06┇SEIS

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| K U C H E L |

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| K U C H E L |


— ¡Quiero unirme a ellos! —exclamaba un joven.

Con Frank veíamos al joven que era sacado a rastras de la isla, a través de una ventana. Cuando estuvimos a punto de querer entrar a la sala, un chico de nuestra edad se había adelantado, sin siquiera fijarse que estábamos nosotros u el personal de limpieza. En su rostro se mostraba la necesidad de querer descubrir los secretos, no era el único que había caído en las redes de lo prohibido. Desde la habitación que logramos entrar para escondernos, se escuchaban sus gritos de auxilio. Era subido en un pequeño barco de carga, donde traían suministros del continente cercado.

Miré a mi compañero con alivio, tristeza y miedo. Si hubiéramos entrado en aquella sala sin habernos percatado de las cámaras y la seguridad que mantenía todo ese pequeño pasillo, estaríamos nosotros en aquel bote, yendo hacia un único destino...

El fondo del océano.

Las personas que eran traídas desde afuera, no podían elegir una rama superior a la legión, era algo que ni siquiera la Elite quería. Las únicas cosas que podían tener era ser profesores de aquí, sirvientes leales, ayudantes de las misiones y más que nada entregar tu corazón en este lugar. Sólo los dotados y los que tengan una lealtad superior e inexplicable pueden ingresar, sin contar que pasan una serie de pruebas para lograrlo. Según rumores que se esparcieron días después de su ausencia, su hermano había logrado entrar al área desconocida.

Nunca olvidaré el momento que Frank había agarrado mi mano, entrelazando los dedos con suma delicadeza. Me había comentado que odiaba ver esa desigualdad, no quería que todos estuviéramos encerrados, como perros listos para jugar a matarse entre ellos. Era una competencia de vida o muerte, más para la Legión que se enfrentaba a mafias, misiones altamente peligrosas y la necesidad de aumentar el puesto para tener tu lapida asegurada.

Porque así era esta mafia, no eran como las que pasaban en la televisión. Si no luchabas y mostrabas que podías, te mataban o tú mismo eras capaz de hacerlo por el honor.

Días después retomamos la idea de infiltrarnos en aquella sala. Esos días eran los que se conocían como "alertas rojas", en donde los superiores tomaban el deber de presentarse en dicho continente a ver lo que sucedía. Aprovechamos ese momento que se producía una especie de reinicio de sistemas.

—Son muy inteligentes.

Luego de su comentario, lo vi suspirar el jadeo que tenía retenido. Habíamos corrido todo ese pequeño pasillo sin llamar la atención de los sensores de sonido. Utilizamos algunas hormigas para que el sistema de las cámaras se apague unos segundos.

— ¿Las tropas? —pregunté presionando mi costilla. Me dolía horrores. Al verlo asentir, proseguí—. Debemos apurarnos, o nos llevaran a los laboratorios para jugar con nuestros órganos.

—Venga.

Lo vi correr hacia una de las bibliotecas que había en el salón. Viéndolo bien, era bastante amplio el lugar. Una mesa redonda ocupaba todo el centro, adornado con un pequeño árbol de flores de cerezos la madera. No podía ignorar el detalle elegante de la madre de Julie. Dejé de recorrer con mi mirada todo el aspecto de la sala, para empezar a buscar en los libros alguna información valiosa.

Muchos títulos eran poco coherentes, tenía toda una hilera de diferentes idiomas y las traducciones de algunos daban pena. Un libro con tapizado negro me llamo la atención. Mantenía la palabra "cuatro" de título con una tinta extraña. El índice mostraba palabras desordenadas, como una especie de juego y sus respectivos números.

— ¿Crees que estas traducciones sean erróneas? —pregunté.

—No lo sé. Pero encontré algo de la familia del joven —comentó mirando unas hojas—. Al parecer su familia es de clase alta y famosa. Su hermano y él son americanos. Los encontraron tirados cuando tenían dos y tres años en una granja abandonada en plena misión: "desertor" del grupo australiano. Un caballo siempre les traía unas manzanas, por lo que sus encías estaban todas lastimadas y sus cuerpos no aguantaba dos días más en esos términos.

Bajé la mirada ante su historia. Mi interior se apiadaba de aquellos jóvenes.

—No dice mucho. En las demás hojas muestran sus exámenes psicológicos, alimenticios, registros de salud y medicamentos.

—No sabía que la Elite necesitara tantas cosas para solamente dos personas.

—Pero lo extraño es que estas hojas estaban a mano y las demás no —murmuró buscando más hojas iguales.

Miré mis manos, se encontraban con aguantes al momento de pasar cada hoja. Sabía que ahora era un trabajo muy forzado de escapar de esta sala. No contábamos con plan B.

—Aquí están los resultados de la prueba —comentó, elevando dos hojas.

Alcé una ceja, esperando su especificación.

—Las psicológicas, la de hace unos días. El chico se llamaba Dylan Hawking y su hermano Cristian —comentó pensativo.

—¿Qué sucede?

—Su hermano tiene una obsesión y curiosidad con la biología humana, mientras que él tiene un trauma u obsesión con la vida. Quería crear un suero en donde la vida sea eterna y en donde nuestra mafia no pueda perecer durante décadas.

—Y a la elite no le gustó eso —murmuré.

—No. Pero a la rama desconocida, les encantó.

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Pain ❥ᴋᴜᴄʜᴇʟ ᴀᴄᴋᴇʀᴍᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora