientras pasaba ambas manos por mi estómago. Pensar que mis bebés estaban metidos en todo este lio, me dolía.

—Me había prometido que dejaría todo esto...

—Si lo dejaba, Isaac y Kenny actuarían por si solos. Ambas sabemos que Frank no dudará en meter sus narices para ayudar.

Suspiré sentándome en la silla. Me sentía sofocada por toda aquella información.

— ¿De cuánto estas? —preguntó con una leve sonrisa.

—Ya llego a los nueve meses, ya los quiero tener en mis brazos. Es mi deseo.

—Nunca creí verte tan gorda —opinó.

Aquellas palabras, hicieron que el recuerdo de Frank se avivara en mi mente. Cuando hablaba de mi gordura, me contó que era para llamar mi atención y que pudiera notarlo sólo a él. Y, para variar, lo había logrado con odio de por medio.

— ¿Cuándo tendrás los tuyos? —pregunté. Ella sabía cambiar de tema a la perfección—. Me gustaría saber cómo los llamaras.

—Isaac dice si es niño será Zack. Por otra parte, si es niña la llamaría Rin.

—Pensé que sería Sang Rim —comenté.

—Mi madre me dio ese nombre con obligación, pero prefiero hacerle honor a mi padre.

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Pain ❥ᴋᴜᴄʜᴇʟ ᴀᴄᴋᴇʀᴍᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora